-Hablanos de tu formación en la docencia en la Universidad de la República de Uruguay, en el marco de lo que fue el Plan Cóndor en Latinoamérica

Ese es el trabajo que fui a hacer en el marco de lo que se llama “Programa escala docente”, que también tiene la Universidad Nacional de Mar del Plata. Es una especie de beca que cubre la parte de movilidad y transporte y la otra universidad te recibe y cubre la parte de estadía.

Gracias a eso pude ir a hacer esa estancia de docencia, que consistió en una clase en la Facultad de Letras y Ciencias de la Educación, charlas. Y lo que hice, por otro lado, fue entrevistar a diferentes mujeres que fueron ex-presas políticas o mujeres que ahora coordinan sitios de memoria y trabajan en el marco de políticas de la memoria, además de ir a la Marcha del Silencio.

-Mucha gente que está recibiendo la cesantía de sus contratos trabajan en los espacios de memoria en nuestro país. Eso va a afectar directamente a la posibilidad de conocer y revisar lo que ha pasado en nuestra historia reciente

Sí, por supuesto, porque estamos viviendo un momento que va desde la banalización de la memoria hasta el negacionismo, directamente. Entonces, hay una política de ir en contra de esas políticas de memoria que se creía que había consenso y que eran políticas firmes pero, bueno, en ciertos contextos dichas políticas pueden ser fácilmente negadas. Esos discursos se replican y se reproducen, también, en distintos nichos, por eso la importancia de compartir memoria, justamente.

-¿Qué perspectiva tienen los países como Uruguay o en otros sitios de Latinoamérica? ¿O pasa algo similiar a Argentina que avanzamos y de repente no nos ponemos de acuerdo en algo?

Sí, pasan cosas similares, con diferentes intensidades, con diferentes gestos o asideros. Por ejemplo, en Uruguay, lo que me comentaban y noté desde que llegué es que hay consenso en la necesidad de hacer memoria, que es un tema que no se toca. Y está este acuerdo en la sociedad que, a pesar de tener un gobierno de derecha, ya desde el oficialismo se sabe que es políticamente incorrecto ir en contra de eso. Ellos mismos no lo discuten públicamente pero después, lo que sí sucede, es que no financian políticas de memoria que existen y que tienen que ser financiadas por obligación. Hay una obligación por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de que se investiguen los hechos de desaparición y eso en parte sucede por el fallo de Macarena Gelman, la nieta de Juan Gelman, cual fallo hizo que la justicia condenara a los genocidas.

Volviendo a la pregunta, pasan estas cosas de los dobles discursos, en la población hay consenso pero desde la oficialidad, si bien no se discute allá en Uruguay, no se financian. O se reconocen sitios de memoria pero pasa muchísimo tiempo hasta que se inagura. Algo muy simbólico que pasó fue que eliminaron la categoría de Terrorismo de Estado. Entonces, ya el pasado es simplemente un pasado. Por ejemplo, en las escuelas se enseña el pasado pero en el currículum no aparece el concepto de Terrorismo de Estado y ahí están los docentes que dicen que lo enseñan pero se produce esta especie de autocensura. Hasta dónde decir lo que nos dice el Estado y es algo que está pasando acá también.

-Si ni siquiera se toma en cuenta el Terrorismo de Estado, menos se hablará de lesa humanidad.

Exacto, y los docentes me comentaban que ellos sí utilizan la categoría de terrorismo de estado porque así lo fue y porque nunca se pueden comparar los crímenes del Estado con cualquier otro crimen. Usan esta categoría pero también tienen este miedo de que los tilden de cierta forma de adoctrinamiento, porque estamos usando otra categoría que el Estado no la está reconociendo, así que se genera ese dilema en el interior de cada docente y es algo similar lo que nos está pasando a nosotros acá en Argentina.

Creo que las sociedad marca límites, como lo fue la marcha de la Universidad Pública por el presupuesto, pero que esos límites deberían marcarse antes. Como lo fue el 2 por 1: la justicia sí, parecía que había un consenso y hasta Uruguay nos toma como referentes en ese sentido por el jucio a las juntas y los juicios posteriores y por la verdad. Pero a la vez hay que estar todo el tiempo reafirmando esos consensos que a veces son cuestionados.

-¿Hay trabajo entre países? Por ejemplo, que un grupo forense argentino ayude a reconocer cuerpos encontrados en Uruguay

Hay trabajo conjunto pero siempre exigen recursos y, a veces, los recursos no están disponibles. Excede la buena voluntad que hay en las individualidades o las organizaciones más pequeñas. Y también el equipo de trabajo forense en Argentina es fundamental en ese sentido, es otra cosa de la que tenemos que estar orgullosos.

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