Por Emilia Pozzoni
En los últimos años, muchos de los libros más leídos o películas más exitosas se encuadran dentro del género thriller psicológico. Stephen King, John Katzenbach o Sebastian Fitzek son algunos de los nombres más representativos en el mundo literario; mientras que Alfred Hitchcock, David Lynch o Roman Polanski -entre otros- hicieron lo propio en el cine. A pesar de la popularidad de este tipo de relatos en formato escrito o audiovisual, no es tan común verlos en un escenario; erróneamente, el teatro no pareciera ser el contexto más prolífero para este género. Sin embargo, El cuarto de Verónica podría romper este preconcepto.
Para empezar, la idea original del guión es de Ira Levin, escritor estadounidense de suspenso y creador de El bebé de Rosmery (1967). En Argentina, esta versión del clásico de Broadway es dirigida por Virginia Magnago e interpretada por Silvia Kutika, Fabio Aste, Fernanda Provenzano y Adrián Lázare. Poner en palabras el argumento de esta obra sería romper su ingeniosa sincronía de plot twists que hacen posible la tensión característica del thriller. Por lo que lo mejor es entregarse al terror y la incertidumbre de los giros argumentales que componen este texto teatral impecable y repleto de sorpresas.
Solo podría anticiparse que se trata de dos jóvenes quienes, durante una cena romántica en un restaurante, se ven obligados por dos ancianos que conocen casualmente a visitar el cuarto de Verónica, el cual, efectivamente, da nombre a la representación. Verónica, ya fallecida, pareciera guardar un gran parecido físico con Susan, la muchacha que se encontraba en la cita. Esta coincidencia inicial derivará en malos entendidos y confusiones que desencadenarán, a su vez, conflictos y transformaciones inesperadas en la trama. No solo los personajes, sino que también los espectadores acabarán confundiendo los límites de la realidad y la imaginación en una obra que encaja perfecto en las formas y tópicos tradicionales del suspenso psicológico.
Ambientada en el Boston de 1970, El cuarto de Verónica nos invitará a un verdadero viaje temporal, respetando la contextualización y los nombres de sus personajes originales. El terror no solo se construirá a partir de las grandes interpretaciones de los actores, sino que además se valdrá de las luces y la escenografía para capturar el clima casi asfixiante del cuarto -única locación de la obra-. Como atrapado en el tiempo, el espacio se encuentra cristalizado en la década de 1930, momento en el que murió Verónica.
En su cuarta temporada en escena, las funciones de El cuarto de Verónica serán todos los lunes y martes de enero y febrero a las 21 en el Teatro Roxy Radio City (San Luis 1750).