Cada 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales, ecosistemas indispensables para los seres humanos y la naturaleza. Sin embargo, desde 1970 perdieron un 35% de territorio a nivel mundial, desapareciendo tres veces más rápido que los bosques.
El Día Mundial de los Humedales se estableció el 2 de febrero en conmemoración a la firma del Convenio de Ramsar, el cual reconoció la relevancia global de estos ecosistemas y fortaleció el compromiso con su protección. Si bien la primera celebración fue en 1997, fue proclamada como fecha internacional en 2021 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Una definición amplia de humedales incluye los ecosistemas de agua dulce, los marinos y los costeros, así como también todos los lugares creados por el hombre -estanques de peces, arrozales, embalses y salinas-. El punto común es que el agua es el principal factor que controla el entorno y, a pesar de que sólo cubren alrededor del 6% de la superficie terrestre, son el hábitat del 40% de todas las especies de plantas y animales.
El tema elegido para este año se titula “Proteger los humedales para nuestro futuro común”, ya que son unos de los ecosistemas que sufren mayor deterioro y degradación. Se calcula que perdieron 35% de territorio a nivel mundial desde 1970, desapareciendo tres veces más rápido que los bosques, y se prevé que esta tendencia negativa continúe como consecuencia del rápido crecimiento de la población, la producción, el consumo insostenible, el desarrollo tecnológico y el cambio climático.
En lo que respecta a la Argentina, en 1991 se aprobó el Convenio de Ramsar, a través de la Ley N° 23.919. A su vez, se designaron 24 humedales de Importancia Internacional que abarcan una superficie total de 5.687.651 hectáreas. Entre ellos, se encuentra la Península Valdés en Chubut -declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO-; Laguna de los Pozuelos en Jujuy; Palmar de Yatay en Entre Ríos; Lagunas y Esteros del Iberá en Corrientes o la Reserva Ecológica Costanera Sur en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El último sitio designado fue la Reserva Natural Villavicencio en Mendoza.
¿Por qué es importante proteger los humedales?
Más de mil millones de personas -una octava parte de la población terrestre- dependen de estos ecosistemas como medio de subsistencia. Además, desempeñan las siguientes funciones esenciales:
- Diversidad biológica: son hábitats de suma relevancia para especies migratorias como las aves y cobijan a especies amenazadas. Algunos poseen una alta proporción de especies endémicas, es decir, que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo.
- Amortiguación de las inundaciones: pueden actuar como esponjas y permitir que el agua se filtre más lentamente a través del suelo y la vegetación. Algo menos de media hectárea de humedal puede llegar a absorber hasta 5,6 millones de litros de agua de crecida.
- Mitigación y adaptación al cambio climático: los humedales costeros son capaces de secuestrar y almacenar carbono a un ritmo hasta 55 veces más rápido que el bosque lluvioso tropical. Por ende, su destrucción libera gases de efecto invernadero.
- Abastecimiento de agua: retienen y almacenan agua disponible para consumo humano, producción y sostenimiento de la vida silvestre. Cuando se encuentran situados sobre sedimentos y rocas permeables, el agua que retienen se filtra a través del suelo y recarga los acuíferos. Además, al retener sedimentos y nutrientes, muchos actúan como filtros que pueden eliminar sustancias tóxicas de los cuerpos de agua.
- Provisión de alimentos, materiales y medicinas: los productos de los humedales varían desde alimentos básicos como el pescado, hasta la madera de construcción, leña, aceite vegetal, sal, tallos y hojas para la fabricación de tejidos, plantas medicinales y forraje para animales. Además, juegan un papel fundamental como sustento de los peces y de la pesca.
- Estabilización de costas y protección contra tormentas: los humedales costeros sirven como primera línea de defensa contra las tormentas, reduciendo el impacto de las olas; mientras que las raíces de las plantas fijan los sedimentos y retienen nutrientes. En el caso de los deltas, la sedimentación permite la creación de nueva tierra.
- Recreación y turismo: la belleza natural y la diversidad de fauna y flora que poseen los vuelven lugares de destino turístico. En muchos casos, permiten generar ingresos a economías regionales y son sitios de relevancia para desarrollar actividades de educación ambiental.