Integrantes del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras realizaron un informe sobre el Agujero Azul, una región del Océano Atlántico sur occidental con características ecológicas y productivas particulares.
Daniela Alemany y Marcelo Acha, integrantes del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC, Conicet-Unmdp), junto a Nicolás Prandoni y Marcela Ivanovic, investigadores del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep), publicaron un informe donde analizan las especies de peces y calamares que habitan la zona del frente de talud conocida como el Agujero Azul. Alemany señala que el informe podría ser un insumo importante a la hora de evaluar zonas de conservación o de manejo pesquero específico para esa área.
La denominación Agujero Azul surge de la iniciativa interministerial Pampa Azul, y se trata de un lugar estratégico situado en el Atlántico sur occidental, considerado así por su relevancia biológica, ecológica y comercial, por las actividades pesqueras nacionales e internacionales que se desarrollan allí. La zona consiste en 6600 kilómetros cuadrados delimitada por la línea de profundidad de 200 metros (isobata) y el límite de la Zona Exclusiva Económica Argentina (ZEEA) ubicada a 200 millas náuticas de la costa, a la altura del Golfo de San Jorge, y que incluye una parte de la plataforma en aguas internacionales.
Este ambiente se caracteriza por tener una productividad primaria elevada que se transfiere a los diferentes niveles tróficos dentro de la trama regional y es sustento de la actividad pesquera que se desarrolla en el lugar. Alemany explica que la alta productividad primaria se debe a la presencia del fitoplancton, que genera materia orgánica a partir de luz y oxígeno, así como los árboles y otros vegetales en el medio terrestre. Pero a diferencia de estos últimos, el fitoplancton está compuesto por organismos unicelulares microscópicos que realizan la fotosíntesis y sirven de alimento para niveles más elevados de la cadena como el zooplancton.
En el INIDEP, donde trabajan todos los integrantes del grupo de investigación, cuentan con una amplia base de datos, y en particular para este estudio, con información de más de 1400 lances de pesca en el área proveniente de campañas científicas y de la flota comercial nacional. El insumo para la elaboración del informe fue tomado entre 1979 y 2019 y en diversas campañas donde evaluaron el número de especies nectónicas del área.
Los especialistas encontraron más de 140 taxones de necton en el área de estudio y particularmente tres áreas relacionadas al frente de talud y al Agujero Azul, de muy alta diversidad de especies nectónicas a las que denominan “hotspots”.
Considero que la importancia de nuestro trabajo radica en que es la primera vez que se realiza un relevamiento con una escala temporal tan grande de todas las especies de peces y calamares que en algún momento de esos 40 años fueron registradas en el área de estudio
Daniela Alemany, investigadora del Conicet Mar del Plata
El Agujero Azul forma parte de un sistema mayor llamado frente de talud continental, una estructura oceanográfica de la región que se extiende de norte a sur en más de 1800 kilómetros y que está definido por el declive abrupto de la plataforma continental a partir de los 200 metros de profundidad y hacia el fondo marino. En este lugar se encuentran la Corriente de Malvinas, biológicamente muy productiva por la disponibilidad de nutrientes que contiene, con las aguas de plataforma, que al tener diferentes propiedades generan condiciones apropiadas para el crecimiento del fitoplancton. Además, en determinadas épocas del año, como primavera y verano, las condiciones de luz permiten la proliferación de estos microorganismos fotosintéticos. Estas dos características la convierten en una de las áreas más productivas del atlántico sur occidental.
La especialista cuenta que el Agujero Azul es un sitio de relevancia ecológica para muchas especies de la trama trófica. Si bien el informe que realizó el equipo de especialistas evaluó especies nectónicas, existen reportes previos que evalúan la diversidad de mamíferos marinos, aves marinas, condrictios y peces óseos. “Nuestra información se suma a estos datos y tendrán que realizarse más estudios para terminar de entender el área en detalle”, añade Alemany.
La bióloga explica que el informe fue aprobado por el INIDEP, organismo que asesora al Consejo Federal Pesquero, pero además representa un insumo científico para políticas públicas en cuanto al manejo de los recursos, y también la conservación de los ecosistemas. La especialista resalta que el trabajo fue realizado en conjunto con otros programas del INIDEP, con distintos enfoques. Daniela Alemany, además, es docente de la Facultad de Ciencias Exactas Naturales de la Universidad Nacional de Mar del Plata, donde forma parte de la cátedra de Oceanografía Biológica. Allí, transmite todo lo que conoce sobre el mar desde una mirada ecosistémica y más allá de las especies de interés comercial.