En el marco del Día Internacional de la Mujer, desde Conicet Mar del Plata homenajean a las mujeres trabajadoras de la ciencia que llevan adelante este trabajo en la ciudad. En esta ocasión, conversaron con el Grupo de Extensión Interdisciplinario Ambiente y Territorio de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

En 1975, la Organización de las Naciones Unidas estableció el 8 de marzo como el día de la Mujer Trabajadora con el objetivo de disminuir las desigualdades que surgen a partir del género. Para conmemorar esta fecha, Conicet Mar del Plata eligió dialogar con el Grupo de Extensión Interdisciplinario Ambiente y Territorio, conformado íntegramente por mujeres, que abren caminos, literal y metafóricamente.

Este grupo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Unmdp está conformado por las investigadoras asistentes, Cielo Bazterrica y Mariana Addino, del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras; la becaria doctoral, Analía Di Bona, del Instituto Argentino de Oceanografía; las docentes de la Universidad, Silvia De Marco y Andrea Gavio, y la educadora popular Vanesa Pacotti.

El objetivo del grupo es crear senderos de interpretación ambiental y custodia del territorio en distintos espacios, pero las especialistas explican que el proyecto es la formalización en un grupo de extensión que nació mucho antes, que es la condensación de muchos años de trabajo, del deseo de una ciencia más humana y un espacio de trabajo interprofesional e intergeneracional.

Las científicas llevan a los distintos espacios, como la Laguna de Mar Chiquita y la Reserva del Puerto, la propuesta para realizar talleres en los que el producto final es el sendero auto-guiado de interpretación natural, es decir cartelería que tiene información co-creada con la comunidad.

El proyecto que llevan adelante resulta innovador, porque implementan estrategias para el buen uso de los bienes comunes y educación ambiental, o como aparece en muchas legislaciones “Custodia del Territorio”, considerando como una parte fundamental a las personas que habitan esos espacios, con sus perspectivas y saberes propios. «Se co-construye en todo momento, desde la escritura, las actividades, los resultados, en cada taller se vive una fiesta de intercambio es un encuentro de saberes, de todos lados, cada persona aportará algo diferente desde su lugar, lejos de ser una verticalidad de saberes académicos», cuenta Mariana.

El origen e historia de este sendero

Silvia De Marco y Andrea Gavio comenzaron este camino de valorización de espacios comunes en la década del noventa, sin saber que las pondría hoy en este lugar de construcción colectiva. En aquel momento se dieron cuenta lo necesaria que era la formación para el cuidado del ambiente, y supieron dar lo que conocemos como Educación Ambiental en distintos formatos.

Por otra parte, hace unos diez años, recuerda Cielo, comenzaron junto a Vanesa el proyecto «Senderos de interpretación ambiental» en el Arroyo Camarones en Chubut. El proceso no fue sencillo, existieron conflictos con dueños de campos, cambios de administración, e incluso la naturaleza hizo de las suyas cuando destruyó todo con una marejada. Sin embargo, el sendero hoy es un hecho, marcando el Arroyo que antes podía pasar desapercibido.

En 2018 Vanesa observó que en Mar Chiquita no había ninguna iniciativa como la que habían hecho en Camarones, entonces la idea comenzó a moverse y a moldearse para empezar a ser algo tangible. La única Albúfera de nuestro país también tenía que tener un sendero de interpretación y la comunidad debía ser parte de eso. Comenzaron las reuniones, la coordinación y el grupo, que ahora sumaba a Silvia, Andrea, Mariana y Analía, y así iniciaron los talleres y reuniones que marcarían los senderos bonaerenses.

Al respecto, Mariana expresa: «Las personas somos parte de la naturaleza y por eso pensamos e invitamos desde los talleres a disfrutar, a mirar, a estar en la naturaleza». No se trata de carteles informativos sobre especies del lugar, o al menos, no sólo se trata de eso.

Si bien existen algunos carteles cuya información es sobre las especies hay otros que invitan, simplemente, a «contemplar el atardecer». Mariana cuenta emocionada: «Cuando paso y veo el puente lleno de gente tomando fotos pienso ‘algo hicimos’, algo intangible quizás, porque se trata de valorar un bien común e invitar a otros a que vivan el lugar de otra manera».

Un trabajo en mancomunión

El trabajo del equipo es por consenso, no por mayoría. Cada cartel, texto, color, ubicación, todo se decide por consenso, «porque en el consenso se garantiza el resultado, aunque sea a largo plazo, pero eso nos permite que todas las personas que participan sientan que el proyecto es suyo«, reflexiona Cielo. A lo que Silvia agrega: «Consenso y bienes comunes es algo que para nosotras está en mancomunión, porque hay que conciliar siempre».

Claro está que este tipo de iniciativas a veces parecen opuestas a la producción científica tradicional. «Los tiempos son otros, no los de los papers», dice Mariana , y Cielo agrega: «Es muy diferente porque ¿cómo cuantificar la extensión?¿Cuánto vale el efecto en las personas de este proyecto en una planilla de Excel?». Es entonces cuando Silvia agrega una frase que lo resume todo: «Lo que hacemos es compartir información de un modo ágil, emotivo, cargado de sentimientos, de simbolismo».

El camino por recorrer

Consultadas por su deseo a futuro con el proyecto, Cielo se manifiesta contundente en su respuesta: «Espero en el futuro un espacio de reconocimiento de la institución, que el sistema científico lo valore como a los papers, porque para mí es parte de mi profesión, es lo que yo hago como científica, desde mi rol social. Llevamos la ciencia al territorio». Silvia secunda la idea y agrega que «el conocimiento científico necesariamente debe formar parte del acervo de la gente y ese conocimiento producido no puede quedar encerrado en ningún lugar, laboratorio, aula, tiene que moverse y llegar a la gente que te rodea».

En muchos senderos de diferentes partes del país puede leerse la frase de Atahualpa Yupanqui: «Para el que mira sin ver, la tierra es tierra nomás». Para quien conoce este proyecto sepa que no es un proyecto nada más, es un sendero señalando no perdernos de algo pero también un camino que busca hacer una ciencia diferente, con más humanidad y menos desigualdades, y por sobre todas las cosas, un proyecto forjado por mujeres trabajadoras que le abren camino a quienes vienen detrás.

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