Por Nerea Blanco y Mara Rolandi
Estudiante y graduada de la Tecnicatura en Periodismo Digital de la UNMdP
La cooperativa Contratapa nació en 2015 y desde ese entonces fue cambiando. De pasar a una imprenta compuesta por 3 personas, a la gran cooperativa gráfica de mujeres y disidencias que es hoy en día.
En sus inicios Contratapa era conocida como Cartuchocho, una imprenta compuesta por 3 personas. Una de esas personas era Lucía Lorenzo, o Lulú como la conocen, quien actualmente es presidenta de la cooperativa. En sus inicios, Lulú realizaba tareas relacionadas al diseño, y no tanto a los trabajos de impresión. Pero con el paso del tiempo la cooperativa de fotocopias “Cartuchocho”, fue evolucionando a C8 y finalmente a Contratapa, la cooperativa gráfica de mujeres y disidencias.
La pregunta que lo cambió todo
“No fue tanto por una decisión, sino que se había ido el último varón de la cooperativa y estábamos muy atravesadas por todo el feminismo”, recordó Lulú sobre los cambios que dieron forma a la nueva identidad de Contratapa. Antes de la pandemia, una estudiante de la Universidad Nacional de Mar del Plata realizó su tesis sobre cooperativas de trabajo, tomando a Contratapa como caso de estudio. Durante las entrevistas, una pregunta resultó clave: ¿Habían identificado desigualdades en su experiencia laboral con compañeros varones?
“Al momento de la entrevista respondimos que no (…) Pero a los dos días nos pusimos a charlar y quisimos cambiar la respuesta. Nos dimos cuenta de cosas que no habíamos visto antes”, relató Lulú. Entre las reflexiones, surgieron distintos temas, uno de ellos fue la distribución de las tareas cotidianas: “La mayoría de las compañeras nos encargábamos de la limpieza de los espacios, mientras que los compañeros en general poco y nada. Además, ninguna de nosotras hacía las tareas administrativas o de números”.

Esta nueva reflexión fue un punto de inflexión para que las integrantes de la cooperativa puedan tomar nuevos roles, esto llevó a replantear la forma de trabajo, lo que implicó una reorganización interna del espacio de trabajo. Empezaron a ocupar roles que antes no asumían, como las tareas administrativas y económicas. Este proceso no solo redistribuyó responsabilidades, sino que permitió que muchas aprendieran nuevas habilidades y se empoderaran en su trabajo.
El cambio no solamente fue en el ámbito laboral. Con eso también llegó la ausencia de compañeros varones en la cooperativa y eso abrió nuevas posibilidades. “Nos encontramos que, cuando el espacio era solo de mujeres, surgían otras charlas que no tenían que ver con la unidad productiva, pero sí con nuestras vivencias. Varias estábamos atravesadas por situaciones de violencia, y la cooperativa se convirtió en un lugar de contención y complicidad”, explicó la presidenta.
La nueva Contratapa
Desde 2020, Contratapa tomó la decisión de no incorporar compañeros varones en la cooperativa, una medida que respondió a una necesidad colectiva. “Queríamos que el espacio se identificara así, visibilizando nuestra impronta feminista y disidente”, comentó Lucía.
Elián, tesorero de la cooperativa y persona no binaria, describe este ambiente como un cambio significativo: “De repente me encuentro en un espacio donde respetan mis pronombres, donde nadie está compitiendo para ver quién es mejor que yo. Nadie me oculta secretos”. Remarcando el cambio que significó a su vida cooperativizarse, expresó: “Miro a mi alrededor y veo a quienes tienen mi misma edad y ocupan trabajos ‘en serio’, ya sea en un almacén, un gimnasio o haciendo tareas administrativas, y no son felices. Lo único que hacen en su día a día es levantarse, trabajar, volver a casa, dormir y comer. Yo no puedo irme de aquí, pero no es porque tenga más horas de trabajo, sino porque no quiero irme; quiero seguir haciendo cosas”.
Esta decisión marcó no solo la dinámica interna, sino también la orientación de sus productos, que hoy reflejan una voz creativa comprometida con las luchas sociales. Más allá del trabajo gráfico, Contratapa se consolidó como un espacio de contención y transformación, donde las mujeres y disidencias encuentran apoyo, reflexionan sobre sus experiencias y construyen comunidad.
Hoy, Contratapa es una cooperativa feminista y transformadora, que demuestra que el trabajo colectivo puede ser una herramienta de resistencia y cambio social. Escuchá la entrevista completa en Spotify o mirala en Youtube: