Por Jennifer Lucchelli Woollands

Licenciada en Historia

Adscripta Graduada Historia Social Argentina (HISA)

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En la primera parte de la columna, se analizaron cuestiones relacionadas a los cambios dentro de la profesión del historiador, la palabra historia y sus dos definiciones, los posibles tipos de historia, más los diálogos entre el presente y el pasado. La idea aquí es afirmar la relación entre el tiempo y la historia, como así también su vinculación concreta con las prácticas de los historiadores profesionales y sus experiencias de posgrado en un momento determinado de sus vidas. Para ello se realizó una encuesta virtual sobre la trayectoria de algunos especialistas de la disciplina. La realidad de los historiadores en la actualidad, no se resume únicamente en una nueva complejidad, esto es, una reformulación de como investigar, el como y el para que. Sino también a su plena convivencia con criticas hacia sus formas de interpretar el pasado. De esa manera, para Marc Bloch “… el tiempo de la historia…es el plasma mismo donde están sumergidos los fenómenos y es como el lugar de su inteligibilidad…” (Bloch: 2001, 58). De allí se deprende la necesidad de la explicación de procesos más generales, que de las duraciones que en nada contribuyen a la labor histórica.

Es un poco más complejo: el historiador y su rol (parte II)

Para Edward Carr, la idea de progreso y proceso estuvieron presentes en las distintas etapas históricas y dependió como un asunto sumatorio de las propias sociedades que la construyeron, de manera similar, que la decadencia y otros puntos. Es decir, que las interpretaciones de los historiadores como sus perspectivas, fueron las que matizaron los datos “objetivos”, los análisis, la duración y nexo entre pasado, presente y futuro (Carr: 1984, 162). Por lo tanto, se produjeron modificaciones en el ejercicio de la profesión “… la interpretación que da el historiador del pasado, su selección de lo importante y de lo significativo, evolucionan conforme van emergiendo gradualmente nuevas metas…” (Carr: 1984, 167). La profesionalización y los abordajes teóricos y prácticos de la labor de los investigadores dedicados a la historia, acompañan a lo dicho con un aspecto relevante: el de la comunicación, dado que indagan temas con sus propios  métodos, publican sus elaboraciones, contribuyen a las miradas históricas en la docencia y formación de programas. Ser historiador implica, en todo caso, un real conocimiento de las temáticas estudiadas, actualizarse frente a las renovaciones de las últimas décadas y su rol ante la divulgación, colegas, y por otro lado, público en general (Noiriel:1997, 169-201).

Es un poco más complejo: el historiador y su rol (parte II)

En los últimos días, se realizó una encuesta a docentes universitarios en torno a su formación de posgrado y aspectos positivos y negativos de aquella etapa. Las preguntas eran las siguientes: ¿Qué cosas cree usted que cambiaron en cuanto al rol del historiador en la actualidad?, ¿Cómo fueron sus comienzos de posgrado? ¿Qué destacaría como tópicos negativos y positivos?, la función del historiador, por último, ¿Recuerda el investigador que más influyó en su carrera? ¿Qué ha tomado de esa persona para su propio ejercicio profesional? En la primera, los encuestados hablaron del impacto en la educación, la preocupación social por la historia y lo difícil de vivir como historiadores en la actualidad. En el segundo interrogante, primó la desorganización de los posgrados y dificultades cercanas, por ejemplo, el pensamiento histórico. En cuanto a la función del historiador, la opción seleccionada fue la que afirmaba la explicación de los procesos históricos en su complejidad, siendo la última pregunta más de carácter personal, dado que mencionaron a los doctores/doctoras en historia que los formaron o bien autores que con sus lecturas los ayudaron. En la parte III se hablará de la historia local, y las representaciones ejercidas por los especialistas en el tema.

Bibliografía:

  • Bloch, Marc. La investigación histórica: teoría y método, Barcelona, Crítica, 2001, Cap.4. “El análisis histórico”, pp. 41 – 58.
  • Carr, Edward. ¿Qué es la historia?, Barcelona, Editorial Barcelona, 1984. Capítulo 1. “El historiador y los hechos”, pp. 147-179.
  • Noiriel, Gerard: Sobre la crisis de la Historia, Madrid, Cátedra, 1997; cap. V: “Saber, memoria y poder”, Pp. 169 . 201.

El presente artículo refleja la opinión personal de su autor y no corresponde necesariamente a la línea editorial de Trama Educativa.

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