Desde la coordinación del “Protocolo de Actuación en Casos de Violencia de Género» de la Universidad Nacional de Mar del Plata informaron que durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio se encuentra disponible una nueva línea telefónica exclusiva para recibir denuncias y/o consultas y un correo electrónico. Entrevistamos a Belen Berruti para profundizar sobre su trabajo.

Se encuentra disponible una nueva línea telefónica: (223) 6987603, exclusiva para recibir denuncias y/o consultas los días LUNES de 13 a 17 hs. MARTES de 9 a 13 hs. y JUEVES de 14 a 18 hs. Asimismo, para quienes no opten por comunicarse telefónicamente, continúa la posibilidad de hacerlo a través de su correo electrónico exclusivo: protocologenerounmdp@mdp.edu.ar.


La Lic. María Belén Berruti, Coordinadora del Protocolo, resaltó en entrevista con Trama Educativa que «el Protocolo continuó recibiendo consultas via mail durante el ASPyO y realizando luego el seguimiento vía telefónica. Esta modalidad también se daba antes de las medidas tomadas por la emergencia sanitaria, y se instala como única posible lógicamente, luego de ella, aunque siempre se continua ofreciendo la posibilidad a las , les y los consultantes, de tener una entrevista presencial, tomando por supuesto las medidas de protección necesarias si la persona así podría requerirlo, ya que la asistencia ante situaciones de violencia o discriminación por motivos de género, está incluida dentro de las actividades esenciales«.

  • ¿Por qué es fundamental sostener la atención y asistencia ante casos de violencia en el actual contexto?

La coyuntura de ASPyO, sabemos, posee impactos diferenciales para las mujeres y colectivo de la diversidad, entre estos múltiples impactos diferenciales, está el mayor riesgo de sufrir violencia y/o discriminación por motivos de género en el ámbito del hogar, esto es, situaciones que se producen en el ámbito de la pareja o de relaciones familiares o convivenciales, por ejemplo, el caso de estudiantes de otras localidades que conviven en nuestra ciudad , no tienen una relación familiar ni sexoafectiva, pero pueden sufrir situaciones de violencia por motivos de género.

  • ¿Qué particularidades tienen las denuncias que reciben desde el Protocolo?

Desde la implementación del protocolo, en agosto de 2017, hemos recibido tres tipos de casos, los que llamamos internos, es decir, donde ambas partes involucradas pertenecen a la Universidad, en segundo lugar, casos externos, donde ninguna de las partes pertenece a la Universidad, y por último, casos mixtos, en donde o bien solo consultante /denunciante pertenece a la Universidad, o solo el agresor o agresora pertenece a la universidad. Tanto los casos externos como los mixtos son en su mayoría casos de violencia doméstica, ante ello la intervención ha sido asesorar y articular con otras instancias del estado, para dar solución a las consultantes, que al día hoy han sido en su totalidad mujeres.

A partir del ASPyO ha habido como dijimos dado el impacto diferenciado por género, un aumento de este tipo de demanda de casos mixtos y puramente externos. En los casos mixtos, cuando se trata sobre todo de victimas estudiantes, la articulación de la intervención con el Servicio Social Universitario ha sido central, sobre todo cuando, además, hemos recibido consultas de estudiantes que por el ASPyO se encuentran en otras localidades, situación inédita para el protocolo.

Por último, otro tipo de consulta, tiene que ver con situaciones en donde el sentido que se le da a esa experiencia dolorosa que se vivió, no está tan claro, y también es un tipo de demanda muy común previa al ASPyO, donde la persona refiere “no sé si esto que me pasó es violencia de género o no”, entonces la demanda pasa por desentrañar el sentido de esa experiencia que en principio, fue dañosa, produjo un malestar.

  • ¿Con la suspensión de actividades presenciales y la implementación del teletrabajo que situaciones se viven en la Universidad?

En cuanto a los casos internos, es decir, situaciones de violencia o discriminación producidas entre miembros de la comunidad universitaria, podemos señalar varias cuestiones que se han modulado por la coyuntura del ASPyO: algunos casos se dieron durante las interacciones virtuales en el campus que la universidad dispuso para dar continuidad a las cursadas, o en el marco de relaciones laborales pero mediadas por tecnología, es decir, aparece un poco más acentuada la cuestión de las llamadas ciberviolencias. Otro tipo de consultas que se destaca, han sido las derivadas de situaciones ocurridas previas al ASPO y que , como es habitual en las personas que sufren violencias, la búsqueda de espacios de escucha , la posibilidad de hablar de lo que le sucedió, puede aparecer mucho tiempo después. En muchas situaciones de violencia, la significación de esa experiencia vivida como una experiencia de violencia, aparece retroactivamente , como una especie de toma de conciencia que habría que ver si no ha sido también estimulada por la coyuntura del ASPyO.

  • ¿Que importancia tiene una herramienta como el Protocolo?

El protocolo es un dispositivo de escucha que se torna fundamental, porque se trata de un espacio que habilita la palabra, para poder reflexionar sobre una experiencia inquietante, dolorosa, que afecta nuestras potencialidades, limita nuestra trayectoria laboral y/o educativa. Si pensamos que la pandemia tiende a acentuar desigualdades sociales y que las desigualdades de género también se ven profundizadas, y si pensamos también que hay una intersección entre estas desigualdades y otras tantas, entonces tenemos que poder anticiparnos y fortalecer este tipo de dispositivos de escucha, para evitar que estas desigualdades agudizadas se transformen en situaciones de violencia, en este sentido, la consulta temprana es muy importante.

Poder comenzar a atender estas experiencias que se producen en la vida universitaria, en el marco de las relaciones laborales y/o educativas, implica hacernos cargo de la responsabilidad que tenemos como comunidad universitaria en la construcción de una ciudadanía más empática y respetuosa de la diversidad y de las diferencias, comprometida, en definitiva, con la transformación social.

La vida universitaria implica una compleja trama de relaciones de diverso tipo que pueden articularse de manera saludable y constructiva o que pueden en algunos casos implicar formas de discriminación y/o violencia, que a esta altura no podemos tolerar, porque sabemos que además su impacto es sistémico, es decir, afecta la vitalidad de todo el sistema, de modo que, al tolerar estas situaciones, afectamos bienes públicos, cuya protección es nuestro primerísimo deber, en tanto universidad pública.

  • ¿La Universidad es fundamental para lograr este cambio en nuestras prácticas?

Las situaciones de violencia o discriminación por motivos de género son problemas públicos, de salud pública y de derechos humanos, incluso el proceso de salida de la violencia que lleva adelante una persona que decide terminar con una situación de esa naturaleza, es un proceso de transformación política, por más individual que pueda parecer. En este sentido, acompañar estos procesos de erradicación de las situaciones de violencia, aporta al bienestar de toda la comunidad. Por esto es que resulta tan importante consultar y hacer uso del protocolo, porque no tiene una función meramente sancionatoria, sino que busca una modificación sustancial en la forma en que experimentamos una parte muy importante de nuestra vida que es la vida universitaria.

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