El daño que se produce al medioambiente -denominado ecocidio- no conlleva consecuencias penales para quienes lo realizan, por eso se creó una organización internacional que busca penalizar el daño a la naturaleza.

Se considera Ecocidio al daño masivo y destrucción a largo plazo de los ecosistemas. La palabra ecocidio significa “matar el propio hogar” y es una de las principales causas de la emergencia climática que estamos atravesando. Existen variadas actividades en la actualidad que causan la destrucción del planeta, como pueden ser la contaminación del aire y del agua, y la deforestación. Sin embargo, no existe ninguna ley que aborde la gravedad de estas acciones.

En Argentina se está buscando que se apruebe la ley contra el Ecocidio para que los crímenes ecológicos también sean penados. La organización Argentina sin Ecocidio, que forma parte de la organización mundial Stop Ecocidio Internacional (SEI) cofundada en 2017 por la abogada Polly Higgins y la directora ejecutiva Jojo Mehta, lleva adelante una campaña para que el Ecocidio sea incluido entre los grandes crímenes de la humanidad. Su trabajo principal es “activar y desarrollar el apoyo intersectorial global para ello”.

En entrevista con Argentina sin Ecocidio nos comentaron: “A su vez, también se trabaja por países para generar legislaciones locales que instalen la figura penal del Ecocidio en los diferentes países y con ello conseguir más impulso para que el Ecocidio sea un crimen a nivel internacional. En ese sentido, en Argentina trabajamos desde el año pasado difundiendo un proyecto de ley para incorporar al Ecocidio al Código penal Argentino”.

Por otra parte, desde la organización explicaron: “Es muy importante contar con la figura penal del Ecocidio, ya que sería pasar a dirimir las cuestiones ambientales en el ámbito penal, lo cual actualmente no ocurre. La regulación ambiental se desarrolla fundamentalmente en la vía administrativa (no criminal), y en los casos en que hay delitos ambientales definidos, generalmente son bastante específicos (por ejemplo, tráfico de fauna y flora silvestres, tala ilegal, un cierto grado de contaminación en un contexto determinado). En la mayor parte del mundo no existe un marco legal que trate el daño y la destrucción masivos per se por lo cual la actividad corporativa sigue el camino de menor resistencia, operando de la manera más dañina donde existe una protección menor y simplemente incluyendo en sus presupuestos las demandas civiles. El crimen de Ecocidio crea una nueva base moral por la cual cualquier cosa que cause un daño masivo o la destrucción de ecosistemas naturales será inaceptable”.

Actualmente la Corte Penal Internacional (CPI) considera delitos penales el genocidio, los crímenes contra la humanidad, los crímenes de guerra y los crímenes de agresión. De esta forma, la única manera de demandar un hecho de Ecocidio es mediante la vía civil, la cual solo genera el pago de una multa hacia las empresas o particulares que realicen actividades que dañen el ecosistema. Sin embargo, si el Ecocidio se considerara delito penal crearía una acción que podría llevar a la detención y al enjuiciamiento penal. De esta forma, se protegería al planeta de los daños que pueden causar las actividades contaminantes como el derrame de petróleo, las emisiones industriales, la agricultura industrial, la sobrepesca, los químicos del sector textil, entre otros.

En la página oficial de Stop Ecocidio, se puede acceder a un plan de ayuda a la organización con diferentes temáticas para abordar. Siendo particular o formando parte de una empresa, la organización propone algunas actividades que varían el grado de involucramiento pero que ayudan a visibilizar su trabajo y la importancia de crear una ley contra el Ecocidio.

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