Entrevista realizada a Miguel Kelly y Beto Miranda, preceptores del Colegio Secundario Amuyen.

—¿Cómo se reconvirtieron para mantener ese rol de preceptor en la virtualidad?

Beto: Nos empezamos a dar cuenta que había cuestiones que desconocíamos todos los que formamos parte de la comunidad educativa. Había cosas con las cuales no estamos preparados, en general como sociedad no estábamos preparados para estas situaciones. El desafío era doble, porque había otros factores en el medio que había que salvar. Tratamos de hacerlo de la mejor manera, de utilizar cualquier canal de comunicación que tengamos a mano como para llegar a los alumnos, ya sea por mail o mandando un whatsapp para comunicarnos con las familias. Uno termina siendo una especie de detective porque tiene que ir investigando y ver de qué manera puede llegar a ese alumno de la mejor manera. Y lo lúdico también se vuelve algo muy importante, no sólo lo pedagógico y el contenido habitual, sino otras cuestiones toman más importancia también a la hora de mantener el vínculo.

Miguel: Hubo muchas reacciones distintas frente a esta situación tanto de adultos como chicos. Y es que al principio pensamos que eran 15 días y volvemos, pero después hasta hacer el click de que la escuela es ésta y que va a estar funcionando así fue todo un acomodarse. Nos fuimos acomodando y todo se fue perfeccionando hasta hasta encontrar una forma de trabajar acorde a los grupos.

—¿De qué manera se llevó adelante esta tarea de acompañar a los chicos de los primeros años de secundaria?

Miguel: Justo el primer año había empezado unos días antes del corte de clase, por lo menos tuvieron algunos días más lo que les permitió conocer a algunos profes. Porque otra particularidad de esta situación es que muchos chicos no conocieron a sus profes cara a cara. Pero, por suerte, primer año tuvo unos días gracias a esta nueva modalidad de que primer año empieza solo. Ha cobrado un rol bastante protagónico esta cosa de hablar con los chicos, cuando hablamos de lo vincular no es una palabra vacía sino que por ejemplo, nosotros tenemos a todos los chicos y padres en whatsapp para preguntarles cómo están, cómo se están sintiendo.

—¿Cómo se trata con las frustraciones de los chicos que están terminando la secundaria?

Beto: Nosotros mismos sabemos que uno deposita mucha expectativa en cada cierre de ciclo y el cierre del colegio secundario es muy importante emocionalmente para un adolescente. Es muy importante expresarlo, hacerlo sentir así, como por ejemplo en el último primer día, en la fiesta de egresados, la presentación de los buzos. Entonces ahí hay un montón de hitos para los egresados que no se están pudiendo cumplir. Se juega mucho lo emocional, la cuestión de las depresiones o enojos y uno trata de decir «bueno en el momento de volvamos» pero uno tampoco tienen la certeza porque en las condiciones que estamos no podemos darles certezas.

—¿Cómo recibieron los chicos el cambio a evaluaciones pedagógicas?

Miguel: Esta nueva forma de valoración ha interpelado a los pibes, a los profes y a los padres, porque a veces los mismos padres decían: ahora me estoy dando cuenta con el informe que estaba solo con cosas que lo sobrepasaban. Por eso no es una calificación sino que es un estado de situación de cómo hemos podido enseñar o no los profes, alumnos y padres, en definitiva toda la comunidad entera. Está situación de entrega de las actividades a tiempo no siempre era por responsabilidad única del alumno, a veces el docente no encontraba la forma para hacer llegar el material o la conexión, habían muchas cosas que fuimos aprendiendo y que tuvimos que ir revirtiendo, pero fue esta posibilidad de evaluar la que puso las cosas en evidencia.

Beto: Había muchos chicos que reclamaban, la nota, esa calificación un poco más tradicional. Pero uno se encarga de aclarar que este tipo de valoración que tenemos ahora tan diferente para ellos corresponde a lo que vamos retomar cuando podamos volver. Es difícil para chicos entender esto y hacer una traslación de esta evaluación con letras a una calificación numérica, pero uno trata de hacerles entender eso, que si bien no hay una correspondencia si hay una correspondencia a la hora de evaluar la respuesta de cada uno. Y eso lo vamos a tener que retomar, estamos construyendo las bases para que cuando volvamos a la escuela presencial podamos empezar a construir un modelo de calificación tradicional.

Comentarios