Entrevistamos a Victor Navarro y Mariana Ibarra, docentes en la Escuela Provincial N°38 «Presidente Raúl Alfonsin» de la Base Esperanza en la Antártida

—Con otros protocolos están pudiendo dictar clases presenciales, cuéntenos como es eso.

En los primeros días de diciembre es cuando se hace el pase de docentes de la Escuela. Las familias llegaron a fines del mes de febrero, principios de marzo, para iniciar el ciclo lectivo, por esa razón aquí no ingresó el virus. Tiempo antes el Ministerio de Defensa ya había lanzado un protocolo para Antártida entonces los últimos que ingresaron a la base fueron estas familias y de ahí hasta el día de hoy no tenemos ingreso de ninguna persona.

—¿Cuántos alumnos tiene la base esperanza y cómo reconfiguran el proceso de aprendizaje en función de esa población que participa del proceso educativo?

Todos los años los alumnos y los docentes se van renovando, este año en particular nosotros tenemos 14 alumnos, dos en el nivel inicial, siete en el nivel primario y cinco en el nivel secundario. El nivel secundario estudia por una plataforma que tiene el Ejercito Argentina que se llama SEADEA, ellos estudian a distancia como lo están haciendo los chicos del resto del país, pero acá en la Antártida se implementa hace varios años esta modalidad. La escuela lo que hace es facilitarle un aula para que los chicos tengan ese espacio para ir. Los chicos concurren como los chicos de la primaria, de ocho de la mañana a doce del mediodía, tienen una tutora que es auxiliar de base y hace las veces de preceptora y de docente también.

Este año tuvimos la suerte de que la tutora tiene conocimientos de matemática y física, entonces ayuda un montón a los alumnos. Contamos con otra auxiliar de base que está a cargo del nivel inicial y que también es docente, así que nosotros como equipo de la escuela tomamos todos los recursos que tenemos en la base para que las clases sean mejores. También este año contamos con un capitán de ejercito que es profesor de educación física, así que en nuestra comunidad vamos tomando todos los recursos que tenemos y aprovechándolos al máximo.

En un mismo salón comparten nenes de distintos grados entonces cuando nosotros explicamos para los más grandes los más chicos están atentos, escuchando, entonces van tomando esos conocimientos y los van aplicando de a cuerdo a su edad. El aprendizaje nosotros lo damos casi uno a uno porque tenemos pocos alumnos en el aula.

—¿Qué protocolo tienen para asistir a la escuela?

Al no tener el virus aquí en la Antártida nosotros no seguimos los protocolos que siguen ustedes pero si los tomamos y los chicos los van incorporando de a poco porque al regreso vamos a tener que utilizarlos. Entonces por ahí utilizamos el alcohol en gel, los chicos se saludan con el codo, esas son algunas de las cosas que vamos haciendo. Los médicos de la base dieron una charla en donde les explicaron a los chicos en qué consistía el virus, cual era la manera de contagio y cómo prevenirlo, así que estamos en conocimiento.

Y como decía acá tenemos protocolos distintos, por ejemplo cuando tenemos 30 nudos o más de viento, los niños no pueden circular por la base y tenemos que suspender las clases porque es peligroso para ellos. Cuando las temperaturas son muy bajas es indispensable el uso de la ropa adecuada para estar afuera, el uso de protector solar, antiparras o lentes de sol para salir afuera porque los rayos del sol con la nieve impactan igualmente en la vista.

—¿Qué indumentaria se utiliza para trasladarse de la casa la escuela?

Salimos super equipados, tenemos botas especiales para la nieve, pantalón de primera piel, pantalón térmico, remera de primera piel, campera o buzo de polar. Luego tenemos campera de pluma, guantes, antiparra, crema para la piel, gorro, es lo que usamos habitualmente. Cuando llegan a la escuela los chicos tardan unos diez minutos en sacarse la ropa de nieve y quedarse con ropa más cómoda para empezar la jornada. Lo mismo cuando nos vamos, tardamos diez o quince minutos en volver a ponernos toda la ropa para volver a salir, porque en estos momentos por ejemplo estamos pasando un temporal de viento y para salir afuera si o si tenés que salir con la ropa apropiada.

—¿Cómo llevan la relación con personas de diferente procedencia y cómo es la relación con sus hijos que también son sus alumnos?

Las relaciones acá son super importantes, yo te podría decir que el éxito de una campaña antártica va a en las relaciones humanas. Por suerte nosotros tuvimos en la primer campaña una dotación muy buena y este año una dotación excelente, entonces eso hace que el trabajo de uno sea más sencillo. En nuestro caso particular nosotros tratamos siempre de estar bien predispuestos, tener una escuela que tenga las puertas abiertas a la comunidad en la que estamos. Cualquier actividad, cualquier evento, salga de la escuela o del resto de la dotación, la escuela está bien predispuesta para que eso se pueda llevar a cabo.

Nosotros en el año 2018 participamos en la Feria de Ciencia, hicimos una investigación sobre el pingüino y tuvimos el apoyo de los chicos que vienen a trabajar con pingüinos acá a la base. Le dieron charla a los alumnos sobre el comportamiento que tienen que tener ellos con el pingüino, cuanto acercarse, cual es el protocolo que tienen que seguir, además de toda la parte educativo científica que llevaba el proyecto.

Es difícil ser docente de tus hijos, ellos son los que por ahí tienen que ser el ejemplo, uno les exige un poquito más. Y siempre está esto de que no saben si sos el profe o mamá o papá, pero por suerte son buenos nenes. Entienden el rol que les toca, en la Escuela somos sus profes y en casa somos mamá y papá, entonces eso nos facilita a nosotros mucho más el trabajo porque el resto de los nenes ve que ellos son uno más.

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