Por Nicolás Belmartino
Estudiante avanzado del Profesorado en Historia (UNMdP), Educador en el Museo Provincial de Arte Contemporáneo (MAR). Desde la cátedra de Didáctica General de la Universidad Nacional de Mar del Plata y como integrante del Grupo de Extensión en Innovación Educativa (GEIE), en este contexto actual de lucha por la educación pública comparto mi experiencia como educador en un museo público.
(A lo largo del texto utilizaremos los términos visitantes, públicos y comunidad de manera indistinta, e ilustraremos con ejemplos de la política educativa del museo MAR de la ciudad de Mar del Plata)
“Subvertir una situación significa crear una distancia perceptual del statu quo, una distancia que ayuda a reevaluar y que genera una voluntad de cambio”, (Camnitzer, 2008: 35).
Desde su primera versión en 2009, el docente y artista visual uruguayo, Luis Camnitzer, realiza una obra itinerante llamada “El museo es una escuela”. Esta obra conceptual se exhibe en el frente de los distintos museos que la han alojado con el siguiente mensaje: “El museo es una escuela, los artistas aprenden a comunicarse, el público aprende a hacer conexiones”. La materialidad de la obra es mínima, intencionalmente camuflada a través de la tipografía y estética propia de la institución. En el exterior ha estado exhibida en el Museo Guggenheim de Nueva York, el JUMEX de Ciudad de México, entre otros, y en la Argentina, en el Museo de Arte Latinoamericano MALBA y en el Museo Provincial de Arte Contemporáneo MAR.
Más allá de polémicas que puedan surgir acerca de la palabra “aprender” o la noción de “público”, la obra presenta a cada elemento (museo-escuela-artistas-público) explicitando el juego de roles que existen en la vida institucional. Se erige como una declaración de principios de la cual el museo que presenta esa obra debe hacerse cargo.
“Es por eso que insisto en que la obra pase a ser institucional y no como expresión de mi arte, para que el público pueda exigir una rendición de cuentas si percibe que la institución está traicionando el espíritu de la frase”, (Camnitzer, 2014).
Para Camnitzer, los museos deben ser vistos como instituciones educativas vivas, donde el proceso de aprendizaje es tan importante como el objeto expuesto. El artista propone un enfoque que transforma al museo en un espacio de diálogo y participación activa, donde los visitantes no son simplemente receptores pasivos de información, sino participantes activos en la construcción de significado.
Desde la perspectiva didáctica este enfoque se alinea con la noción de “enseñanza poderosa” de Mariana Maggio, que analiza la búsqueda de empoderar a los estudiantes a través de experiencias de aprendizaje significativas y profundas. Maggio sostiene que la enseñanza va más allá de la mera transmisión de conocimientos y se centra en el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico, resolución de problemas y colaboración. La enseñanza poderosa como concepto, trasciende las fronteras tradicionales de la educación. En su esencia, es un llamado a la transformación, un compromiso con una práctica educativa que va más allá de la mera transmisión de conocimientos. Se reconoce el potencial único de cada estudiante y se esfuerza por desbloquear ese potencial a través de experiencias de aprendizaje significativas y profundas.
En el contexto de los museos, esto implica un cambio en el papel de los educadores, de ser meros transmisores de información a ser facilitadores del aprendizaje que inspiran y acompañan a los visitantes. Así también, esto implica un cambio en la comunidad docente que visita el museo ya que para que estas transformaciones se concreten es imprescindible una participación activa de las personas, en este caso los estudiantes. Espacios educativos no formales como puede ser un museo son ideales para generar experiencias enriquecedoras y perdurables, en un escenario que permite otra relación con el espacio diferente en relación a la escuela.
Es preciso romper con las expectativas rituales de “visita guiada” por ejemplo, donde el rol del mediador es solamente informarnos acerca de las exhibiciones de manera enciclopédica y rígida. Del mismo modo que la obra de Camnitzer pretende un público que exija al museo una profunda mirada educativa, es vital la participación de la comunidad docente. Es el museo una compañía para esas búsquedas de mirar en perspectiva cambiando puntos de vista, pensando nuestras prácticas con un firme anclaje en el tiempo presente, alimentando nuestra creatividad en el tiempo.
Para esta evocación me gustaría utilizar el término de “giro” de IritRogoff;
“En un giro nos alejamos de algo o nos movemos hacia o alrededor de algo, y somos nosotros los que estamos en movimiento, más que el objeto en sí. Cuando nos movemos algo se activa dentro de nosotros, quizás incluso se actualiza”, (Rogoff, 2008:261).
Este giro educacional en el arte se manifiesta con la integración de búsquedas de la educación formal a las posibilidades que ofrecen las nuevas miradas en educación dentro de los museos. Continuando con la lógica de giro, somos las personas que participamos de las instituciones las que vamos a cambiar los paradigmas, a partir de nuevas formas de participación, y no a la inversa. Es preciso apropiarse de que los museos hoy tienen una vocación de alcanzar a la mayor cantidad y diversidad de personas, para que esas nuevas participaciones contribuyan con nuevas miradas.
Cuando comencé a trabajar en el Museo MAR, una de mis primeras impresiones fue como el museo se manifiesta a través de pulsos, como un gran ser vivo que respira a través de la gente que asiste. Como un gran animal, pasa por momentos de silencio e introspección, rumiando tranquilamente. Pero es hambriento de la vida que aporta la comunidad, al instante los grandes flujos de personas pueden generar una gran ebullición, hasta el día de hoy sucede que por momentos el cúmulo de voces en el interior generan un sonido vibrante e inmenso. El ir y venir en distintas franjas horarias se asemeja al respirar, sube y baja esa electricidad en el aire, siempre con las personas como impulso vital. Todos los museos son un poco así, viven a través de la comunidad que se vuelca a participar de la experiencia.
Ese vínculo, museo-escuelas-artistas-público está siempre en constante transformación, absorbiendo los emergentes de la actualidad y reformulándose a partir de nuevas formas de participación. Es un buen momento para aprovecharestos espacios que nos proponen una observación desacelerada, crítica, para aportar desde nuestro lugar a la construcción de comunidad, y para que estas posibles instancias educativas sean nuevos espacios de acción pedagógica.
Bibliografía
– Camnitzer, L. (2008) Didáctica de la Liberación. Arte conceptualista Latinoamericano.Editorial HUM, CCE, CCEBA. Uruguay, Buenos Aires
– https://www.niartenieducacion.com/project/textos
– Maggio, M. (2012) Enriquecer la enseñanza. Buenos Aires, Paidós. Cap. 2 Enseñanza poderosa, 39,64 pp.
– Rogoff, I. (2011). El Giro. En: Arte y políticas de identidad, 2011, vol 4. (junio), 263,286 pp.
Links de Interés
– https://esferapublica.org/arte-y-pedagogia-2/-
– https://www.malba.org.ar/luis-camnitzer-el-museo-es-una-escuela/
– https://www.niartenieducacion.com/project/textos
El presente artículo refleja la opinión personal de su autor y no corresponde necesariamente a la línea editorial de Trama Educativa.