El miércoles 25 de octubre a las 18 se realizará la presentación de la colección “Esa plaga de polleras” en la Librería Universitaria, ubicada en Jujuy 1731.

La colección “Esa plaga de polleras” está conformada por 6 volúmenes de materiales educativos orientados a estudiantes secundarios, cada uno dedicado a una escritora en particular: Juana Manso, Mary Peabody Mann, Alfonsina Storni, Rosa Guerra, Emily Dickinson y Mary Wollstonecraft.

La elección de estas mujeres se debe principalmente a dos razones, la primera es que fueron acérrimas defensoras, a través de la palabra escrita, de cuestiones relativas al rol desempeñado por la mujer en la sociedad, el segundo motivo es que muchos de los textos en los que ellas se mostraban tan combativas han sido prácticamente invisibilizados.

La presentación se realizará el 25 de octubre en conmemoración a los 85 años del fallecimiento de Alfonsina Storni. Además, durante la misma habrá música, ilustración e invitados especiales.

Cada título ofrece una serie de actividades de invención y juegos poéticos, y es posible acceder, a través de un código QR, a un podcast que amplía la información.

Alfonsina Storni y su rol en la literatura femenina

Presentación de la colección “Esa plaga de polleras”

Alfonsina Storni Martignoni, nacida el 29 de mayo de 1892 en la Suiza italiana, fue la tercera hija del matrimonio de Alfonso y Paulina. Sus padres y tíos eran dueños de la fábrica de Cerveza Los Alpes -en la provincia de San Juan- decidieron volver a Argentina 4 años después del nacimiento de Alfonsina.

Su madre, de quien heredó su pasión por las artes, bordaba, pintaba y cantaba, mientras que su padre desde muy joven sufrió de depresión, enfermedad que afectaría a Alfonsina y la llevaría a tomar la trágica decisión de quitarse la vida.

A los 12 años, Alfonsina escribió su primer poema, actividad que continuó a escondidas de su madre, a la que le desagradaban sus pensamientos pesimistas, remarcándole que “la vida es dulce”. Por ese entonces, Storni se puso a trabajar de aprendiz en una fábrica de gorros,  momento en el cual empezó a interesarse por el anarquismo y entre sus lecturas estaba el poeta modernista Rubén Darío.

Tiempo después se desempeñó en una compañía teatral, con la que realizaron una gira por las provincias y, así, aprendió la cultura del trabajo. En ese tiempo, Alfonsina escribió su primera obra de teatro, Un corazón valiente, de la que no ha quedado registro.

Años más tarde, logró ponerse en contacto con dos revistas literarias en las que empezó a colaborar: Mundo Rosarino y Monos y Monadas. En este periodo, conoció y se enamoró de un hombre casado con el que tuvo un romance. Alfonsina poseía independencia económica como maestra y columnista. Al enterarse de su embarazo y la indiferencia de su pareja, decidió mudarse a Buenos Aires para criarlo sola.

El 21 de abril de 1912, cuando ella apenas tenía 20 años, nació su hijo Alejandro. Como madre soltera, luchando contra los prejuicios sociales, Storni trabajó de cajera en una tienda en el centro de la ciudad y de “corresponsal psicológico” en una empresa importadora de aceite de oliva. Tras mucho esfuerzo, logró publicar su primer libro, La inquietud del rosal, en 1916, y poco a poco fue consiguiendo colaboraciones literarias en publicaciones como Fray Mocho, El Hogar y Mundo Argentino

En 1919, junto a Carolina Muzzilli, Julieta Lanteri y Salvadora Medina Onrubia, en sus columnas del Diario La Nación reclamaba un lugar para las mujeres: “Llegará un día en que las mujeres se atrevan a revelar su interior; este día la moral sufrirá un vuelco; las costumbres cambiarán”.

En ese entonces, sus críticas a la sociedad patriarcal de los años veinte llevó a que algunas mujeres la admiraran, mientras que otras la consideraban “peligrosa”.

Storni publicó El dulce daño en 1918,un año más tarde, en 1919, publicó Irremediablemente y, en 1920, Languidez, por el cual recibió el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura.

Con Ocre (1925) y Poemas de amor (1927), Storni dio un giro a su obra: comenzó a ser más introspectiva e irónica. En 1927 estrenó su primera obra de teatro, El amo del mundo, una comedia en tres actos de corte feminista que no fue bien aceptada por el público. En 1932 publicó Dos falsas pirotecnias y escribió piezas de teatro infantil.

En ese contexto, Alfonsina comenzó a sufrir cuadros depresivos y de paranoia y, mientras lidiaba con esas enfermedades, continuó trabajando de manera muy intensa publicando poesía, disertando en conferencias y dictando clases como profesora en escuelas públicas, entre ellas, la Escuela de Niños Débiles de parque Chacabuco; el Instituto de Teatro Infantil Labardén, y la Escuela Normal de Lenguas Vivas. También fue docente de teatro en el Conservatorio de Música y Declamación, y dio clases de castellano y aritmética en la Escuela de Adultos Bolívar. 

Los médicos le aconsejaron reposo por una crisis de agotamiento, motivo por el cual comenzó a viajar a Córdoba y Mar del Plata, y descansar de la ciudad. Sin embargo, su reconocimiento en la vida intelectual estaba cada vez en aumento: a finales de la década del 20, ya se había hecho un lugar en el ambiente intelectual porteño, en el que participaba de las reuniones del grupo literario Anaconda, las tertulias de Quinquela Martín en el Café Tortoni y las del grupo Signo en el Hotel Castelar.

La obra de Storni engloba su universo emocional, ella hablaba tanto del deseo femenino y de su derecho de independencia frente al hombre, como de su constante obsesión por la muerte. Se trata de una artista, que mediante la escritura, manifestó la necesidad de modificar una sociedad machista, utilizando un tono irónico para burlarse de sus preceptos. 

En mayo de 1935 le diagnosticaron cáncer de mama y tuvo que someterse a una intervención quirúrgica, lo que provocó una mutilación tanto física como emocional. Durante los siguientes años, Alfonsina afrontó varias pérdidas. En 1937 Horacio Quiroga se quitó la vida y, poco tiempo después, haría lo mismo su amigo Leopoldo Lugones. Al año siguiente lo haría Eglé, la hija de su querido amigo Horacio Quiroga. 

La propagación del cáncer, los dolores físicos y el impacto emocional en su estado anímico forzaron a Alfonsina a tomar la decisión de despedirse de su hijo Alejandro, en la estación de trenes de Constitución. Dejó una carta para él, un poema para publicar en el Diario La Nación y una declaración para la Policía, pidiendo que no se culpe a nadie de su muerte.

El día 25 de octubre de 1938, Alfonsina Storni tomó la peor decisión, arrojarse del espigón del Club Argentino de Mujeres, en la playa La Perla, en Mar del Plata.

Mediante sus textos logró romper con los estereotipos de la mujer casada dependiente del marido, incitando a la reflexión de sus lectoras en sus columnas periodísticas de La Nación y Crítica.Además, participó de la creación de la Sociedad Argentina de Autores. Junto a las poetas Juana de Ibarbourou, Delmira Agustini (Uruguay) y Gabriela Mistral (Chile), convirtiéndose en representante de la poesía modernista latinoamericana.

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