Por Jennifer Lucchelli Woollands, Licenciada en Historia

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Los cánceres en la historia, sin dudas, representaron una incógnita para quienes observaban las distintas dolencias y quienes la padecían. Conforme transcurrieron los siglos, los distintos actores sociales y políticos fueron resolviendo preguntas sobre ciertos malestares en los cuerpos. Ahora bien, otro conjunto de enfermedades quedaron en un vacío teórico, médico, social y cultural, sea por sus primeros efectos, por la religión o la negación en si misma. Así, los cánceres parecían diseñar un gran desafío para quienes deseaban conocer más sobre el cuerpo humano. Desde la antigüedad hasta la modernidad, las malformaciones estructurales fueron ignoradas o tuvieron definiciones basadas en teorías antiguas.

UNA PREGUNTA SOBRE LOS CÁNCERES Y LA MIRADA SOCIAL

La ciencia y el siglo XIX, a los tópicos indicados, resolvieron parcialmente las principales explicaciones sobre ciertas problemáticas en materia de salud. Los cánceres, como bien ha narrado Siddartha Mukherjee, tuvieron investigaciones heterogéneas, diversas, con finales poco felices. Ello se debía a la falta de análisis específicos que dieran con una respuesta clave. Desde mediados de 1850 hasta el principio del siglo XX, una serie de avances empezaron a pensar la problemática bajo otras perspectivas. De Rudolph Virchow a William Halsted el conocimiento sobre las neoplasias tuvo un crecimiento exponencial que contribuyó a que cada vez más individuos en la sociedad se preguntaran por la forma de combatir el malestar. Tal repercusión produjo el advenimiento de modificaciones en los sistemas sanitarios regionales e interregionales, y además, una severa crítica hacia hábitos novedosos en la contemporaneidad.

UNA PREGUNTA SOBRE LOS CÁNCERES Y LA MIRADA SOCIAL

Pero, a pesar de todas las aseveraciones señaladas, los gobiernos nacionales demoraron mucho más en notificarse de los alcances preocupantes de los cánceres. Hombres y mujeres dentro y fuera de la medicina sufrían por sus casos personales o de allegados, las faltas de resoluciones en sí. Hasta que en la década de los años 20 ´y 30´ en Europa y América (Norte y Sur), se establecieron algunas estrategias programáticas para comunicar a todos los sujetos sociales.

  Aunque todo esto colaboró en favor de mayores investigaciones, tratamientos, operaciones y campañas de prevención, la prevalencia de la importancia de las enfermedades infectocontagiosas y el contexto social-político (guerra mundial), retrasó las explicaciones que las personas necesitaban. De 1939 a 1945, tanto sea en los Estados Unidos, Europa y América Latina, las políticas de salud sufrieron un estancamiento, lo que no significa la ausencia de trabajos, nuevas fórmulas, pesquisas y pedidos de ayuda. El final de la conflagración mundial dio lugar a mayores trabajos para evitar la cantidad de muertes que se producían en aquellos años. ¿Se resolvieron los problemas? ¿Qué paso con el mundo de la segunda postguerra? En la segunda parte, se seguirán tales cuestiones.

Bibliografía

  • CARDONA, Andrés y LÓPEZ, María. Historia del cáncer y el cáncer en la Historia. Revista de Medicina,  Colombia, 2021, pp. 528 – 562.
  • LUCCHELLI, Jennifer. El cáncer y su historia motivos para su estudio e investigación. Mar del Plata, 2023, pp. 1-3.
  • MUKHERJEE, Siddartha. El emperador de todos los males. Una biografía del cáncer. Editorial DEBATE, Estados Unidos, 2010, pp. 10 – 92.
  • SONTAG, Susan. La enfermedad y sus metáforas. Taurus, Pensamiento, Buenos Aires, 1978.

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