-¿Cuál es la primer mujer a tener en cuenta para la independencia de nuestro país?

Antes de eso, quería decir que es algo que afortunadamente ha cambiado, el abordaje de la historia en los contenidos que se imparten en la escuela y que ya incluyen la participación en este proceso, como la independencia de las mujeres, las personas esclavizadas, los afrodescendientes… Hay una renovación historiográfica que ya tiene sus 20 o 30 años y que por suerte ya está en los manuales y contenidos curriculares de las escuelas. Pero si es verdad que cuando yo cursaba en los ’90, la mujer era un adorno: el papel en los actos escolares era la dama antigua, que no tenía mucho papel ahí, o la vendedora de empanadas. No se le dio el protagonismo que tuvo. Y menos su figura ni la importancia política, que fueron participantes de esas guerras e independencias.

En ese sentido, vos me preguntabas a quiénes podemos rescatar… Bueno, yo rescato a un montón de mujeres de las que no conocemos sus nombres pero fueron parte: marchaban con los ejércitos, acompañaban a los soldados y de las que sabemos muy poco. Hay documentación de que marchaban con las mujeres en muchos casos, pero si hay participación de mujeres destacadas, principalmente en la guerra podemos destacar a Juana De Azurduy, podemos destacara a Maria Remedios del Valle, que no solamente tuvieron una actuación destecada sino que también fueron reconocidas como tal. Ambas se les reconoció un rango militar por haber participado en esas contiendas, sobre todo en el Alto Perú y en las batallas de expedición en el ejército auxiliar de Perú. Entonces, si en ese caso tenemos testimonios que lo prueban y lo que les valió ese reconocimiento.

-¿Esto del reconocimiento es habitual en todo el continente o solo en Argentina?

Solamente en casos como el de Juana Azurduy o incluso Manuela Bastidas, tienen la particularidad de que además, las compartimos con otros espacios, con otros Estados Nación actuales, que en ese momento no eran países distintos sino que todos habían formado parte del Virreinato del Río de La Plata y que en el alto Perú, donde se dio la contienda más importante de los años de la revolución, hasta 1815 o 1816, tuvieron actuación en estas mujeres y son rescatadas por la historiográfia en Argentina pero también en otros países como en Bolivia o Perú. Hay investigaciones que hablan de hombres y mujeres que son héroes de la independencia y que las historias nacionales los han fragmentado. Y así tenemos a Juana Azurduy como una heroína de la independencia Argentina pero es rescatada por otros porque su actuación tuvo una incidencia importante en el desarrollo de estos otros países, que eran una unidad política en conjunto. Y estas mujeres como Juana o María, que fueron reconocidas militarmente, también exigieron en su momento, un reconocimiento de una pensión por haber tenido grado militar. Eso hace que sepamos de sus historias generalmente, esos juicios o peticiones que hacen terminada la contienda, reclamando su derecho a recibir una pensión. En muchos casos hay también reclamos de viudas, por haber acompañado a sus maridos en la contienda y ahí es cuando nos enteramos de esta presencia femenina en los ejércitos y en las batallas.

-¿Es posible que otras mujeres no hayan reclamado este derecho y no conozcamos su historia?

Claro, ahí hay una subrepresentación, pero los últimos estudios lo que consideran es eso, que los ejércitos necesitaban de un montón de soldados porque pensemos en ejércitos que no eran como los de hoy, donde la infanteria era el peso fundamental con armas muy precarias, así que cuantos más mejor. Y esos soldados iban acompañados de familias, voluntariamente o no. Las mujeres en muchos casos ayudaban con la alimentación, la preparación de la comida para alimentar a la tropa, la confección de uniformes, la asistencia a los enfermos o detenidos después de la batalla. Y eso, que hoy en día vemos en los partes de batalla o en algunas memorias, es lo que se pone de nuevo en valor y se destacan, a pesar de no tener los grandes nombres como héroes de la independencia.

-Pensaba en el cambio de nombre del Salón de las Mujeres con el cambio de gobierno y en ese sentido, saber si estos nombres se vana quedar, si en las escuelas ya están instalados o es otra de esas cosas que tenemos que seguir machacando.

El haber sacado ese salón es un acto más de la vulneración de derechos que significa este gobierno para las mujeres y para las diversidades. Afortunadamente, los contenidos escolares siguen siendo los contenidos que se han construido en los últimos años, que tiene una revisión historiográfica donde la mujer tiene su papel destacado y la participación y espero o tiendo a confiar que las niñas y niños que están actualmente cursando en la escuela, puedan ser capaces de sentirse reconocidos en esa historia más plural e inclusiva, porque a mi me parece un mensaje muy grave, aunque parezca una pavada, es un mensaje grave que no se reconozca a las heroínas de nuestra historia y es nocivo para los derechos de las mujeres. Pensá que para nosotros que cursamos la escuela hace muchísimos años, siendo una jóven yo no me sentía muy reconocida por la historia, no me encontraba en ese pasado en común. Y pienso en las jóvenes de hoy que si se sienten reconocidas porque hay un pasado que las incluye.

Y otra cosa que ayuda mucho, para mí, a construir mejor esta integración es la fecha de las efemérides. Esto se trata de conmemorar un pasado en común y es una excusa que creo que es clave para la escuela, que puede ser transitada como un acto más o puede ser una excusa para revisar todas estas nuevas participaciones que se ponen en juego en la historia. Y en ese sentido, el 8 de noviembre es el día de la cultura afro, de los afrodescendientes argentinos y esa efeméride, por más que no este en el calendario, es por la muerte de María Remedios del Valle, que además de ser una mujer que participó en la guerra de independencias era esclava y morena. Y puede ser otra excusa para revisar el pasado.

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