Por Agostina Di Gerónimo
Mi nombre es Agostina, soy estudiante de medicina y este año iba a finalizar mi carrera en noviembre, pero la pandemia no lo quiso así.
Eran los primeros días de marzo cuando en los centros de salud empezábamos a escuchar de protocolos, por que algo era seguro y el covid estaba llegando a nuestro país. Corría mediados del mismo mes, cuando nos avisaban que nuestras practicas se habían suspendido, y acá arrancaba una nueva realidad, la de seguir formándonos de manera virtual.
La verdad que después de haber cursado toda mi formación de manera presencial, en una carrera que requiere tanto contacto, la idea de la virtualidad me hacia algo de ruido. Con el tiempo nos fuimos acostumbrando, tenemos docentes que con mucho esfuerzo nos arman power points relatándonos las clases, lo cual valoro mucho, dado que ver filminas sin explicación sin dudas no es lo ideal; otros nos hacen encuentros por zoom donde discutimos casos clínicos como alguna vez supinos hacer en las aulas del hospital.
Sin duda un sentimiento que creo muchos compartimos es la desmotivacion, si desmotivacion. Claro que esta no es causada por la profesión que elegimos, sino que es la incertidumbre la que nos lleva a sentir eso. El no saber que va a ocurrir con nosotros, la falta de nuestra estresante pero extrañable rutina, en la cual arrancábamos temprano en la mañana y seguíamos estudiando hasta horas de la madrugada, y sin dudas el saber cuanto durara esta pandemia, y cuando volveremos a nuestra ansiada normalidad.
Hoy nos encontramos a la espera de que redefinan nuestra situación para poder recibirnos, y en el mientras tanto, nos encontramos realizando la denominada “Telemedicina”, algo totalmente nuevo para nosotros, en la cual seguimos pacientes con diagnostico positivo de Coronavirus de manera telefónica. Debo admitir que es muy grato recibir el afecto que la gente brinda desde el otro lado del teléfono, e incluso poder brindarles aunque sea un poco de acompañamiento en este momento tan particular.
Me encantaría poder contar que de marzo a octubre nuestra incertidumbre ceso, pero la realidad es que no, y esperemos que junto con la llegada del calor, a nosotros, los estudiantes, nos lleguen respuestas.
El presente artículo refleja la opinión personal de su autora y no corresponde necesariamente a la línea editorial de Trama Educativa