Por Facundo Guglielmone

estudiante de Periodismo Digital – UNMDP

En una esfera socio-económica donde la principal variable que rige en el ámbito laboral es el/los mercado/s, es difícil de imaginar, desde la perspectiva de aquella persona común con los pies sobre la tierra, la búsqueda de otra rama económica fuera de la establecida. O a lo sumo, se podrá pensar en otro tipo de sociedad.

Es de alta complicidad debido a que las variantes que surgen en el pensamiento especulativo de la población se acercan a un tipo de economía alejada de lo cotidiano, y emparentada con “lo informal, lo subterráneo y lo oculto”, características que utilizó María Victoria Deux Marzi (2014) para adjetivar el preconcepto con el que se analiza a la Economía Social y Solidaria, una rama económica definida como alternativa. ¿Realmente es así? ¿Lo que no es igual que el resto, es “informal”? ¿Es por dependencia de la propia economía, o por las condiciones laborales con la que vivimos?

Para la respuesta de estas incógnitas, partimos de una base común dentro de la sociedad: el objetivo de subsistir. Es decir, la constante lucha del día a día para el desarrollo conjunto. Karl Polanyi (1977) segmenta en dos sentidos la significación de la economía: el formal, devenido desde la relación lógica entre fines y medios por el cual se define a la economía a partir de la escasez, y el sustantivo, enfatizado en las relaciones entre los hombres y los medios naturales. A partir de estos, le da definición al concepto economía, según este científico social; así como surgen a su vez otras alternativas, las cuales conviven entre sí. La ya mencionada Economía Social y Solidaria, la popular, la feminista, la colaborativa, la circular, etc. Todas con una misma impronta: devenidas de la heterodoxia, y con el objetivo en común de combatir el capitalismo.

La ESYS y sus concepciones

Ahora bien, que la lucha ante la rama capitalista no cree especulaciones extremistas sobre la Economía Social y Solidaria y su estructura. Tal como afirma Quijano (2002), al señalar “la existencia de un imaginario común ‘anticapitalista’, que se opone tanto al capitalismo (y en particular a las posiciones dogmáticas sobre la posible y deseable existencia de un mercado total y autorregulado), como a la propuesta de estatización y control estatal absoluto, formulada como alternativa al capitalismo”. Lo que propone este tipo de economía se basa en la práctica laboral con un mayor grado de implicancia en las relaciones sociales, priorizando la igualdad, la horizontalidad, la sustentabilidad y la solidaridad. Es no-capitalista, no anticapitalista.

Siguiendo esta línea, la ESyS marca un equilibrio entre la economía mercantil y la economía estatal, pero en eso nos enfocaremos luego. Lo que sí debemos decir, es que el fin es el mismo: satisfacer necesidades, pero aportando una mayor cuota social por encima de la capital. O, hablando mal y pronto, poniendo por encima a la persona por sobre únicamente su recurso humano dentro del tópico laboral, corriendo del eje principal a la ganancia y ubicando allí la consolidación de una sociedad autónoma entre los integrantes.

¿Qué tipos de empresas forman parte de la ESYS? Cooperativas de producción, cooperativas estatales, empresas recuperadas por trabajadores post quiebra, comunidad campesina, asociaciones culturales como de productores autónomos, talleres y/o emprendimientos familiares crean trabajo dentro de esta economía.

En el interior de las mismas, cada una de ellas organiza su estructura de forma jerárquica y deliberada entre los miembros, por medio de la palabra y el voto. De igual manera, las formas de producción de la ESyS conducen a la competencia de los mercados del capital.

“La perspectiva de construcción de un ESyS da lugar a un programa de acción estratégica para la transición, basado en prácticas articuladas a nivel micro, meso y sistémico con dimensiones sociales, culturales y políticas, que requiere la transformación de una serie de instituciones que una mirada economicista afirmaría que, en tanto no son utilitaristas e individualistas, no son parte del sistema económico (economía de mercado), sino políticas, sociales, culturales, etc.”, explica José Luis Coraggio (2015).

El recorrido de la Economía Social y Solidaria en Argentina

Asimismo, la Economía Social y Solidaria es un fenómeno que atraviesa a propios y ajenos. En Argentina tuvo un pasaje de altibajos, en el que recorrió diferentes etapas de la historia moderna y posmoderna del país. Retornando unos años atrás, las cooperativas y las mutuales arribaron durante los finales del siglo XIX, pero tuvieron que esperar hasta la década de 1970 para recibir las primeras normas y leyes de regulación e institucionalización a nivel nacional. Todo se unificó a inicios del siglo XX en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES).

Desde este punto temporal en adelante, el ritmo de creación de las cooperativas de trabajo y las mutuales aumentó exponencialmente. En ese contexto, la iniciativa era para aquellos que no tenían un salario, conocidos como desempleados.

