Un informe elaborado por el instituto para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, indica que en la región, el 98% de los estudiantes y profesores de educación superior encuentran dificultades a la hora de llevar a cabo las clases en su nueva modalidad virtual. La necesidad de los estudiantes de adaptarse a nuevas formas de enseñanza y aprendizaje bajo esta modalidad es una de las grandes dificultades debido a la complejidad del abordaje, la mayoría de los estudiantes no ha recibido el cambio de forma positiva.
Los estudiantes alegan que «el contenido que se ofrece nunca fue diseñado en el marco de un curso de educación superior a distancia». Además, el informa hace alusión a que «la educación a distancia requiere de mayor disciplina y compromiso por parte del estudiante, lo que quizás explique que este tenga más éxito entre alumnos de mayor edad, es decir, de posgrado» Esto se suma a las dificultades económicas debido al aislamiento social y la imposibilidad de conectividad en varios sectores estudiantiles.
Una de las preguntas centrales del informe es «si en el supuesto de la continuidad de las actividades de enseñanza, los estudiantes conseguirán lograr los objetivos de aprendizaje diseñados para el curso». «La investigación existente no deja lugar a dudas en este sentido y acredita que, en principio, los resultados deberían ser parejos particularmente si la duración es corta pero las variables intervinientes son muchas y los contextos muy distintos como para dar por descontado que esto será así en todos los casos».
En el caso de los docentes, también se ve reflejado cierto descontento tanto en lo laboral como en lo profesional. El impacto más evidente sobre los profesionales es la expectativa de la continuidad de la enseñanza bajo la modalidad virtual, ya que hay ciertas materias con más complejidad a la hora de ser adaptadas al entorno virtual.
La interrupción de las clases presenciales ha sido un disruptor de su funcionamiento habitual, se remarca que «el impacto de es ta disrupción es muy variable y depende, en primer lugar, de su capacidad para mantenerse activas en sus actividades académicas y en segundo lugar, de su sostenibilidad financiera». «Los esfuerzos realizados para continuar dictando cursos en modalidad virtual han sido notables en todas partes y, vista la falta de experiencia con situaciones semejantes en el pasado, la transferencia no ha sido fácil».
La reapertura de las universidades se encuentra inmersa en un panorama incierto, pero desde la Unesco plantean ciertas recomendaciones para planificar mejor la salida de la crisis. Los principios que propone el organismo internacional son:
– Asegurar el derecho a la educación superior de todas las personas en un marco de igualdad de oportunidades y de no-discriminación.
– Revisar los marcos normativos y las políticas en curso para asegurar medidas estructurales que entiendan la educación como un continuo.
– Prepararse con tiempo para la reanudación de las clases presenciales.
– La reanudación de las actividades presenciales de las IES debe verse como una oportunidad para repensar y, en la medida de lo posible, rediseñar los procesos de enseñanza y aprendizaje.
– Los gobiernos y las IES deberían generar mecanismos de concertación.