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En el vigésimo aniversario de la histórica IV Cumbre de las Américas, que en noviembre de 2005 convirtió a Mar del Plata en el epicentro de la política continental, la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) conmemoró el acontecimiento con un acto cargado de simbolismo, reflexión y compromiso.

La Facultad de Humanidades fue escenario este miércoles de la entrega del título de Doctor Honoris Causa al Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, en reconocimiento a su incansable labor en defensa de los derechos humanos, la justicia social y la integración latinoamericana. En la misma ceremonia, el artista plástico Felipe Giménez fue distinguido como Personalidad Ilustre, por su destacada trayectoria en el arte y la cultura popular.

El encuentro, realizado en el Aula 24 bajo el lema del Festival Nuestra América “El que siembra sueños cosecha primaveras”, fue organizado por el Centro de Estudios Sociohistóricos de América Latina Contemporánea (CESALC), el Departamento de Historia y la Facultad de Humanidades. Participaron autoridades universitarias, entre ellas, la rectora electa Mónica Biasone, docentes, estudiantes y representantes de la comunidad educativa en una jornada atravesada por la memoria y el pensamiento crítico.

Reconocimiento a Pérez Esquivel

El rector Alfredo Lazzeretti destacó que el reconocimiento a Pérez Esquivel representa “una gran alegría para la universidad” y reafirmó que su figura “sintetiza la lucha por los derechos humanos y la defensa de la paz”. Además, subrayó el papel de las instituciones públicas frente a los desafíos actuales: “Los problemas de la democracia se resuelven con más democracia”.

Por su parte, el decano de Humanidades, Enrique Andriotti Romanín, enfatizó el compromiso de las universidades con el debate y la transformación social: “Reconocer es importante, pero también lo es abrir discusiones. Desde el arte y la cultura podemos transformar sentidos”.

El cierre de la jornada estuvo a cargo de Adolfo Pérez Esquivel, quien repasó su compromiso con las luchas sociales del continente. “El Premio Nobel no lo asumí a título personal, sino en nombre de los pueblos de América Latina”, señaló.

El referente de derechos humanos advirtió sobre los nuevos desafíos éticos y sociales: “El hambre es otra guerra”, y llamó a sostener la esperanza: “Hay que continuar luchando con fuerza y esperanza para cambiar la realidad del país”.

A los jóvenes universitarios les dejó un mensaje de profundo contenido pedagógico: “Las universidades son la conciencia de los pueblos. No dejen de ser rebeldes”.

El arte como forma de encuentro

Visiblemente emocionado, Felipe Giménez agradeció volver al ámbito donde se formó: “Volver a la casa donde uno aprendió tanto es sumamente gratificante”. Recordó que su obra siempre estuvo guiada por tres ejes: la plástica, la gastronomía y la psicología. Además, dijo que su paso por la universidad le dejó una enseñanza clave: “La universidad es el comienzo, no el final”.

En un contexto social y político complejo, reivindicó el arte como espacio de resistencia y sanación colectiva: “En una época de pesadilla compartida, el arte es un camino hacia adentro, un territorio para el encuentro”.

A veinte años de aquella Cumbre de las Américas que marcó un antes y un después en la historia política regional, la UNMdP volvió a poner en valor el legado del “No al ALCA”: un gesto de soberanía y unidad latinoamericana que, dos décadas después, sigue inspirando a nuevas generaciones a pensar, crear y construir una América más justa y solidaria.

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