El investigador del Conicet, Nahuel Farías, especialista en la especie encontrada en las costas bonaerenses, explica sus características y las medidas a tomar ante el contacto con las babosas marinas.

La presencia de una babosa marina que causaría intoxicación en animales domésticos, en particular perros, alertó a los marplatenses las últimas semanas. Nahuel Farías, biólogo e investigador del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC, Conicet-Unmdp) explica que se trata de la especie Pleurobranchaea maculata, conocida como “babosa de mar moteada”.

Los organismos de esta especie se caracterizan por ser de color gris-verde con manchas oscuras, de unos quince centímetros de largo con una estructura respiratoria, denominada branquia, en forma de pluma del lado derecho parcialmente oculta bajo el manto.

El biólogo cuenta que Pleurobranchaea es un organismo depredador y carroñero pero que en ocasiones se alimenta de ejemplares de la misma especie. La babosa de mar moteada se puede encontrar en ambientes subacuáticos desde la zona intermareal hasta los 300 metros de profundidad. Aparecen fuera del agua cuando las mareas los arrastran junto a otros organismos en “arribazones marinos”.

“Toda persona que tenga perros sabe que tienen la tendencia a masticar animales muertos y frotarse en las carcasas de animales en putrefacción cuando se los encuentran en sus paseos. Cuando lo que mastican tiene toxinas, el contacto con las mucosas permite que estos compuestos entren al sistema circulatorio y actúen paralizando músculos que, en mamíferos, lleva al paro respiratorio por parálisis de los músculos intercostales y el diafragma”, detalla Farías.

El investigador indica que las toxinas son compuestos hidrosolubles por lo que no pueden atravesar la piel, su verdadera peligrosidad sucede cuando las mucosas internas o heridas abiertas entran en contacto con fluidos o secreciones de invertebrados que hayan incorporado una alta concentración de estas toxinas. Pero no hay riesgo de intoxicación por contacto y absorción vía piel. La acumulación de toxinas de la babosa es peligrosa en mamíferos con poca masa, como niños y perros pequeños.

Farías advierte que en caso de encontrar una babosa lo ideal es no tocarla y, de haberla tocado, no alarmarse. Hay que enjuagar la parte de la piel que entró en contacto con el animal, en particular las manos, que uno suele llevarse a la boca y ojos. Y en caso de estar paseando con el perro evitar que se acerque.

Medidas de prevención de intoxicaciones por biotoxinasmarinas en la Costa Atlántica:

  • No recolectar moluscos y/o mariscos en las playas para el consumo familiar o para preparaciones caseras.
  • Respetar las disposiciones, ordenanzas y avisos públicos de vedas a la extracción y consumo de moluscos.
  • No adquirir ni consumir preparaciones elaboradas con mariscos y/o algas frescas (conservas, ensaladas, paellas, etc.) en puestos o locales que no tengan habilitación bromatológica.
  • Evitar el contacto directo con medusas y/o babosas marinas, en la playa o el mar.
  • Desde el Ministerio de Ambiente brindan las mismas recomendaciones, a través de la página web del Gobierno: “Se recomienda no tocarlos ni colectarlos. En caso de ser observados en la playa, se debe mantener a los niños y mascotas alejados de los mismos”.
  • Evitar que los niños jueguen y/o consuman accidentalmente moluscos o cualquier otro organismo marino presente en la playa. En caso de que así sucediera concurrir rápidamente a una consulta médica.
  • Evitar que los perros mastiquen y/o consuman moluscos u otros invertebrados de la playa, los que pueden estar incluso mezclados entre macroalgas. En caso de que así sucediera, extraer de ser posible lo que incorporó en su boca, y concurrir rápidamente a una consulta veterinaria.
  • En caso de sospecha de intoxicaciones por biotoxinas marinas, notificar el episodio al área de salud o centro de zoonosis local correspondiente.

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