Por: Melanie Mandagarán

Profesora en Historia

El próximo 10 de febrero la ciudad de Mar del Plata vivirá una fiesta. La Feliz cumple 150 años y, como en toda fecha significativa, es una buena excusa para recordar su rica historia. En el presente artículo, repasaremos su fundación en 1874 y el contexto en el que se desarrolló.

La fundación de una ciudad en las últimas décadas del 1800 no era ni una novedad, ni un acontecimiento destacado. Eran tiempos en los cuales Argentina estaba configurándose como un Estado-Nación por lo que la fundación de ciudades y poblados era una forma de establecer un control efectivo de la zona e incorporar esas tierras al sistema productivo.

Muchos historiadores marcan como el inicio del proceso de organización nacional al periodo posterior a la batalla de Caseros de 1852 que enfrentó a Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires, y Justo José de Urquiza, gobernador de Entre Ríos, y que finalizó con la derrota del caudillo bonaerense y su posterior exilio. Un año más tarde, en 1853, se sancionó la Constitución Nacional y, poco tiempo después, se desarrollaron las llamadas presidencias fundacionales: Bartolomé Mitre (1862–1868), Domingo Faustino Sarmiento (1868–1874) y, por último, Nicolás Avellaneda (1974–1880).

En cada una de ellas se fueron construyendo los cimientos del Estado Argentino. Durante la presidencia de Mitre se organizó la Corte Suprema de Justicia, se dictaron los Códigos Penal, Civil y de Comercio y, junto a Brasil y Uruguay, libraron una guerra contra Paraguay que permitió la creación de un ejército nacional. Con Sarmiento, se fomentó el comercio y la inmigración con el objetivo de incrementar la mano de obra y aumentar la producción agropecuaria. En el mismo sentido, incentivó la construcción de vías férreas y llevó a cabo el primer censo poblacional de la historia argentina en 1869, el cual indicó que la población era de un poco más de 1.800.000 habitantes. Pero si hay algo que caracteriza a Sarmiento es, sin lugar a dudas, la educación. Durante el periodo en el que estuvo en el ejecutivo nacional inauguró un amplio número de escuelas que impartieron educación básica a miles de niños, lo que permitió un gran incremento en la alfabetización. Finalmente, en 1874 llegaría el turno de Avellaneda: durante su gobierno se desarrolló la “campaña del desierto” y se estableció a Buenos Aires como la capital de Argentina.

En ese contexto tan cambiante es en el que se funda Mar del Plata. La ocupación de esta geografía tiene una larga data, no obstante fue a partir del siglo XVIII cuando la ocupación del terreno se hizo más fuerte con la instalación de un grupo de sacerdotes jesuitas, Matías Strobel, Tomás Falkner y José Cardiel, en lo que hoy conocemos como Laguna de los Padres y donde aún se mantiene erguida la capilla que los tres padres construyeron. Sin embargo, la Reducción de Nuestra Señora del Pilar duró apenas cinco años y fue abandonada en 1751 por los conflictos que se generaron con los pueblos nativos que habitaban la zona.

Años más tarde, y mucho más cerca del mar, se construyó un saladero y un pequeño puerto cuya función era proveer de carne salada a un grupo de esclavos. No obstante, esta iniciativa fracasó en varias ocasiones lo que hizo que los inversores brasileros vendan las tierras a Patricio Peralta Ramos en 1860, quien provenía de una familia de la aristocracia con raíces en los tiempos de la colonia.

El nuevo propietario tardaría poco más de una década en solicitar al gobierno de la provincia de Buenos Aires, precedido en aquel momento por Mariano Acosta, la creación de Mar del Plata. Así, en 1873 presentó toda la documentación necesaria que justificaba el nacimiento de esta nueva localidad, en ella alegaba que en este terreno había “…un gran saladero, un muelle de hierro, un molino harinero, una iglesia de piedra y cal, botica, panadería, zapatería, una flamante escuela y más de veinte casas de madera y piedra” (Pastoriza y Torre, 2019, p. 22). De todas las construcciones mencionadas, la más memorable es la capilla de piedra: la mítica Capilla Santa Cecilia fue construida en 1873 y nombrada en honor a la memoria de la esposa de Peralta Ramos. Además fue la primera construcción de piedra de la localidad y fue a partir de ella que se delinearon las calles de la ciudad. 

Finalmente, el 10 de febrero de 1874 se aprobó mediante decreto provincial la fundación de nuestra ciudad. Si bien en esos momentos dependía del partido de Balcarce, un lustro más tarde, en 1879, se fundó el Partido de General Pueyrredon y se estableció como cabecera a La Feliz. En los años posteriores, Mar del Plata no pararía de crecer y transformarse en una de las ciudades más importantes de Argentina, pero ese será el tema de los próximos artículos.

Fuentes:

  • Torre, Juan Carlos y Patoriza, Elisa (2019) Mar del Plata. El sueño de los argentinos. Editorial Edhasa. Buenos Aires.
  • Imágenes procedentes de Internet.

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