Lic. Jennifer Lucchelli Woollands

Adscripta Graduada GRUPO HISA

Como se tuvo oportunidad de decir en las columnas anteriores, existen conceptualmente tres tipos de representaciones del cáncer en el cine: las puntuales, cuyas secuencias eran menos de tres sobre un tópico relacionado al cáncer, las relevantes, con referencias más nítidas sobre la dolencia, en la que el protagonista manifiesta síntomas pero se describe brevemente y las argumentales, directamente centradas en las neoplasias, el ambiente hospitalario, los tratamientos y el paciente. Para el primer caso, se citó la película Love Story (Historia de Amor, 1970), en segundo término Stepmom (Quédate a mi lado, 1998).

Ahora bien, para lo argumental se eligió la película nacional El cuaderno de Tomy del año 2020, protagonizada por Valeria Bertucelli y Esteban Lamothe. Se basa en una historia real de una arquitecta que encuentra que padece cáncer en un estadio avanzado. Allí en vez de dramatizar aquella situación, decide redactar en un cuaderno recuerdos para su hijo pequeño. En el film, y tal como sostenían Laura Bengochea y otros autores, sobre la escritura (usadas por ellos para el abordaje de la enfermedad) “… Las narrativas de las personas entrevistadas describen los sentidos y alcances del impacto de la enfermedad en múltiples dimensiones… Las enfermedades oncológicas generan un alto impacto en la vida de quienes la padecen y su grupo social más cercano…” (BENGOCHEA/DURAND/FERNÁNDEZ/WU HONG: 2014, 73). El esposo y su entorno cambian sus prácticas de vida, de tal forma que las escenas directamente transcurren en el Hospital, donde los médicos, enfermeras y amistades entrecruzan perspectivas y acciones.

Si bien la muerte es inevitable, María una tuitera activa le da fuerzas a sus amigas, esposo e hijo para que puedan sobrellevar la muerte de ella. En sus últimos instantes, cuando se sabía lo que iba a acontecer, emergen reflexiones de ella sobre lo que es la vida y el cáncer diciendo El mundo sigue y encima cada vez más rápido o Creo que la palabra es aceptación. Allí la tecnología y la medicina no alcanzaban para cuidar una persona, se requería de una educación en salud que abarcará a todos los involucrados. Los tiempos contemporáneos todavía tienen una cuenta pendiente y la cinta que lejos está del tradicional pesimismo muestra que la esperanza debe existir siempre. La verdadera María así lo demostró y su personaje también.

BIBLIOGRAFÍA:

  • Globocan: https://gco.iarc.fr/·
  • FERNANDEZ, Silvia, BENGOCHEA, Laura, DURAND, Alfonso, y WU HONG I. Desafíos para la detección temprana y la calidad de atención en los servicios de salud, en: LUXARDO, Natalia y BENGOCHEA, Laura (editoras). Cáncer y Sociedad. Múltiples miradas, enfoques y recortes. Editorial Biblos, Buenos Aires, 2014, pp. 61-105.
  • GONZÁLEZ DE DIOS, J. TASSO CERECEDA, M, OGANDO DÍAZ, B. La mirada del cine al cáncer (I): arte, ciencia y conciencia. Red. Pediatr. Aten. Primaria, 2012, pp. 41-55.
  • ICART-ISERN, M, ROZAS – GARCÍA, M, SANFELIU-CORTES, V, VIÑAS LLEBOT, H, FERNÁNDEZ – ORTEGA, M, ICART, M.C. El cáncer en el cine. Un recurso para los profesionales de la salud. Educ. Med. 2009, Barcelona, pp. 239 – 246.
  • MENENDEZ, Alfredo y MEDINA, Rosa. Cine, historia y medicina, en: CASADO DE ROCHA, A. y ASTUDILLO, W. (Eds). Cine y Medicina en el final de la Vida, Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos, 2006, pp. 56-58.
  • ROMANO, Eduardo. Cáncer, imaginario social y filmografía. Instituto de Literatura Argentina, FFyL, UBA, Buenos Aires, 2015

El presente artículo refleja la opinión personal de su autor y no corresponde necesariamente a la línea editorial de Trama Educativa.

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