Entrevistamos a Miriam Kap, docente de la UNMDP y especialista en didáctica, para conversar sobre el centro en el diálogo entre la enseñanza y el aprendizaje.
—¿De qué se trata la educación híbrida?
Este es un concepto que tiene muchos años, el concepto de hibridez, que lo trabaja Néstor García Canclini un antropólogo argentino que vive en México y él se refería en relación a la hibridez al mestizaje de culturas, las culturas que se van mezclando y que en esta mezcla producen nuevos tipos de intervenciones culturales. Entonces la palabra híbrida que tiene de muchas raíces, se la apropia el sistema de educación a distancia y se la apropia también el momento histórico. Entonces como estamos pensando en actividades de enseñanza y de aprendizaje en distintos entornos, con distintos dispositivos, pero que también ponen en dialogo distintos tipos de culturas institucionales, empezó a llamarse a esta posibilidad de combinación de la presencialidad y la no presencialidad, educación hibrida.
Sin embargo, nosotros podríamos pensar que hay un más allá de la educación hibrida y complejizarla, podríamos pensar que hoy los procesos que vienen el año que viene con estas presencialidades reguladas van a ser procesos combinados. Lo podemos llamar hibrido, algunos lo llamaran anfibio, mestizo, tienen distintos nombres, pero nos vamos a referir en todo caso siempre a esta articulación y a este dialogo entre dos mundos posibles que antes estaban visualizados como diferentes. Hoy entendemos que estos dos mundos pueden producir muchos diálogos y expansiones del conocimiento.
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Ir a descargar— El secretario general de ADUM señalaba en una entrevista que el docente está preparado para ser docente presencial, en este sentido ¿Cuáles son los desafíos que se tienen por delante para que los y las docentes asumamos ese desafío y ese reto que se nos viene en esta idea de lo híbrido?
La docencia se visualiza exclusivamente como el acto de planificar una actividad y dar las clases, sin embargo, todo lo que tiene que ver con la docencia en general, tiene mucha más complejidad, tiene muchas más dimensiones que se involucran en la dimensión política, la dimensión de la explotación, de los conocimiento previos, de los saberes que trae el docente por su disciplina pero también por los saberes propios que tiene la docencia. Entonces en algún sentido lo que dice Pedro es razonable, nosotros tenemos que hacer un trabajo de formación y acompañamiento con estos docentes que están ahora, para poder formarlos en un proceso de diseño de clases y diseño de estrategias de enseñanza que sean rigurosas, que sean perdurables, pero que estén pensadas con mediaciones tecnológicas.
En ese sentido me parece que tiene que haber muchos esfuerzos institucionales y no solo en la Universidad Nacional de Mar del Plata sino en todo el sistema educativo en educación superior, para que los docentes en formación empiecen ya a aprender de estas estrategias y estas novedades que se nos van a imponer. Pero el punto de inflexión es cómo va a ser la formación docente de acá en más, tenemos que hacer un trabajo hacia atrás para formar a los docentes actuales y es cierto que les demanda mucho más tiempo y un reaprendizaje, pero es un desafío.
Creo que también gran parte del desafío es aceptar que el mundo de la universidad tiene una gran ventaja, que trabajamos en cátedras y que las cátedras deben ser espacios de colaboración y que no todo va a estar centrado en la jerarquía del titular, del adjunto y que muchas veces la distribución del conocimiento va a estar de la mano de una inscripto, de un ayudante. Entonces el gran desafío es intervenir estas jerarquías establecidas por las cátedras para dar cuenta del trabajo colaborativo.
—¿La universidad prepara docentes o hay una formación docente para las carreras profesionales?
