Columna a cargo de Paula Laure(1)

Quienes me conocen, saben acerca de mi recorrido por Estación Chapadmalal y Batán. Casi diez años de transitar la Comarca y compartir con su bella gente desde mi lugar de desempeño profesional en la escuela Primaria 60 y en la secundaria 9.

Durante el 2020/2021, Trama Educativa me convidó con esta exquisita posibilidad: la de escribir en su espacio. Entonces me anime a compartirles un pedacito de mis vivencias, un poquito de mi “sentipensar” como Trabajadora Social y Docente.

Hace  unos meses algo en mi anunciaba como un cierre de etapa. Algo indicaba que era tiempo de descubrir otros escenarios  dejando ciertos espacios para empezar a ocupar otros, de permitirme nuevas experiencias.

Y así fue. La oportunidad irrumpió, movilizó e invitó a tomar una decisión.

Esa decisión que te pone en la disyuntiva, en un debate interno, que te genera sentimientos encontrados entre la nostalgia que te nace por lo vivido, por el arraigo y la fuerza del desafío que te provoca aquello nuevo por descubrir y conocer.

Seguramente les haya ocurrido… irse de un lugar, despedirse de un sitio, de su gente, sus rutinas, sus caminos, sus rituales.

Un fin de mes, un fin de agosto, un final de invierno y una despedida.

Un inicio de mes, un setiembre asomándose, un despertar de primavera y una bienvenida: Estaba llegando a la escuela secundaria 68 de Laguna de los Padres.

Un nuevo espacio por habitar y habitarme, por descubrirnos mutuamente.

Se dio el encuentro, la presentación, la llegada y el recibimiento.

Así dio comienzo una nueva historia, otro guion por escribirse, nueva letra por nacer, generación de saberes desde el propio hacer.

Cómo no pensar entonces en ellos y ellas: los y las jóvenes estudiantes que dan sentido a nuestro “qué – hacer” y con éste nos interpelan en el cómo, cuándo, dónde, por qué, para qué y con quién hacer para que nuestra escuela cobre sentido.

Sí. Para que se elija quedarse en ella, para que los encuentros sean significativos, para que de éstos renazca la oportunidad, surja la inquietud, conozcamos el mundo, lo cuestionemos, problematicemos y reflexionemos juntos, con otros y otras que nos permitan reconocernos y construir nuestra identidad y a partir de ese encuentro dar lugar a esa necesaria otredad.

Y pienso en ellos y en ellas porque son nuestro principio y fin, nuestro antes, durante y después. Los y las estudiantes son nuestro motor de búsqueda. Y las y los docentes imagino, deseo y anhelo seamos para ellos y ellas inspiración de transformación, idea ésta compartida entre muchas otras que nos ofrece el filósofo contemporáneo Darío Z.

“Entre despedidas y bienvenidas” intenta poner en cuestión esta inigualable tarea que tenemos en esto de Recibir, alojar, acompañar y sostener. Porque no sólo se trata de ir a buscar, de recuperar y re vincular a quien por diversas razones dejó de habitar el espacio escolar. Se trata de todo esto y más. De pensarnos en ese momento del recibimiento. De un nuevo comienzo. De abrir las puertas de la escuela y con ellas los abrazos de quienes estamos allí esperando para acompañar procesos, para entender los tiempos, para ofrecer distintas opciones, estrategias y propuestas de tal manera que los aprendizajes sucedan.

Bienvenidas en las que la forma, el contenido y hasta lo no dicho comunica. Facilita o dificulta. Es coherente con lo discursivo o por el contrario opera “como si”.

Para pensar-Nos…

Mi llegada, mi bienvenida no puedo escindirla de la llegada de las otras personas y de las bienvenidas que ofrezco y ofreceré.

Las y los docentes estamos convocados a ser diseñadores y anfitriones de bienvenidas múltiples y diversas para que las y los jóvenes elijan habitar la escuela, apropiarse de ella, construirla y transformarla.

¡Siéntanse ustedes bienvenidos y bienvenidas! Este 2022 nos propone un nuevo espacio institucional y territorial que seguramente nos sorprenderá ¿Me acompañan?

(1) Lic. María Paula Laure Trabajadora Social y Docente – MP Nº7372

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