Cuando escogemos una obra literaria solemos tener en cuenta a qué receptor va dirigida, es por eso que encontramos Literatura infantil, juvenil y los Clásicos de la Literatura. Pero también, en mi opinión, existen obras que trascienden cualquier franja etaria, son esos textos que podemos leer en nuestra infancia, juventud y durante la adultez, y en cada etapa vamos a encontrar la magia que nos transporta a ese mundo ficcional, a lugares desconocidos, que nos acerca a personajes extraordinarios, que nos atrapa e invita a conectarnos con nuestros sentimientos. Dentro de este grupo ubico a PLATERO Y YO, novela escrita por Juan Ramón Jiménez (1881-1958). La obra poética del escritor se dividió en tres etapas: Sensitiva, en ésta escribe Platero y yo; Intelectual y Verdadera. Su estilo busca constantemente la belleza, lo puro despojado de todo lo artificial. En las descripciones paisajísticas, lo edilicio no es el foco, la caracterización se centra en la vegetación, los colores, los sonidos…
La novela cuenta la historia de un burro llamado Platero, símbolo de la pureza de la niñez. El poblado en el que se desarrolla está cargado de reminiscencias del autor sobre su pueblo natal. Las alegrías y las penas van entrelazándose en cada capítulo. La descripciones nutren el relato de un modo tan verosímil que nos lleva a recorrer las calles, sentir las penas y gozar los momentos felices.
“Yo me quedo extasiado en el crepúsculo. Platero, granas de ocaso sus ojos negros, se va, manso, a un charco de aguas de carmín, de rosas, de violeta, hunde suavemente su boca en los espejos, que parecen que se hacen líquidos al tocarlos él; y hay por su enorme garganta como un pasar profundo de umbrías aguas de sangre”
A modo personal, quiero contarles que leí Platero y yo cuando cursaba séptimo grado en la Escuela N°3 de La Ballenera, mi escuelita rural amada, y desde ese momento quedó prendido en mí el amor por la lectura; la fascinación por las metáforas que utiliza el creador para describir lugares, sentimientos, personajes; el gusto por los recursos de estilo; el asombro por lo magistral de la pluma de Jiménez.
Aprendí el significado de las palabras ámbar, ocaso, crepúsculo, alba…pero sobretodo aprendí que el amor se ofrece en miles de manifestaciones, que la belleza se encuentra en lo simple, en lo sencillo y que el camino siempre es compartir, por eso hoy quiero compartir mi experiencia lectora con todos ustedes.