Por José Piergentilli
Pensé muchas maneras de empezar esta columna. Porque tengo más cosas para decir de las que este espacio me permitirá. Entonces según por donde empiece, quizás transmita un orden de prioridades que no coincida, al menos esta vez, con el orden de aparición en el texto. Pero bueno, como en todos los aspectos de la vida ¡hay que tomar decisiones! Así que ahí va.
Estamos viviendo tiempos raros por dónde se los analice. Y cada quién lo hace cómo puede. Por supuesto que lo sanitario y lo económico son las principales preocupaciones. Ninguna de las dos son especialidades mías, así que las dejaré de lado en estas reflexiones, aclarando que hoy por hoy son las urgencias a resolver. Entre las rarezas que nos pasan, hay algunas que creíamos imposibles. Un ejemplo podría ser que todo el mundo, literalmente escrito, esté pensando en lo mismo, en una sola cosa. Otro ejemplo es que durante mucho tiempo, varía según los países o las zonas, pero en todos los casos van muchos días, en que nos toca administrar nuestro tiempo de una manera imprevista. O sea que una primera idea para pensar sería que las cosas imposibles pueden pasar. Y si pueden pasar en sentido negativo, porque no podemos pensar / confiar / ayudar a que pasen cosas que creíamos imposibles, pero en sentido positivo. Intentaré retomar esta idea más adelante.
Este tiempo de paréntesis, este tiempo de tener tiempo, cada quien lo vive de distintas maneras. Por un lado hay mucha gente, demasiada para mi gusto, preocupada por ocuparnos ese tiempo con cosas que responden a sus intereses y no a los nuestros. Pero además cada quien lo vive según sus posibilidades. Definitivamente no es lo mismo vivir con cierta opulencia, tener las necesidades básicas cubiertas ahí nomás, que pasar hambre o frío. Aún así, en cualquiera de esas circunstancias, cada uno tuvo que quedarse adentro. Y en ese quedarse adentro aparece la posibilidad de que no solamente sea de la casa, de la pieza, sino también adentro de uno o de una. Quien pudo, quien pueda, meterse adentro, despojarse de noticieros, de clases virtuales, de video llamadas, de series, películas o músicas, seguramente aprendió cosas. Ese estado de ensimismamiento, ese fluir de la conciencia, ese estado de meditación / contemplación / reflexión, inevitablemente nos lleva a repasos de cosas vividas, duras o felices, nos lleva a tomar decisiones internamente, nos lleva a elegir entre caminos a tomar, a pensar nuestro futuro… en pequeña o gran escala.
Y en esta preocupación por el ciclo lectivo actual, que es otra de las cosas imposibles que está sucediendo, hay demasiado énfasis de todos los sectores por la famosa tríada educativa contenido-alumno-docente, sin que nadie ponga en palabras la cantidad de cosas que habrán aprendido niños, niñas, jóvenes y docentes al momento en que se produzca el reencuentro. Habrás aprendizajes académicos, pero serán los menos. La mayoría de esos aprendizajes habrán nacido del dolor, de la falta, de la reflexión, de la interioridad, del estar en familia, del haber descubierto un nuevo pasatiempo, del administrar su tiempo con libertad, de un libro, de una revista, del saberse feliz con pequeños detalles o gestos.
Mientras venía pensando en estas cosas, nos atraviesa la muerte de Quino. Alguien pensará en este momento ¿qué tiene que ver con lo que estaba escribiendo? Entonces lo voy a expresar con preguntas ¿cuánto aprendimos en esas tiras de cuatro o cinco cuadritos? ¿Cuántas veces nos quedamos pensando a partir de diez o quince palabras en profundos temas políticos, filosóficos, sociológicos o psicológicos? ¿Cuánta información recibimos de la diversidad de organizaciones familiares a través de la de Mafalda, o de la que soñaba Susanita, o la relación de Manolito con su Papá? ¿Cuántas cosas nos enseñó cada uno de sus personajes? Algo fuerte produjo evidentemente, ya que su fama e influencia abarca varias generaciones de innumerable cantidad de países. Y termino entonces, con dos preguntas que retomaré en la próxima columna ¿Los Profes cuentan habrán nacido de la necesidad de relatar nuestra realidad de otra manera? En los tiempos que se vienen ¿habrá que buscar ENSEÑAR los mismos u otros contenidos, de un modo menos académico y más artístico?… quizás sea lo que niños, niñas y jóvenes vienen pidiéndonos hace rato.
El presente artículo refleja la opinión personal de su autor y no corresponde necesariamente a la línea editorial de Trama Educativa