El estudio de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) recibió inicialmente 4 millones de pesos del Fondo de Innovación Tecnológica de Buenos Aires (FITBA) y en enero de 2024 sumó 50 mil libras esterlinas de la Organización Internacional de Investigaciones del Cerebro (IBRO) y de la Fundación Wellcome, que apoya la ciencia con aplicaciones en salud.

Debido a distintos seguimientos, se sabe que una parte importante de la población que contrajo COVID-19 sufrió de fatiga crónica, falta de aire, dolor muscular, pérdida de memoria y/o falta de concentración durante los meses posteriores a su recuperación. La pérdida de memoria y la falta de concentración son problemáticas neurocognitivas que vinculan a la enfermedad con el cerebro, pero no hay certezas de si este es un problema transitorio o puede derivar en otras enfermedades.

Frente a esto, investigadores de la UNSAM y el Hospital Eva Perón iniciaron un estudio en febrero de 2023 para determinar si las consecuencias prolongadas del COVID están vinculadas con cambios en el cerebro. Además del apoyo recibido por el FITBA, la IBRO y la Fundación Wellcome, cuenta con la colaboración del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires para el reclutamiento de las personas voluntarias.

El proyecto, el cual se titula “Estudio del impacto neurocognitivo del COVID prolongado en habitantes de la provincia de Buenos Aires”, integra distintas disciplinas, por un lado el Centro de Imágenes Médicas y el Centro de Estudios Multidisciplinarios en Sistemas Complejos y Ciencias del Cerebro de la Escuela de Ciencia y Tecnología (ECyT), que se unieron con el Área de Neuropsicología del Hospital Eva Perón. Luego, se sumó la colaboración del consorcio de la Agencia I+D+i y, más recientemente, la del grupo de Neurobiología del Estrés liderado por la investigadora Marcela Brocco de la Escuela de Bio y Nanotecnologías de la UNSAM.

Con estas diversas disciplinas se puede observar, a su vez, la diversidad de fuentes de datos, los cuales incluyen resonancias magnéticas, evaluaciones cognitivas, cuestionarios de síntomas, muestras de sangre y, gracias a la investigadora Brocco, muestras de saliva para encontrar biomarcadores.

Martín Belzunce, director del proyecto original e investigador del Conicet en la ECyT, explicó: “Este financiamiento es para potenciar las capacidades de dos grupos que trabajan sobre distintas áreas de las neurociencias. Para mí, que vengo de la ingenería y del procesamiento de imágenes médicas, es muy interesante colaborar con colegas que vienen de la biología. Poder combinar distintos biomarcadores es clave en el estudio del COVID prolongado y esta nueva colaboración potenciará mucho el trabajo que estamos haciendo”.

Por su parte, Brocco, quien se desempeña como investigadora del Conicet en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas, detalló: “Venimos trabajando en modelos de laboratorio e identificamos una serie de moléculas que se disparan ante situaciones de estrés. Son biomarcadores. Este estudio en curso de colegas de la ECyT es una oportunidad muy valiosa para evaluar si estos biomarcadores en roedores funcionan también en personas que sufrieron estrés por COVID prolongado”.

En caso de que funcione, nuestro panel de biomarcadores será clave para detectar personas en riesgo y también evaluar la eficacia de los tratamientos actuales

Marcela Brocco, investigadora del Conicet en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas

Sobre los avances de este proyecto, Belzunce contó: “Esperamos presentar resultados a fines de 2024, cuando hayamos completado el análisis cuantitativo de las imágenes de las resonancias magnéticas junto con los cuestionarios, las evaluaciones cognitivas y las muestras de saliva y el uso de herramientas estadísticas y de inteligencia artificial para identificar las variables asociadas al COVID prolongado.

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