Charlamos con Marcos Lavandera sobre el proyecto del respirador artificial producido por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.

– Contanos un poco del proyecto.

Es un proyecto que nació con la idea de poder ayudar ni bien surge la pandemia, en este contexto se toma la decisión de desarrollar un respirador. En las reuniones que tuvimos lo que se hizo fue tomar decisiones tecnológicas, porque teníamos por un lado la opción de automatizar algunos sistemas de respiradores ya existentes, pero nosotros decidimos desarrollar un respirador tecnológicamente distinto. Y a partir de ahí empezamos a transitar este camino de desarrollar un respirador automático. En general estos son procesos muy largos, y nosotros en 30 días logramos tener un respirador que funcionara.

—¿Esto lo hacen con un financiamiento de la facultad o un financiamiento externo?

Ahí aparecen dos o tres elementos, el prototipo lo estamos haciendo con financiamiento de la fundación Ingeniería para la Innovación que es nuestra unidad de vinculación tecnológica en la facultad, en conjunto con una gran red de contactos, así hemos conseguido una gran cantidad de componentes que nos fueron proveyendo para el primer prototipo.

La política fue: hagamos lo que podemos con lo que tenemos, porque si vamos a un respirador de alta gama, hay que importarlos, por eso mismo el mismo el doble desafío de crear algo que se pueda hacer con elementos que hay en Argentina, es un desafío técnico y tecnológico muy importante.

Luego aparece el ministerio de gobierno de la provincia de Buenos Aires que enterados de este proceso han puesto a disposición equipos técnicos y de gestión para dar una mano. Y va a surgir de ahí un apoyo financiero para terminar el prototipo.

— ¿Hay fecha estimada para la utilización definitiva del prototipo?

Va a estar cuando esté en condiciones de ser usado, es un equipo que tiene que dar garantías de ser usado bien , después tiene que haber un medico que tiene que estar seguro de que va a usar un equipo que va a solucionar un problema y no traerle otro, por eso también las habilitaciones de pruebas medicas, de ensayos en el INTI para cumplir las pautas básicas de las normas que se requieren para esto. Las primeras unidades que vamos a sacar van a ser sin fines de lucro, si conseguimos financiamiento externo los vamos a poder entregar sin costo, es un emprendimiento institucional y no comercial.

— ¿Las primeras unidades solo van a ser entregadas en Olavarria o van a estar distribuidas en la provincia de Buenos Aires?

La idea es provincia de Buenos Aires, Olavarria es uno de los lugares de la región que mas equipado está, tiene más respiradores que municipios del conurbano, entonces lo nuestro es entregar una cantidad menor, quizás cuatro o cinco que les sirva al hospital local. Pero la linea con la que estamos trabajando es llegar al conurbano, que es el punto más critico de la pandemia. Hay municipios donde no hay más de dos respiradores, entonces nosotros estamos pensando en esos lugares, donde hay que salir a reforzar una precariedad instrumental.

— ¿Ves posible que exista un emprendimiento comercial?

Es posible y es necesario, yo dirijo el centro de desarrollo emprendedor e innovación acá en la Facultad de Ingeniería, si vos venís hoy acá hay una fábrica, esto dejó de ser un centro para ser una fábrica, ya está habilitada por el centro de salud de Buenos Aires para este fin. Por supuesto que nos vemos en una instancia posterior a esto, nos hemos asociado a la empresa RediMel en Tandil, una empresa muy importante del sector tecnológico. A medida que íbamos avanzando nos dábamos cuenta que no solamente necesitábamos respiradores en los hospitales, hay un montón de ingeniera puesta en los hospitales y en el equipamiento, que falta, mucho equipamiento que se puede hacer en la Argentina pero que se importa. Entonces vamos a un esquema de empezar a sustituir importaciones.

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