Por Paula Waldmann, ingeniera pesquera y magister en tecnología de los alimentos.
Hoy en día, la agricultura utiliza el 70% del agua dulce para producir alimentos. El agua es un recurso renovable pero finito, y ante el constante crecimiento de la población mundial, es imprescindible mejorar la eficiencia en su uso para satisfacer las necesidades de todos.
Una propuesta efectiva para lograr una mayor eficiencia en el uso del agua en la producción de alimentos es la implementación de la acuaponía, un sistema reconocido a nivel mundial. La acuaponía integra la cría de peces y el cultivo de vegetales sin necesidad de utilizar tierra, estableciendo una conexión directa entre ambos mediante un sistema de recirculación de agua. En este sistema, los metabolitos excretados por los peces son sometidos a una serie de filtros y quedan disponibles como nutrientes para los vegetales, que los aprovechan para crecer y, al mismo tiempo, actúan como purificadores, extrayéndolos del agua. Como resultado, se genera un ambiente saludable que favorece el crecimiento y desarrollo tanto de los peces como de los vegetales en un mismo sistema de producción.
Dentro de las ventajas de la acuaponía se destacan diversos aspectos beneficiosos. En primer lugar, se logra una notable eficiencia en el uso del recurso hídrico, ya que emplea hasta un 90% menos de agua en comparación con los sistemas convencionales de agricultura. Además, estos sistemas permiten la reutilización de los desechos de los peces, especialmente la materia orgánica, que se transforma en valiosos nutrientes para los vegetales. Otra ventaja importante radica en la producción simultánea de dos alimentos frescos y de calidad: pescado y vegetales en un mismo sistema de producción integrado, fortaleciendo la seguridad alimentaria. Por último, los sistemas acuapónicos ofrecen la posibilidad de desarrollar economías de autoconsumo o comunales, adaptándose a diferentes escalas, desde pequeños hasta grandes proyectos.
En resumen, la implementación de sistemas acuapónicos no solo permite maximizar el rendimiento de los recursos hídricos, sino que también fomenta la conservación del medio ambiente al reducir el consumo de agua y minimizar la contaminación. Además, contribuye al desarrollo económico al ofrecer la posibilidad de producir alimentos frescos y saludables de manera rentable, y promueve la creación de empleo y el fortalecimiento de las comunidades locales.
Fuente Universidad Tecnológica Nacional, Regional Mar del Plata
El presente artículo refleja la opinión personal de su autor y no corresponde necesariamente a la línea editorial de Trama Educativa.