-Te invitamos para conversar sobre las implicancias en la nueva reforma en la provincia de Buenos Aires, respecto a lo didáctico, al aula y las complejidades o soluciones que trae la norma

Particularmente tiene muchos capítulos muy interesantes, pero me gustaría enfocarme en uno de esos capítulos que es el de la evaluación, el cual creo que es el más controversial, el que genera más discusiones. Y, en principio, decir que me parece un desafío pedagógico enorme esta propuesta. Me parece que hay un riesgo enorme porque se está pensando el sistema educativo de otra manera, completamente diferente. Hasta ahora, nosotros entendemos la educación primaria, la educación secundaria, como graduada. Sin embargo, este proyecto, en particular, está pensando en romper con ese pensamiento gradual, así que hay algo disruptivo desde lo pedagógico y empezar a pensar que la trayectoria que los estudiantes hagan en el colegio secundario, esté más vinculado a lo que es materia por materia que un ciclo lectivo que tiene que ver con un año.

Por eso digo que es una interpelación a la sociedad. ¿Qué tipo de saberes queremos consolidar? ¿Qué queremos que nuestros alumnos construyan? ¿Cómo queremos que estos estudiantes consoliden estos instrumentos además de construirlos? Hasta este momento era pasar de año. Pero a partir de ahora hay un concepto central que es el de: hay que volver a enseñar, hay que volver a evaluar y hay que volver a aprender. Y me parece que eso cambia conceptualmente la dinámica de la escuela secundaria.

-Es como volver a antes de la pandemia con el valor numérico pero con un refuerzo de lo que es la evaluación

Sí, son varias cosas. Por un lado, hay números. Están los valores de categorización que son el TEA, TED Y TEP, eso sucede y es cualitativo. Hace dos o tres años se transformó la secundaria en cuatrimestral, en vez de trimestral y a mitad de cada cuatrimestre los docentes tienen la obligación de hacer una devolución cualitativa y una retroalimentación numérica. Por otro lado, en términos evaluativos, antes te podías llevar la materia y tenías momentos de intensificación. Te podías llevar hasta dos materias y la tercera era la chance. Era muy difícil la carga simbólica que tenía ese docente de la tercera materia, sabiendo que podía hacer repetir el año al alumno.

¿Qué sucedía? Muchos docentes, de manera generosa, decían ‘mejor que pase, porque no tiene ningún sentido que repita todo el año’. Desde el punto didáctico y desde el punto de vista de las investigaciones, no hay ningún hecho que corrobore que al repetir los alumnos aprendan más. Por el contrario, lo que suele suceder es que se aburren de las materias que ya habían aprobado, los separas del contexto social de sus compañeros, hay estigmatización en el que repite. Por lo tanto, la repetición pasaba a ser más una carga en detrimento del proceso de aprendizaje del propio alumno, que una oportunidad de mejorar aquello que no había alcanzado. Entonces, los docentes generosos no estaban del todo equivocados, pero ahí había un problema y lo sigue habiendo: los estudiantes no aprendían aquello que debían aprender. Entonces, este proceso, esta nueva idea, va a centrar el trayecto formativo en aprendizajes profundos, formidables y construidos efectivamente a lo largo del año.

-Eso que vos decís, ¿sucedería en el año que le corresponde o es el acompañamiento que se logra después?

Son dos cosas: esto va a empezar a regir en el 2025. Un estudiante puede llevarse todas las materias, pero puede hacerlo más acotado, puede llevarse 8 materias, pero solo puede intensificar al año siguiente, es decir, 2026, 4 materias. Porque pasadas esas 4, basándonos en el ejemplo de 8, las tiene que recursar. Entonces, 4 materias puede intensificar en el año siguiente mientras está cursando su otro año y esas otras 4 tiene que recursarlas del año anterior. Hay algo interesantísimo en todo esto: que ningún estudiante va a poder cursar más de 12 materias en un año. Es decir, que si está recursando 4, solo puede cursar de su ciclo lectivo convencional 8. ¿Por qué? Porque lo que se intenta es que genuinamente vuelvan a revisar aquellos contenidos con conocimientos que no tuvieron en el momento oportuno.

¿Qué se va a privilegiar? Supongamos que se me superponen horarios; se va a privilegiar la recursada y no la materia que debería cursar. Y, ¿cómo se van a organizar estas contracursadas? Hay muchas modalidades: una es, el estudiante recursa en el año anterior, en el turno, o bien recursa en el contraturno. En esto la escuela va a tener que hacer un esfuerzo enorme, porque va a tener que meter docentes en el contraturno, porque va a tener que duplicar algunas materias, excepto que cursen en el turno. Para los casos de intensificación, hay oportunidad de hacerlo virtual. Aquellas 4 materias que solamente tiene que intensificar, no recursar, se puede hacer de manera virtual.

-Bueno, los sábados podrían ser una opción para la intensificación de materias, siguiendo lo que decía Sileoni, ministro de Educación de la Provincia

Sí, obvio. Eso depende de cómo se maneje la escuela. Acá tenes: contaturno, turno, sábados; se amplifica la franja horaria a disposición del estudiante. Y esto es con mucha rigurosidad, es decir, el estudiante va a tener que aprobar esa materia. Y si no la aprobó, la va a tener que volver a cursar. No por recursarla una vez se le va a aprobar. Por lo tanto, el centro de esta propuesta realmente está puesto en el conocimiento.

-Desde la Provincia querían implementar la reforma particularmente para aquellos estudiantes que, desanimados, se apartan de la institución o incluso dejan la escuela, ¿no es un riesgo que se lo intente involucrar mucho más en la escuela que antes de la reforma?

Es que en realidad no lo tratas de involucrar más que antes. No va a haber una exigencia cognitiva o un plus. Se le va a exigir, en términos de horarios o en cantidad de horas, lo mismo que le exigirías si estuviera cursando su año lectivo, porque son 12 materias. Y esto no es un detalle menor: no se le pide al estudiante que curse en ese año las, por ejemplo, 5 que le quedaron para recursar. Se le está diciendo que se concentré en esas 5. Y la institución debería poner un apoyo adicional para acompañar a ese estudiante, no solo cognitivo, sino social, familiar, desde sus patrones de malentendimiento. No se le pide más, se le pide que vea esos puntos débiles ahora con un acompañamiento. Y es un desafío enorme porque, aparentemente, la Provincia va a disponer de fondos para las escuelas públicas para realizar todo este acompañamiento y esto es elemental.

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