En Trama Educativa Radio hablamos con Micaela Platania, mamá de la Escuela Especial 515, acerca del reclamo de la institución por un edificio propio. Además, nos explica cómo están asistiendo al colegio actualmente los estudiantes.
– ¿Cuál es la situación actual que está viviendo la 515?
En realidad no es actual, es de hace más de 10 años. Estamos pidiendo tener un edificio porque la comunidad de chicos sordos e hipoacúsicos es muy grande. La escuela se formó en una casita porque teníamos pocos alumnos, hoy tenemos 170 y estamos en un PH. Nunca escucharon nuestros reclamos y con la pandemia pudimos visibilizar mucho más esta situación.
Cuando se retomaron las clases presenciales, al no poder brindarlas ahí, nos prestaron aulas en la Escuela 58. Nos brindaron un espacio, también, en la Escuela 504. Pero no tenemos un lugar propio, ni una sede donde los chicos puedan estar juntos. Están todos separados.
– ¿Hoy los chicos están integrados a otra institución además de asistir a la 515?
No, a la 515 no van. La casita en donde estaba no está habilitada para funcionar como institución educativa. Se trató de hacer todo lo que se pudo, pero sin ayuda no se puede. Mi hijo hoy día va a la Escuela 58. Después de mucha lucha estos años logramos que tengan la jornada completa pero en condiciones paupérrimas. Uno de los grupos de 6 a 7 años están en un lugar que está lleno de artículos de limpieza y ahí mismo estudian.
Jardín está en la Escuela 504, que en marzo se quedan sin establecimiento también, y otra parte en la 58. No tienen comunicación entre sí. No se conocen, no pueden interactuar con otras personas como ellos, con sus dificultades. Por eso pedimos un lugar donde pueda convivir toda la comunidad sorda.
– Recién contabas que fueron al Consejo Escolar, ¿esto fue ahora o hace 10 años vienen teniendo reuniones?
La directora siempre se preocupó por la escuela y para que los chicos estén en un lugar digno. Este año, los papás nos pusimos la camiseta porque estamos cansados y desde febrero que nos manifestamos y vamos al Consejo. No voy a decir que no nos escucharon, pero siempre tuvimos promesas que nunca cumplieron. Nos dijeron que los ayudemos nosotros buscando establecimientos. De hecho, en marzo cerró la escuela del Buen Ayre en Güemes y pedimos que nos alquilen esa, porque ya esta formada para que los chicos puedan ir directamente a estudiar, pero nos dijeron que no porque es mucha plata para nuestros hijos.
Otra respuesta de uno de los establecimientos que conseguimos fue que no querían pagar el monto que pedían los dueños. Mientras tanto, siguen haciendo promesas de que están viendo. Pero todas las opciones que les llevamos son denegadas. Hoy, en septiembre, no sabemos a donde van a ir nuestros chicos porque la Escuela 58 empieza con doble jornada y la 504 se queda sin establecimiento porque no les renuevan el contrato. Así que nuestros chicos se quedan a la deriva para arrancar las clases el año que viene.
– Esto que vos estas relatando de lo que sucede en la escuela, ¿se suma también al recorte en el salario del personal que trabaja con personas con discapacidad?
Si, imaginate que me llevé la sorpresa de que el transportista de mi hijo, que me lo cubre la obra social, me comunicó que no le están pagando. Las terapistas quieren trabajar con nuestros hijos, pero no pueden, porque nadie puede vivir sin cobrar un sueldo. Nos influye todo. Están dejando a las personas más desamparadas sin nada. Nos suman cada vez más problemas.
Nuestro reclamo es que nuestros chicos puedan estudiar. No estamos pidiendo que les regalen algo, necesitan una escuela para convivir como comunidad
Micaela Platania, mamá de un alumno de la Escuela Especial 515.
– ¿Tuvieron algún contacto a través del Municipio, de la Provincia o del Estado Nacional para escuchar estos reclamos?
Del Municipio no tuvimos ninguna respuesta. Las veces que hemos hablado con el Consejo Escolar, una sola vez nos llamaron a reunión en la que no llegamos a nada. Las demás veces que hemos ido, nos hemos plantado. Hace dos semanas sabíamos que había un reunión de consejeros y nos metimos para que nos escuchen. Nosotros vamos a pedir explicaciones y a ejercer nuestro derecho de ser escuchados.
– ¿Y de la obra social respecto al no pago del transportista en tu caso?
Nada. No quiero desmerecer a las personas que están trabajando en las obras sociales, pero ellos no saben qué decirte. Te dicen que podés escribir las quejas en el libro y que no pueden hacer más nada que escucharte. Ellos también están atados de pies y manos, son empleados a los que ponen para escuchar todas nuestras quejas. No tenemos respuesta de ningún lado.
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