Por Miriam German
Lic. en Psicopedagogía

A lo largo de la vida profesional, me ha tocado muchas veces poner en juego “la adaptación”. En este caso en un contexto de pandemia que implicó cambios en la forma de contacto y tipo de atención para con mis pacientes.

La escuela en casa, mezcla tiempos y sensaciones. Difícil de organizar espacios y coordinar entre hermanos, diferentes cursadas, elementos electrónicos, etc.. Trabajos de los que están a cargo la familia,  la nueva manera de hacer las tareas fuera del aula y sin los compañeros y la guía de un docente.

En el caso de los adolescentes se ha hecho muy difícil. El no tener horario que cumplir en forma estricta o timbres que obliguen a cambiar la atención y el tema a tratar, parece en un principio una gran ventaja. Al pasar los días, le falta la exigencia de la organización que ayuda a mediatizar, como enfrentar un tema, un texto, un contenido, hacen sentir su falta. Llena de frustración a aquellos, en especial, que dependen del aprender con el otro. Mis pacientes siendo en su mayoría personas disléxicas, sufren doblemente la falta de la palabra en vivo. La traducción profesional del texto. La mediatización de un material de estudio que hay que abordar.

El aprendizaje en un grupo social, es un aspecto más que primordial, la ventaja de no verse expuesto en el aula comienza con el tiempo a convertirse en un problema. El aprendizaje sobre todo es social, las expresiones, las repeticiones, la entonación.  Las palabras escuchadas en compañía de los ademanes explicativos, son esenciales para abordar un tema. Aprender es hacer, hacer propio y hacer con el otro, sin el suficiente intercambio real, esto dificulta el rendimiento, pone en estrés al borde de sentir que no hay salida. Lleva a la paralización, al “para que si no voy a poder lograrlo”, esta pone en riego todo los avances que han logrado los pacientes en tratamiento.

Así desde mi rol como psicopedagoga, debí cambiar no sólo la manera de conectarnos, sino los objetivos del tratamiento. Es de general conocimiento que aquellos que sufren dificultades en los procesos de aprendizaje, puede pasar por momentos con signos de depresión. Estas alertas suelen confundirse a veces con el desgano adolescente. Sin embargo se trata de la necesidad de evadirse ante la dificultad que se le presenta. Se siente incomprendido, solo y suele aislarse.  Se ven alertas varias, tales como el dormir extremo, irascibilidad, desconexión con sus pares y docentes etc.

Es sumamente importante que lo que parece fácil y obvio desde un lado de la pantalla, puede ser inaccesible desde el otro lado, por diversas razones. Es en este aspecto en el que mas estamos trabajando los profesionales. La contención emocional es fundamental durante esta etapa y en el regreso y encuentro  posterior.



El presente artículo refleja la opinión personal de su autora y no corresponde necesariamente a la línea editorial de Trama Educativa

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