Por Ezequiel Vivas

Retomo este espacio de lecto-escritura (porque también me leo a mí mismo), a partir de un concepto. El aprendizaje.

¿Qué queremos ser? ¿Qué hacemos al respecto?

En el camino hacia una sociedad sustentable (el cual ya se está transitando, con o sin nosotrxs) hay muchas variantes, todas ellas muy interesantes. El movimiento zerowaste, el movimiento Friday ForFuture, el fomento al consumo responsable. También incluyo en este grupo a las publicidades de grandes marcas que destacan la sustentabilidad y el aporte al medioambiente de sus productos. Esto último, creo yo, es fiel reflejo de que vienen llegando generaciones que se plantan de cara al mundo que quieren ver. Hoy es casi imposible pensar un emprendimiento -o emprendicierto- sin tener en cuenta su impacto al medio ambiente, lo cual me parece digno de reconocimiento.

Entre esa maraña de caminos, a su vez podemos subdividir a cada uno en distintas etapas que llevan a grandes resultados. En particular pensando el compostaje, quienes leen estas líneas habrán visto que a lo largo del camino van apareciendo diferentes personajes. Los que se les complica el concepto de mezclar 50% secos y 50% orgánicos para generar un buen compost, los que creen que tienen que tener lugar, los que tienen lugar y no arrancan, los que arrancan y se les llena todo de olor y moscas, los que quieren lombrices pero no las saben cuidar, los hábiles compostadoresque se vuelven locos y  sus egos empiezan a querer convencer a todo el mundo de que composte, los que buscan el negocio alrededor del compost. Pueden agregar muchos personajes más a esta lista, estoy seguro.

¿Qué tienen en común todos esos personajes? Todos ellos SON (sustentables). Porque buscan, a su ritmo, nuevas formas de relacionarse con la basura. Porque no se quedan en su zona de confort, porque son quienes nos muestran que pensamos que el aprendizaje es intelectual, cuando en realidad es algo que se incorpora haciendo.

Nunca hizo falta que seamos 100% sustentables, de hecho no conozco a nadie que lo sea; lo que hace falta es que vayamos incorporando poco a poco cambios de hábitos. Y en ese poco a poco, no veo forma de equivocarse. Si me permiten más rigurosidad, creo que nos estamos equivocando más cuando cerramos la bolsa de basura con la cara hacia un costado y expresión de asco que cuando intentamos compostar.

Abrazo a quienes ya SON (compostadores), y  que buscan todo el tiempo SER (sustentables)

No dejemos de pensar el proceso de compostaje como un aprendizaje. Eso ya implica ponerse en una actitud de receptividad, contemplación y crecimiento, lugar donde el miedo y la frustración no tienen espacio. Se diluyen las expectativas, la ansiedad de esperar a que esté listo, el miedo a equivocarse. Y porque no querer equivocarse, ya es el primer error.

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