Integrantes del Conicet estudian la ecología del movimiento de varias especies de aves marinas argentinas y los resultados de sus investigaciones se encuentran disponibles en mapas interactivos accesibles a todo público.
La investigadora Sofía Copello, la becaria Jesica Paz y los investigadores Marcos Favero y Juan Pablo Seco Pon, todos integrantes del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC, Conicet-Unmdp) investigan sobre la ecología y conservación de aves marinas, en particular el Albatros de Ceja Negra y la Gaviota de Olrog. Los resultados de sus investigaciones muestran la distribución de las dos especies en el territorio nacional y están disponibles en la página web del Centro de Investigación Ambiental Geovisor.
Los mapas interactivos se generaron en el marco del proyecto “Fortalecimiento de la gestión y protección de la biodiversidad costero marina en áreas ecológicas clave y la aplicación del enfoque ecosistémico de la pesca”. La iniciativa, llevada adelante por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, permite seleccionar diferentes ítems que se representan en capas y grafican sobre el mapa del territorio nacional información como las características del suelo, el agua, los bosques, las áreas protegidas, la presencia de residuos, indicadores de cambio climático, las actividades productivas y la biodiversidad. En el último apartado residen los datos aportados por el grupo de investigación.
La información puede servirle tanto a un docente de nivel primario o secundario, así como a otros investigadores. Nosotras usamos mucho esa información, incluso contactamos a la persona que la generó y así enriquecemos nuestro trabajo
Sofía Copello, investigadora del Conicet
Copello cuenta que obtuvieron la información para realizar los mapas a partir de transmisores satelitales que se colocan a las aves e indican la latitud y longitud de los ejemplares. Luego, esa información se puede asociar a otras variables ambientales como temperatura superficial del mar, concentración de clorofila, salinidad, o bien a los datos relacionados con la actividad humana como la presencia de barcos, la contaminación por plásticos y la exploración sísmica. Esa información también surge de bases de datos publicadas por otros ministerios. El análisis conjunto de esos datos permite conocer más sobre el comportamiento de las especies que estudian.
Además, llevan adelante el trabajo en conjunto con observadores a bordo de buques comerciales que se embarcan y registran información de qué pasa con las aves arriba de los barcos, pertenecientes al Programa de Asistentes a la Investigación Pesquera del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP). Paz añade: “Es muy importante su aporte porque nosotras con los dispositivos vemos que se mueven, pero no sabemos qué está sucediendo ahí exactamente”. A su vez, el grupo de investigación interactúa con la Secretaría de Pesca de la Nación, que les brindan los datos del monitoreo satelital de los barcos que solapan con los datos de distribución de las aves.
“Me interesa cómo se mueven las especies y como interaccionan con diferentes actividades humanas. Trabajamos principalmente en el encuentro de las aves con las pesquerías comerciales y recreativas. Analizamos cómo las aves pelágicas, es decir que se encuentran en altamar se vinculan con las artes de pesca de los barcos que puede, en ocasiones, resultar en la muerte de las aves por quedar enredados en cables de arrastre, en las redes o en los anzuelos”, explica Sofía Copello.