Jennifer Lucchelli Woollands,
Licenciada en Historia
Adscripta Graduada Grupo Historia Social Argentina
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El rol del historiador en las últimas dos décadas ha sufrido ciertas modificaciones en lo que concierne a actores involucrados, metodologías, colaboraciones inter y multidisciplinares, recursos tecnológicos, fundamentaciones, entre los principales puntos destacados. En esa dirección, los nichos temáticos se fueron ampliando, otorgando un novedoso protagonismo a problemas que anteriormente eran estudiados por especialistas de otras ramas o invisibilizados por los diferentes campos de investigación, etc. Lo que se quiere decir hasta aquí es que las correspondientes crisis, siguiendo la perspectiva de Jacques Le Goff, se debieron a la situación mencionada de la historia, que dieron a paso, a otra historia. ¿Qué tipo de historia y para qué? Continuando con el autor nombrado, la dependencia de la historia con el pasado debía tomar ciertos recaudos, por ejemplo, evitar los anacronismos, que en nada ayudarían a los trabajos históricos en sí.
Siguiendo con los lineamientos del párrafo anterior, puede afirmarse en palabras del historiador europeo, que el diálogo permanente entre pasado y presente permitió acentuar la función social de la historia. Por otra parte, respecto al sentido de la objetividad de la historia, contiene en si misma un nudo problemático que ha tenido diferentes opiniones como del análisis de la historiografía. Marc Bloch, sostenía acerca de la imparcialidad que había dos tópicos: el papel del estudioso de un lado y del juez por otro. El científico intentaba consolidar sus teorías, demostrando con sus elaboraciones, lo que cuestionaba. Debía dejar de lado las opiniones comunes y comprender, clasificar, analizar.
Teniendo en cuenta que la propia palabra Historia cuenta con dos definiciones: una para los acontecimientos comunes, y otro para los acontecimientos particulares, queda comentar algunas premisas. En su clasificación, el historiador, luego del trabajo con los archivos o las fuentes seleccionadas, se encargaba de nombrar o más bien de vivir con terminologías desgastadas, en términos de Bloch “… las más de las veces, la historia recibe su vocabulario de la materia misma de su estudio…” (Bloch: 2001, 152). Edward Carr acerca del historiador y su labor argumentaba que era una persona dedicada a la selección, y esa tarea apoyada por interpretaciones que podían confirmar que hechos eran históricos.
A modo de ejemplo, en cuanto a la historia del cáncer, separando las perspectivas del mundo de la medicina, se pretende estudiar una época determinada (1940 – 1950), demostrando que allí una modificación en cuanto a las políticas públicas acerca de la enfermedad, que aparecieron de modo incipiente en la Argentina. Para continuar en el abordaje había que diferenciar lo general de lo particular, y al mismo tiempo, comprender e interpretar las escalas aplicadas como también el léxico utilizado y su función dentro de la pesquisa. En esta primera parte, se considera la historia como una disciplina que ha intentado salir del relato como se hizo en el mundo antiguo, para transformarse conforme los siglos en un asunto carentes de leyes, de la forma que lo hicieron las ciencias naturales, para ser paulatinamente un conjunto de procesos más complejos. En la próxima redacción, se analizarán detenidamente otros aspectos que aquí permanecieron silenciados por cuestiones de espacio, pero también de una articulación desarrollada en términos comprensibles.
Bibliografía:
- Arostegui, Julio. La investigación histórica: teoría y método. Barcelona, Crítica, 2001, pp. 18-34.
- Bloch, Marc. La investigación histórica: teoría y método, Barcelona, Crítica, 2001, Cap.4. “El análisis histórico”, pp. 139 – 165.
- Carr, Edward. ¿Qué es la historia?, Barcelona, Editorial Barcelona, 1984. Capitulo 1. “El historiador y los hechos”, pp. 9 – 40.
- Le Goff, Jacques. La historia como ciencia: el oficio del historiador”, en: Le Goff, Jacques, Pensar la historia. Modernidad, Presente, Progreso, Epublibre, 2005. Capitulo 1, pp. 17- 44.