Entrevista realizada por Trama Educativa a Enrique Andriotti Romanin sobre la situación del Sistema de Investigación en Argentina.

—¿Cómo está la situación en el CONICET?

La situación es muy preocupante, los investigadores CONICET tenemos un atraso salarial enorme, solo para que tengan una idea el rango máximo salarial hoy no alcanzan los 90.000 pesos de salario. De ahí para abajo lo que empieza a ver es un degradé de posibilidades que sitúan a un investigador asistente en un sueldo que está en los 53 mil pesos. Si uno lo mira y lo pone respecto a las exigencias que tiene un investigador, uno se pregunta cómo es posible que en Argentina una persona que se formó durante muchos años, que tuvo que competir con otros para tener un título doctoral, gane ese salario.

—¿Vos crees que hay que cambiar este modelo?

Argentina tenía un plan que era «Plan 2030» que había definido llevar adelante un número de investigadores, eso iba articulado con toda una política de becas, el reconocimiento de derechos y salario, y el gobierno de Macri lo pulverizó. Lo paradójico es que lo hizo con una parte del CONICET que decidió que eso había que hacerlo de manera diferente. Al día de hoy no hay algo que reemplace el proyecto que había, entonces estamos en una situación en donde sigue funcionando el sistema científico del CONICET tal como lo conocemos, donde no está muy en claro su viabilidad en el tiempo.

A mi criterio lo que se impone es: cuál va a ser el lugar que va a tener la investigación científica en Argentina. No sólo ahora sino los próximos 30 años, creo que lo que quedará es ese debate que no se está dando. Todos nos estamos preguntando qué proyecto es viable y cómo se puede articular con la necesidad de un país que tiene la paradoja de que cuando les manda a los investigadores que estén, están.

—¿Cómo funcionan los incentivos a la investigación y a día de hoy, cómo viene el tratamiento de este incentivo?

El programa incentivos es muy paradójico. Surge como una pequeña propuesta de la Secretaría de Políticas Universitarias, pero probablemente ha sido el mayor ordenador del sistema de jerarquización de docentes de las universidades nacionales. El sistema emerge en 1993 y lo que estableció es la posibilidad de enmarcarse en cinco categorías, ese sistema empezó a expandirse porque fue dándose a distintos niveles de financiamiento.

Eso nos transformó a todos en personas que miran cómo llenar un currículum para alcanzar determinadas categorías en un sistema que habilita cosas, pero que en su momento también tenía un correlato económico que hoy no tiene.  El problema es que el salario docente durante mucho tiempo se congeló, no sólo económicamente, y muchos docentes siguen mirando a ver si se le va a dar la oportunidad de poder jerarquizar bajo ese formato.

—¿Cómo vez la situación actual de los salarios?

Yo tengo la sensación de que estamos en un contexto global que no nos ayuda y que estamos en un problema muy genérico de políticas públicas. Es el Estado Nacional el que va a priorizar un sector y me da la sensación de que los docentes no vamos a estar en esa primera fila, como no lo van a estar tampoco los investigadores del CONICET. Esto no significa que no tengamos que reclamar, me parece que tenemos que empezar a discutir qué tipo de mirada tenemos acerca de qué nos pasó a los docentes durante este tiempo.Es inadmisible que no podamos ni discutir cómo vamos a hacer para recuperar lo perdimos y cómo vamos a hacer para no seguir perdiendo, porque la realidad es que hoy convocatoria paritaria no hay.

Tenemos que empezar a mirar el problema de los docentes universitarios rompiendo la imagen de que nosotros somos un sector privilegiado. Nosotros somos trabajadores como otros, tenemos situaciones de algunos trabajadores que está muy bien, pero la mayoría y el conjunto del sistema debería mirar a los que están peor.

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