Por Marcela Esperón, Lic. En Psicología y Docente  

En muchas ocasiones, alguna persona conocida nos cuenta sus padecimientos y nos sentimos “obligados” a decir algo al respecto. El simple y valioso hecho de escuchar no nos parece suficiente y, con las mejores intenciones, devolvemos a esa persona frases como: “Poné voluntad”, “Dale que se puede”, “A mí me pasó y…”. Desde luego que, cada una de ellas es expresada con convicción y gran sentimiento. Sin embargo, no todos pueden hacer aquello que nosotros creemos que es bueno. Simplemente no tienen esa voluntad que se necesita para ello.

   La voluntad es un tema muy interesante en relación a los padecimientos psicológicos. En algunas patologías como la depresión, el trastorno mismo del estado de ánimo ataca la voluntad. En otros casos como la anorexia, la voluntad no se encuentra disponible. Se podría objetar desde luego que, algo del orden de la voluntad es necesario para reponerse o superar algunos de estos malestares psíquicos. La voluntad es necesaria, pero no es condición suficiente.

   Con frecuencia nuestra “buena voluntad” como docentes colisiona con aquello que los alumnos no pueden hacer; esta situación nos genera angustia en muchas ocasiones. En mayor o menor medida nos pregustamos si estamos utilizando las estrategias adecuadas, si hacemos lo suficiente para motivar al alumno. Cuesta un poco aceptar que, en estos casos, no todo  depende del docente y, tampoco, en forma completa, del alumno. Se tienen que producir ciertas condiciones del otro, de su entorno, de su psiquis para producir los cambios esperados.

  Poder aceptar este límite por parte del docente (que no todo queda de su lado ni del lado de la voluntad del alumno), tiene que ver con poder preservarse;  con disminuir la angustia. El cuidado propio, ese que ninguna institución hará por sus maestros, ese que todo docente merece para sí mismo, es el que en su propio reconocimiento y puesta en juego también protege y cuida a sus alumnos.


Ilustraciones por Delfina Lucía Rey, docente y artista plástica

El presente artículo refleja la opinión personal de su autor y no corresponde necesariamente a la línea editorial de Trama Educativa.

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