A estas alternativas, las cuales ya eran denominadas como estrategias laborales, la presencia estatal demoró en llegar. Luego de la crisis del 2001 y sus consecuencias en 2002, se sumaron nuevas políticas sociales que promovieron la conformación de cooperativas como un nexo para asistir y diagramar a los tipos de trabajadores nombrados anteriormente. De esta manera, la ESyS era reconocida como programas y organismos que brindaban trabajo a personas en situación de pobreza y/o falta de empleo.

Una vez transcurrida esta etapa inicial, a partir de 2003, el gobierno nacional llevó adelante un conjunto de políticas de promoción de la Economía Social y Solidaria, en pos de la creación y el apoyo de formas de trabajo asociativas y cooperativas. A su vez, acompañadas de la creación de normativas e instituciones con la finalidad de brindar regulación y protección social, tanto de este tipo de unidades productivas como de los trabajadores que forman parte.

Este conjunto de normas e iniciativas condujo a un aumento gradual en relación al número de unidades de producción de la ESyS creadas durante el período de 2000-2007. En aquel entonces, según María Victoria Deux Marzi (2022), quien se identificaba con la Economía Social y Solidaria, se encontraba más arraigado al sector político social, mientras que aquellos quienes se dedicaban exclusivamente a cooperativas o mutuales derivaban en áreas del Estado dedicadas a la Economía y la producción.

Entre los programas más significativos del período, se destaca por su relevancia sociopolítica el Plan Argentina Trabaja, creado en 2009 como una propuesta para generar trabajo genuino a través de la creación de cooperativas de trabajo, orientadas a mejorar la infraestructura barrial y la calidad de vida de familias vulnerables (Argentina, Res. MDS N° 3182/09).

Actualmente, el conjunto de programas vigentes responde a una importante diversidad de sectores y ministerios creados para su regulación en el camino. Hasta finales del 2021, fueron 85 los programas implementados por esta rama económica, conocida ahora como EPSS (Economía Popular, Social y Solidaria), e impulsados por 12 ministerios diferentes. Algunos de ellos, el de Desarrollo Social y el de Desarrollo Productivo, dos que tuvieron mayor participación. 50 de los 85 han sido elaborados desde 2020 en adelante, a partir de un cambio en el enfoque político del país, y del arribo de la pandemia COVID-19. [Datos extraídos del informe realizado por María Victoria Deux Marzi “Economía popular, social y solidaria en Argentina. Horizontes emancipatorios y nuevas agendas en el contexto post-pandemia”.]

  • Noticias de actualidad relacionadas a programas actuales de EPSS

https://www.argentina.gob.ar/noticias/social-solidaria-y-popular-una-alternativa-laboral-para-los-jovenes

https://www.economiasolidaria.org/noticias/concluyo-en-argentina-el-1er-encuentro-popular-de-economia-social-y-solidaria/

https://www.ruess.com.ar/jornadas-nacionales-de-cooperativismo-y-mutualismo-educacional

https://www.ruess.com.ar/generos-ruess-plataformas-cooperativas-y-feminismo

Éstas son algunas noticias que marcan el presente de las cooperativas y mutuales y su rol en el ámbito laboral -y cultural- de la sociedad demostrando, de tal manera, que la regulación, la formalización y la institucionalización de las mismas a través de las décadas dio sus frutos como alternativa de lo cotidiano. De igual forma, se contribuyó a la creación de un vínculo social e igualitario dentro éstas, partiendo de un inicio en el que estas asociaciones estaban dedicadas para aquellas personas que se encontraban desempleadas, y con un enfoque más emparentado con su bienestar.

Además, el hecho de ampliar el espectro cooperativo a diversos tópicos, por ejemplo, el educativo, ha otorgado nuevas formas de ver el día a día desde la perspectiva del trabajador, aportándole no sólo una causa por la cual ganarse el pan, sino que también valores y principios solidarios, justos e igualitarios. Estos tres forman parte de la filosofía propia de la Economía Social y Solidaria, la cual busca, por medio de prácticas transformadoras, fortalecerse y asentarse como una realidad en un contexto adverso.

La transición a un SESS [Sistema de Economía Social y Solidaria] implica un salto en la calidad y escala de la solidaridad. Supone pasar, en primer lugar, de la solidaridad intra UD (Unidad Doméstica) familiares/comunitarias y emprendimientos económicos (ya sean los microemprendimientos familiares o las grandes cooperativas y asociaciones) a la cooperación y complementación orgánica, conscientemente acordada entre diversas organizaciones de un mismo territorio, sector o encadenamiento intersectorial” (Coraggio, 2013).

De ESYS a EP. ¿O al revés?

A pesar de todo, en Argentina, la ESYS no fue la rama económica que mayor protagonismo e interés tuvo durante fines del siglo XX. En esa época, particularmente en 1989, el propio José Luis Coraggio haría hincapié en la Economía Popular, concepto relacionado a la economía mixta y nombrado en mayor medida a partir de la segunda década del Siglo XXI. También basada en la autogestión, y con el mismo objetivo que la ESYS: La subsistencia de sus integrantes.

