El conflicto que hoy en día atraviesa el CONICET generó preocupación en la comunidad científica. La reducción del financiamiento, la precarización laboral y el vaciamiento de la institución son las problemáticas que enfrentan los investigadores y becarios en todo el país. 

Gabriela Gonorazky, investigadora e integrante de ATE CONICET, comentó que este conflicto comenzó en enero de este año porque se estaban por renovar los contratos: “Dentro de Conicet se despidieron alrededor de 100 personas a nivel nacional«. Además agregó que en 2022 concursaron 400 personas para entrar al CONICET pero que todavía sus ingresos no están efectivizados. 

La reducción del número de becas para los becarios en un 40% se traduce en lo que Gabriela Gonorazky denomina como «una forma de despido encubierto«, explica que «Es una manera de exportar gente formada a otros lados porque acá no pueden seguir». Asimismo, el personal administrativo trabaja bajo contratos de solo tres meses, lo que los coloca en una situación de alta precarización laboral e incertidumbre constante sobre la renovación de dichos contratos.

Gabriela Gonorazky, investigadora e integrante de ATE CONICET,

El vaciamiento del CONICET implica una «pérdida de soberanía». Esta institución, fundada en 1959, atravesó momentos, como la dictadura militar y la crisis del menemismo, en los cuales las políticas de ajuste impactaron de manera grave su funcionamiento. Sin embargo, a pesar de esos obstáculos, el CONICET logró mantenerse como un pilar de la investigación científica en Argentina. «Desde el año 2004, con la reapertura de los concursos y el aumento de becas, la planta del CONICET creció significativamente. Eso permitió que la gente formada en nuestras universidades públicas se quedará en el país para contribuir con su conocimiento«, destacó.

Sin embargo, la situación actual pone en riesgo ese desarrollo. «Un país sin inversión en ciencia y tecnología no tiene futuro», advirtió, comparando la situación de Argentina con la de los países más desarrollados del mundo, los cuales destinan entre el 3% y el 5% de su PBI a la ciencia y la tecnología. En Argentina, ese porcentaje ha disminuido a un 0,21%.

El desfinanciamiento de la ciencia en Argentina está directamente relacionado con el modelo de país que promueve el actual Gobierno. Gonorazky explicó que este enfoque  “Implica el modelo de país que quiere el actual Gobierno. Un país que dependa de la materia prima, con todo lo que eso implica. Es imposible que un país se desarrolle de esa manera«

El impacto de estas políticas se ve reflejado no solo en la reducción de ingresos y becas, sino también en el recorte de subsidios para investigaciones. «El Estado es el principal financiador de la ciencia a través de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y los subsidios del CONICET, que ahora están congelados», detalló. Incluso se ha revelado que el gobierno está reteniendo 56 millones de dólares destinados a la ciencia para mantener un balance fiscal positivo, lo que pone en peligro el desarrollo de nuevos proyectos de investigación.

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