Entrevistamos a Daniel Reynoso, Secretario Académico de la Universidad Nacional de Mar del Plata, para conocer más sobre la cantidad de ingresantes en el presente año 2021 y la situación de aquellos estudiantes que no han podido terminar con sus estudios secundarios.
—¿Cuál es el balance que se hace desde la universidad con una matricula que cada vez es más grande?
La reflexión y el balance va por dos caminos, primero cuando nosotros hicimos hace mas de cuatro años el proceso de autoevaluación para la CONEAU habíamos visto que en el área de influencia de la universidad de Mar del Plata habían más de 50 mil jóvenes que todos los años egresaban del colegio secundario y que no todos venían a la universidad. La universidad en ese momento recibía alrededor de 10 mil ingresantes y nos parecía que todavía había mucho más camino para transitar en cuanto a poder ofrecer los servicios de la universidad a una mayor cantidad de la población. Eso no puedo decir que esté cumplido, pero hemos duplicado la cantidad de ingresantes en estos últimos cuatro años. Y eso nos lleva a la segunda parte de esta reflexión, ahora el desafío es de qué forma podemos hacer para retener la mayor cantidad de esos jóvenes y que obtengan la terminalidad y la graduación.
—¿Cómo están transitando los ingresantes los procesos de nivelación en estas primeras semanas?
Desde las primeras semanas de febrero la carrera de medicina es tal vez la primera que arranca, pero otras unidades académicas como el caso de ingeniera y económicas también ya están dando cumplimiento a requisitos, a cursos de nivelación que se hacen para todos los ingresantes. Eso se está desarrollando en forma absolutamente virtual, porque esto también tiene que ver con las modalidades, en algo que nosotros ya pensábamos el año pasado que era un sistema de educación anfibio. Este sistema es un poco de presencialidad y bastante virtualidad, donde las unidades académicas empiezan a convivir con ciertas asignaturas que si o si requieren de la presencialidad, sobretodo para aquellas que necesitan el uso de equipamiento, laboratorio, prácticas, y obviamente la masividad de este ingreso que nos lleva a tener casi obligatoriamente un esquema de virtualidad.
—¿Qué va a pasar con esos estudiantes que no terminaron con el secundario por no haber logrado la conectividad durante el 2020 y quieren ingresar a la universidad? ¿Esto está impactando en los ingresos?
Tenemos algún diagnostico que es compartido con las otras universidades de la provincia de Buenos Aires. Estamos percibiendo primero que la jurisdicción de la provincia de Buenos Aires todavía no terminó el ciclo lectivo 2020, por lo tanto hay estudiantes que están fluctuando entre terminar el colegio secundario e iniciar la universidad. Con todas las dificultades que esto involucra, porque más allá de pensarlo nosotros en los términos educativos, también lo tenemos que pensar en los términos administrativos, porque la certificaciones de finalización recién van a estar para después de mayo en algunos casos. Entonces todo esto hace que tengamos que tener mucha plasticidad desde los ámbitos institucionales para tratar de contentar a todos. Todos tenemos que tener paciencia.
—Vemos una matricula alta en ciencias de la salud y en particular en el área de enfermería. ¿Cuánto le asignan al efecto pandemia?
Yo creo que el efecto pandemia tiene esas dos vertientes, por un lado el tema de forzar vocaciones para el tema el cuidado de la salud y en esto entra enfermería, psicología, medicina, bioquímica, que tienen una demanda muy fuerte. Pero también está la otra cuestión que hace a la reflexión sobre el por qué de la pandemia y es donde entra el factor humanidades, donde también las distintas carreras de esta facultad han tenido un fuerte crecimiento. Después nosotros esto lo podemos relativizar con respecto a la cantidad de carreras y todo lo demás, pero nos da obviamente el impacto de la pandemia.
La pandemia no ha sido neutra para ninguna de las partes de la comunidad universitaria, pero para los estudiantes y sobretodo para aquellos que estaban transitando el ultimo año de secundaria, que no lo pudieron hacer de forma presencial, evidentemente ha tenido un alto impacto en la elección de cómo va a ser la carrera vocacional que han elegido.