Surgida a partir de la exclusión de ciertos grupos trabajadores, los inicios de la EP difieren a la ESYS en cuanto sus atributos propios: unidades domésticas que venden su fuerza de trabajo. A pesar de usar como punto de partida la reciprocidad de sus miembros, se diferencia de la Economía Social y Solidaria la inclusión en menor medida y no tan prioritaria de la solidaridad y la cooperación como comportamiento social.

A través de la obtención de medios de producción más terrenales, las unidades domésticas dependen de llevar a cabo sus propias capacidades de trabajo para llegar al objetivo del sustento. Es por medio de las praxis alternativas que se forman con estas unidades domésticas de la EP, que dan pie a las actividades que se expresan en la ESYS, pero acompañadas de políticas públicas y sociales ya mencionadas (en Argentina). Así, se construye otra economía. En palabras de Coraggio (2015), “la Economía Popular es la base de una Economía Social y Solidaria”.

Mediante este proceso unificador, la Economía Popular y Solidaria plantea la integración del principio de solidaridad, sosteniéndose en el apoyo cooperativo y colectivo, para así mutar a largo plazo a una economía mayormente formal.

Individualmente hablando de la Economía Popular, abarca un espectro amplio de trabajo. Desde una persona que cuida coches, hasta una persona que forma parte de una cooperativa, organización o empresa no recuperada. En un principio, esta rama tuvo un rechazo marcado con el capitalismo, ya que los sectores populares representan a los más vulnerables, la antítesis de los ricos. A diferencia de la ESYS, la cual tiene como fin mutar o variar al capitalismo, la EP busca derrocarlo.

Juan Grabois y Emilio Miguel Angel Pérsico (2015) lo analizan y explican de forma clara y llana: “La Economía Popular es la economía que anda en chancletas […] Es la economía de los excluidos, pues está conformada por todas las actividades que surgieron como consecuencia de la incapacidad del mercado para ofrecer un trabajo digno y bien remunerado como obreros en una fábrica o empresa”.

¿Alternativa o realidad?

Entonces, retomemos a lo que venimos. La Economía Social y Solidaria y sus ramas, ¿son una alternativa o una realidad?

Lo que sí es cierto es que La Economía Social y Solidaria está jugando en condición de visitante: combatiendo al Capitalismo, bajo las reglas del Capitalismo.

Desde su arribo hasta aquí, la ESYS no ha parado de crecer y evolucionar, ya sea en el aspecto político, como el socio-económico. Ha logrado revertir el punto de vista ortodoxo hacia la economía, apuntando el foco hacia el humano y no hacia el capital. Ha conseguido ser una alternativa, pero ¿De forma definitiva? ¿Siempre será una alternativa? ¿O es una realidad que NO permitan que sea una realidad?

En mi opinión, este avance ha llevado a esta economía a ser una realidad, aunque hoy esté ubicada en un punto de transición. Al mismo tiempo, considero que organizaciones como las cooperativas pueden competir en el corto plazo dentro del mercado capitalista, pero con su propia impronta.

La apropiación de uno o varios modos de producción implica la modificación del estilo de vida de los integrantes. A modo comparativo, el modo de producción capitalista rechaza la importancia del bienestar social de quienes la sostienen, lo que da pie al surgimiento de alternativas que SI implementan esto, no sólo como una característica, sino como una filosofía de la corriente.

Del lado de la ESYS, el desafío será llegar al poder respetando los valores que la caracterizan, y proponiendo políticas que amplíen aún más el espectro y la regulación partiendo de la cohesión y el cooperativismo. La competencia está vigente. Las organizaciones pueden competir contra las empresas capitalistas. La Economía Social y Solidaria es una realidad. Y si es llamada alternativa, es por el hecho de meterse en un terreno embarrado llamado capitalismo.

BIBLIOGRAFÍA

Juan Grabois y Emilio Miguel Angel Pérsico (2015): “Trabajo y organización en la economía trabajo y organización en la economía popular”

María Victoria Deux Marzi (2022): “Economía Popular, social y solidaria en Argentina. Horizontes emancipatorios y nuevas agendas en el contexto post-pandemia”

José Luis Coraggio: “La Economía Social y Solidaria (ESS): Niveles y alcances de acción de sus actores. El papel de las universidades”

Mario Schujman (2014): “Introducción a la economía social y un primer abordaje de su confluencia con el tercer sector y con la economía popular, solidaria y las practicas comunitarias”

María Victoria Deux Marzi (2014): “Acerca de la economía social y solidaria como una alternativa en construcción”

José Luis Coraggio (2002) “La Economía Social como vía para otro desarrollo social”

Laville Jean-Louis (2004): “El marco conceptual de la economía solidaria”

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