En Trama Educativa Radio hablamos con Estefanía Di Meglio, doctora en Letras, investigadora y docente de la Universidad Nacional de Mar del Plata, sobre terrorismo de Estado y Terror en la literatura.

-¿En qué se relacionan lo fantástico y el terror?

Hay algunos autores que dicen que el género fantástico no es un género, si no que es algo mucho más amplio, que es un efecto. Los géneros terror y fantástico se presentan de cierta forma como muy cercanos a esas vivencias en los centros Clandestinos de Detención o incluso en la dictadura en general. Porque se trató de terrorismo de estado y porque, sí nos ponemos a pensar, uno de los adjetivos que se puede aplicar a esas experiencias es el de lo terrorífico o el horror. De hecho, hay muchos autores, en especial los que trabajan terror, que cuentan que ellos los primeros textos de terror que leyeron fueron los testimonios de sobrevivientes de los centros Clandestinos de Detención o incluso los de el “Nunca Más”, sobre todo el que describe la tortura y los tormentos.

Si pensamos en esos textos tiene bastante sentido narrar, o pensar que se pueda narrar, el pasado reciente o la historia del terrorismo de estado a través de rasgos específicos de terror en literatura. Serían como géneros cercanos o que comparten características, la realidad con la ficción. Hay una autora que se llama Mariana Enríquez que dice que una pregunta muy frecuente que le hacen es ¿Cómo puede imaginar esas historias tan terroríficas? Y ella dice, “Yo no imagino nada, todo lo saco de la realidad”.

-¿Esta autora está vinculada con el período de terrorismo de Estado?

Si, ella nació en el ’73 y dice que como está presente la dictadura en sus vidas y como eso, en los casos de los escritores y escritoras, se plasma en sus textos literarios. A veces es como un telón de fondo, simplemente, a través de las consecuencias de la dictadura que ni siquiera se nombra pero aparecen las consecuencias de los contextos de encierro. Esas situaciones que aparecen, a veces más explícitas y a veces más implícitas, atraviesan la producción de todos estos autores.

Mariana Enríquez dice que ella recuerda, no cosas específicas que se hablaba en su casa, si no, lo que no se hablaba y lo que le decían sus padres a ella como “De esta situación no podes hablar en la escuela porque corremos peligro”. Entonces, desde esas infancias marcadas por todo aquello que no se podía decir o por una atmósfera de dictadura, de miedo, de terror, se manifiesta luego en los textos, que no quiere decir que haya una linealidad directa.

-¿Operación Masacre entra dentro de este género?

Si, tiene que ver. Si bien no es de la última dictadura porque es anterior, tiene ciertas cosas que aparecen en la no ficción que luego van a aparecer en los textos de la última dictadura aún cuando sean ficción. Porque sabemos que son novelas, que son cuentos y, sin embargo, aparece la dictadura. Entonces hay ficción pero también hay realidad y empiezan esos cruces complejos entre lo ficticio y lo real. El recuerdo y la memoria, tiene parte de ficción. Puede considerarse como un texto fundacional en cierta forma del cual se van a retomar muchas características y esto del horror está presente.

-En tu mirada crítica como investigadora, ¿qué encontrás en estos textos cuando haces el análisis?

Hay diferentes elementos que forman parte de la literatura del terror y del fantástico como, por ejemplo, cuando agarramos un texto encontramos algo que es típico del género fantástico que es la figura del fantasma. Muchas veces aparecen personajes que no terminan de ser personajes porque, a veces, no tienen voz o aparecen como lo espectral y en realidad el fantasma hace referencia a algo que es bastante del campo de lo irreal pero al mismo tiempo de lo real. Porque sería, en estos textos, la figura del fantasma como figuración de los desaparecidos. Son una figura fuerte, delicada, tratada de esa forma en el universo ficción y aparecen, no sólo como referencia a los desaparecidos, si no, como todo lo que rodea a los desaparecidos. La falta de información, la falta del cuerpo.

Ernesto Sábado mismo, cuando entrega el informe de la Conadep (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), el informe “Nunca mas”, dice esta figura tétrica y fantasmal. Estas figuras tétricas y fantasmales que son las de los desaparecidos. Algo que no está pero que a la vez está y retornan de diferentes maneras.

-¿De qué se trató tu trabajo sobre la lengua y el exilio?

Es un trabajo que hice en el marco de las investigaciones en la facultad sobre lo que se llama la condición entre lenguas que se genera en los escritores exiliados y concretamente la trabajé en la literatura de hijos, que sería la última generación que está escribiendo sobre la dictadura. Lo que trabajé es esto de como los escritores y las escritoras que se exilian siempre se encuentran con una lengua diferente, porque aún cuando sean países hispanohablantes las lenguas son diferentes, los dialectos son diferentes, las historias de cada palabra.

En ese sentido, estos escritores, que trabajan con la lengua específicamente, construyen los textos a partir de la lengua y el lenguaje, entonces esa condición entre lenguas lo que sucede muchas veces es que está asociada con el recuerdo. Muchas veces estos escritores escriben en su nueva lengua pero, aún cuando sea el español, lo que tienda a haber es que surjan palabras del léxico rioplatense o del castellano de Argentina. Surgen esas palabras que están muy asociadas a la memoria y a la historia del lugar. Entonces lo que dice un escritor, un poeta, sobreviviente de los campos de concentración nazi, “El horror solamente se puede recordar y se puede narrar en la lengua materna”. Estas palabras que emergen, que surgen en el lenguaje, en las novelas, en los cuentos, en relatos, en poemas de escritores y escritoras exiliados están asociados con esa historias de exilio, de dictadura, con esa memoria.

-¿Cuál es el impacto que genera esto en el aula?

El tema en general del pasado reciente es algo que a veces surge sin que yo lo nombre en el aula o que lleve el tema específicamente. Por ejemplo, en la última clase de la materia introducción a la literatura, trabajamos un autor chileno cuya producción está atravesada por la dictadura chilena y es un tema que por supuesto los estudiantes lo asociaron enseguida con la dictadura argentina. Pero incluso antes de esa clase, que fue la clase específica de política y literatura, es algo que viene surgiendo y que surge en clases anteriores por esta cuestión de que la literatura es política y la literatura argentina nace junto con la política y con la violencia política.

De ahí el terrorismo y el terror que no se da solamente en la última dictadura, si no, que se da desde los inicios de la misma literatura y de la misma nación. Entonces es algo que es ineludible y que en los y las estudiantes siempre surge y lo asocian con las realidades más cotidianas y con nuestras realidades más cotidianas. Como esto de decir “Hay cosas que siguen pasando, independientemente de cualquier gobierno”, vinculado con los contextos de encierros. La dictadura finalizó, pero hay prácticas que perduran, institucionales o incluso en el aula misma. Siempre está presente de alguna u otra manera porque, incluso los que no nacimos durante la dictadura, también estamos atravesados por las consecuencias del plan neoliberal de la dictadura, de las prácticas institucionales, políticas, más allá de que ahora estemos en otro contexto.

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