Hay algunas especializaciones en docencia universitarias, hay algunas maestría que no están ancladas en la Universidad Nacional de Mar del Plata, pero hay maestrías que implican el trabajo de formación profesional docente, hay doctorados también. Pero la verdad es que la Universidad de Mar de Plata hoy tiene los profesorados dentro de cada una de las facultades, exactas tiene, humanidades tiene, económicas tiene, creo que próximamente tendrá psicología. Se está extendiendo y se está amplificando esta necesidad de formación docente porque se empieza a percibir que una cosa es un investigador, otra un extensionista, otra es un docente. Aunque pueden ser la misma persona tomando roles diferentes, pero la verdad que la actividad docente es l una actividad profesional como lo es ser médico, ser contador etc.
—En la Universidad Nacional de Mar del Plata existe la subsecretaría de asuntos pedagógicos que se relaciona con darles herramientas a los profesionales y vincularlos con la otra pata que son los estudiantes.
Dentro de la formación docente hay algunos autores que hablan de esto, pero nadie te prepara para la formación docente y salir a la cancha a dar clases, por más que hayas hecho un profesorado y te sigas formando. Porque lo que sucede en el aula es algo que se va a definir como espacios de indeterminación de la práctica, lo que sucede es lo que te sucede en ese momento y eso siempre es imprevisible y siempre te da la posibilidad de resolverlo de acuerdo a una práctica reflexiva. Entonces cuando a nosotros nos dicen «nadie me formó para esto», lo cual es cierto, tampoco en muchos casos en la presencialidad nos formaron para resolver los problemas de la presencialidad. Como docentes tenemos que percibir que tenemos que estar siempre en formación y que nuestra actividad profesional como la del médico, como la del contador, como la del psicólogo, es una actividad que en la que no podés dejar de estudiar. Si nadie me preparo antes es el momento de prepararnos ahora, no es excusa que nadie me preparó.
—A lo largo del año estuvimos compartiendo con la catedra de didáctica general de la Facultad de Humanidades, distintas columnas con estrategias para pensar la didáctica desde distintos lugares ¿A qué conclusiones pudieron llegar?
Este sábado están las primeras jornadas de la red de didáctica general y esto para nosotros es un logro enorme. A partir del dialogo con la universidad de Lujan decidimos empezar a juntar las cátedras de todo el país y el sábado que viene vamos a juntarnos con las cátedras de todo el país en distintas mesas de diálogo para problematizar el campo de la didáctica, para volver a preguntarnos qué significa enseñar, qué significa aprender, si en esto hay algún tipo de vínculo, cuales los espacios de investigación actuales en la didáctica, de qué manera podemos hacer extensión en didáctica, cómo podemos trabajar para redefinir el campo.
Y para nosotros la didáctica sigue siendo un espacio siempre concentrado en la enseñanza, la didáctica es una teoría acerca de las prácticas de la enseñanza o es una reflexión sobre las prácticas de la enseñanza. Lo que nos dimos cuenta en este año y medio, es que los docentes realmente le pusieron mucha energía, utilizaron muchísimos recursos que desconocían hasta el momento. Pero también es cierto que los docentes saturamos a los estudiantes y a las estudiantes y llegado este momento en el 2021, los y las estudiantes están realmente cansados de la virtualidad. Hubo un ejercicio profundamente reflexivo por parte de muchos equipos docentes, la didáctica general funciona como un colectivo realmente y cuatrimestre a cuatrimestre íbamos cambiando las estrategias porque si no funcionaba teníamos ver cómo hacíamos para llegar a esos estudiantes y que pudieran aprender.
—¿Cómo viene tu 2022 y el de las docentes que participan de la cátedra para darle continuidad a lo que se hizo en 2021?
Con la catedra estamos ya pensando en un modelo presencial, estamos pensando en volver a las aulas. Estamos también intentando retomar algo que teníamos antes de la pandemia que eran las practicas expandidas en las redes y los dispositivos, a nosotros por suerte la digitalización de la experiencia no nos sorprendió porque veníamos trabajando sobre eso. Sin embargo, el 2022 viene con fuerte acento en los espacios donde la corporeidad va a ser muy importante, no solamente la teoría sino poner el cuerpo, los afectos, con rigurosidad.