María Florencia Santillan es Licenciada en Comunicación Social, y además, fanática de la lectura y la escritura. Siempre tuvo en su imaginario tener un libro para, a través de su relato, comunicar sus experiencias y su forma de vivirlas.

El nombre del libro surge a partir de una noche en la que Santiago Solan, el periodista que la acompaña en su escritura, le comunica a Florencia que se debería llamar Maldita Lisiada. Con ese nombre buscan resignificar la palabra lisiada. Como muchas veces se cree que la discapacidad es una maldición, incorporaron la palabra «maldita» para interpelar a las personas y a la vez incomodarlas.

Presentación de Maldita Lisiada.
Presentacion de Maldita Lisiada en la Facultad de Arquitectura de la Unmdp.

Además de ser escritora, comparte su vida en redes sociales y hace visible las problemáticas que viven las personas con discapacidad. Combina su pasión por viajar con la comunicación: informa a la gente sobre la accesibilidad de los lugares que visita. Recientemente publicó un video en el que muestra lo poco accesible que es Mar del Plata. Su gastronomía, sus paseos de compras y sus playas. De esta manera, además de hacer visible los lugares que no están preparados, intenta motivar a que se cumplan las normativas y demostrar que se deja afuera a las personas con discapacidad del disfrute de la vida cotidiana.

Es una ciudad discapacitante, no está establecido el disfrute ni el ocio como un derecho

Florencia Santillan, autora de Maldita Lisiada.

En sus redes sociales muestra el día a día de una persona con discapacidad e intenta demostrar que ser lisiada no es ni una maldición, ni significa ser un ejemplo de vida. La vulneración de los derechos es una contante para las personas que andan en sillas de ruedas y la gente lo desconoce. Asimismo, muchas personas lisiadas que la siguen encuentran un espacio para compartir sus experiencias y el entendimiento de la comunidad que se formó alrededor de Maldita Lisiada.

Milita desde que tiene 17 años y su búsqueda de visibilizar la exclusión y su activismo feminista la llevó a ser vicepresidenta de la Asociación Civil Empoderar de Córdoba. A través de talleres y brindando información, su objetivo es erradicar la violencia de género. A su vez, transmite conocimientos sobre los derechos de las personas con discapacidad. Llega a un público que no tiene acceso o que no conocen, por ejemplo, lo que es el certificado de discapacidad, o la asignación por hijo con discapacidad, para brindarles apoyo.

En el feminismo no encontró una completa inclusión de las personas con discapacidad. Como activista busca poner en la agenda la idea de que el capacitismo oprime a las personas por el hecho de no responder funcionalmente a una norma de cuerpo. Desde la militancia quiere compartir con el movimiento feminista la urgencia de hablar de discapacidad y cómo se incumplen sus derechos.

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