Luego de mantener una reunión con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, el Presidente ratificó la suspensión de las clases presenciales en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) por dos semanas. La Ciudad apeló el DNU ante la Corte Suprema.

Según contó el jefe de Estado, “desde el día en que las clases volvieron la curva de contagio ascendió precipitadamente”. Y agregó: “Nadie quiere frenar la presencialidad”. En este sentido, aseguró que si la medida otorga buenos resultados, “trabajará para que en 15 días se puedan retomar las clases con más garantías y cuidados”.

Es en este marco que la Ciudad fue a la Corte Suprema de Justicia para apelar la decisión del Ejecutivo con el objetivo de que los chicos no abandonen la presencialidad.

Sobre esto, la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, brindó una entrevista el pasado jueves en la que también mostró su disconformidad con las medidas tomadas. “Las escuelas tienen que ser lo último que se cierre, no puede ser la primera medida de restricción y no puede ser de esta forma tan intempestiva”, declaró.

«No se puede, de un día para otro sin información, tomar este tipo de medidas», criticó Acuña y expuso que «hay una bajísima contagiosidad en las escuelas y no es verdad que el problema está en el transporte público». Y añadió: «Este no es momento de frenar la presencialidad, se tiene que hacer de una manera distinta».

Por otro lado, la ministra de Educación también apuntó contra su par de Nación, Nicolás Trotta. “Le pedí a Trotta una reunión y no me contestó”, aseveró Acuña. Y concluyó: «Estamos equivocando el foco de los problemas y estamos culpando a los chicos que no tienen la responsabilidad de los niveles de contagio que hay hoy en Argentina».

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