Por Ezequiel Vivas             

Creo en un compostaje que,
además de transformar mi vida,
además de transformar mis residuos orgánicos,
además de acompañarme en mi camino hacia una vida más sustentable,
también transforma la sociedad que está a su alrededor.

Quiero compartirles que está avanzando un proyecto para que la Universidad de Mar del Plata tenga su propia compostera(s) dentro de sus instalaciones. Espero que en breve se encuentren con esta hermosa noticia y les saque una sonrisa.

Una compostera comunitaria es más, mucho más que un lugar fuera de tu casa donde dejar residuos orgánicos. Es un punto de encuentro. Es energía esperando para danzar al ritmo de la naturaleza. La Energía a la que me refiero tiene forma de tiempo, dinero, pensamiento, esfuerzo físico y, sobre todo, es la alegría de avanzar sobre el mundo que SI queremos.

Detrás de esa compostera que se verá muy bonita en las fotos hay  un grupo de personas que justamente pone su tiempo para cambiar eso que está invisible. ¿Dónde tirás la yerba del mate cuando vas a la Universidad?

Inevitablemente la pregunta se expande. ¿Dónde tiras tus residuos orgánicos cuando no estás en tu casa?

Retomo una palabra. Avanzar. Mi forma de interpretarla se resume con “poner un pie delante del otro en dirección al lugar a donde quiero llegar”.

Esa compostera comunitaria de la Universidad ha dado muchos pasos en direcciones varias, los cuales la fueron llevando a dónde está hoy. Avanzando. Porque no todo es tan simple. Pero así y todo arranca despacito, va sumando energías, avanza.

Los proyectos se alimentan de energía, igual que las composteras.

En relación a esto de avanzar, quiero compartir dos pensamientos más.

Primero:

@vivimasverde produce hoy una de las composteras para balcón que creo que son la mejor solución a quienes tienen poco espacio y quieren compostar. Además reciclan plásticos que de otra forma serían descartados. Cuando miro la estructura que tiene ese proyecto, la energía que mueve y las transformaciones que logra para renovarse y seguir avanzando, veo una especie de monstruo inalcanzable, indomable, al cual parece que nadie más puede llegar. Pero detrás, o a un costado, acompañando a ese monstruo hay un concepto, que es el que lo hace avanzar. Y es que ese proyecto lleva siete años avanzando. Y entonces cuando veo el efecto de avanzar en el tiempo, ese monstruo se hace alcanzable, y la sociedad irremediablemente será mejor si empezamos a avanzar (o a compostar)

Segundo:

Estoy sorprendido con la cantidad de jóvenes (llamémosle coloquialmente centennialls y millennials como para que se entienda a quienes me refiero) que, viviendo con su familia intentan instalar el hábito de compostar en sus hogares. Lo veo por las consultas que recibo y por las charlas alrededor del compostaje en familias. Siempre hay un integrante que pone esa Energía de la cual hablé antes. Dedico entonces unas palabras finales a quienes están en esa situación. Avancen! Pongan un paso delante del otro! Pero también estén atentos! Ese gesto de avanzar NO es violento, no es con una lanza en la mano ni con los dientes apretados. Es más bien un movimiento amoroso y paciente (como compostar). Pueden empezar a transformar SUS residuos en una compostera pequeña, para ustedes mismos. Sostengan el paso, y un día se sumarán las personas a su alrededor.

Y un día, por qué no, veremos grandes composteras comunitarias en esquinas donde antes había pequeños basurales.

Mis deseos de serenidad y prosperidad para quienes siguieron las líneas de esta columna durante estos meses, el año que viene seguiremos dando pasitos hacia la #zonadecompost y hacia otros hábitos sustentables.

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