Por Ezequiel Vivas
Quiero antes que nada darles la bienvenida a esta columna, que voy a utilizar para compartir reflexiones sobre compostaje y acciones similares que pueden ponerse en práctica para mejorar nuestra relación con la naturaleza. En ese sentido, les cuento que estoy poniéndole energía a un proyecto que me gusta llamar #zonadecompost, con la intención de que más gente composte en su casa.
En el tiempo que lleva el proyecto, me encontré (felizmente) con que mucha gente había escuchado hablar sobre compost, y mucha otra ya tiene el hábito de compostar. Pero también, escuché las frases “no tengo lugar”, “no quiero que se llene de bichos la casa”, “me da asco”, “debe ser difícil”, “cuando tenga un patio arranco”, “hay que prestarle mucha atención”, “quiero investigar primero para hacerlo bien”, “es muy lento el proceso y se llena de olor a podrido”.
¿Qué tienen en común todas esas frases? Esconden un miedo.
Atentos a que esto no implica que el miedo sea malo; simplemente está. En estas líneas me gustaría prestarle atención y desarmarlo. Porque antes que nada el miedo parte de un pensamiento.
Y el peligro detrás de ese pensamiento es que se haga costumbre y se convierta en prejuicio.
Prejuicio. Palabra por demás acertada para englobar todas esas frases desalentadoras. Quienes compostan ya habrán pensado argumentos para discutir cada una de ellas. Leídas todas juntas y en el contexto de esta columna quedan sin sentido y casi ridiculizadas. Ahora, el truco de que tengan un impacto tal que no nos dejen compostar está en que se han incorporado a un sistema de creencias que ya no se discuten ni se repiensan.
Un ejercicio que les propongo entonces (y que sirve también para prejuicios sobre otros temas) es tomar un lápiz y papel y escribir los motivos por los cuales no están compostando. Al hacer ese simple paso que puede llevar 2 minutos, suele pasar que algo se mueve a nivel mental. Porque ya se le dedicaron 2 minutos a repensar ese hábito incorporado de tirar basura en bolsas plásticas, que es muchísimo más que no haber pensado nada en absoluto.
Por otro lado, otra forma de ver el tema para motivarse a compostar tiene que ver con pensar el proceso como un aprendizaje. Eso ya implica ponerse en una actitud de receptividad, contemplación y crecimiento, lugar donde el miedo y la frustración no tienen espacio. Se diluyen las expectativas, la ansiedad de esperar a que esté listo, el miedo a equivocarse.
Nota para mí mismo: Cuando releo las líneas que escribí se me hace imposible pasar por alto la palabra “incorporar”. Me gusta pensar que hace referencia a lo corpóreo, a “hacer cuerpo”.
Los invito a que in–corporen este hábito, a que miren de frente sus prejuicios y a que nos encontremos en la #zonadecompost.
El presente artículo refleja la opinión personal de su autor y no corresponde necesariamente a la línea editorial de Trama Educativa
Durante las primeras fases de la cuarentena aproveché para cumplir con algo que me venía proponiendo hace tiempo: compostar los residuos orgánicos que generamos en mi casa.
Empecé utilizando dos cajones de manzanas, que muy gentilmente me regaló Pedro, el verdulero de mi cuadra.
Utilizando la madera de uno de ellos como material y al otro como estructura; clavos y bisagras mediante, en pocos minutos ya tenía mi primer compostera cerrada y con tapa. Luego de que se llenó, hice otra, para apilarla encima de la primera.
Conclusión de la experiencia: en sólo minutos y sin necesitar $$ podes hacer hacer tu propia compostera (con cajones o de muchas otras maneras distintas que podes googlear).
Corolario 1: prestando un poquito de atención a la humedad y ventilación, te garantizas que no habrá bichos, y no se producirán olores.
Colorario 2: es fácil, natural, y te permite CONECTARTE y ser CONSCIENTE de los residuos que generás, y como con solo un poquito de tu ayuda, se vuelven a TRANSFORMAR en un abono increíble que podes usar y regalar a tus afectos.
Finalmente, RECONOCER los residuos que generamos días a día será el primer paso para poder TOMAR ACCIONES que nos permitan evitar, reducir, y en última instancia, separar los materiales que componen NUESTROS residuos.