PH: Pablo Cuarterolo. Perfil.com

Por Karina Insaurralde. Lic. en Educación.

El lunes pasado la televisión y las redes sociales nos despertaron con una noticia que nos “ocupó”: habían desaparecido tres chicas, entre ellas, una menor de edad. Parecía imposible no empatizar con la búsqueda de esas tres familias, con el dolor de temer el peor final. Nos faltaron tres hijas, hermanas, amigas.

48 horas después, en medio de acusaciones cruzadas e hipótesis que venían de distintos sectores, llegó la peor noticia: Lara, Brenda y Morena fueron asesinadas.

Esta vez, el dolor compartido por toda la sociedad duró poco. Palabras como prostitución, drogas y narco empezaron a esbozarse desde la pluma y la voz de los medios de comunicación. Y finalmente se levantó el dedo acusador de una sociedad que parece tener una empatía selectiva.

“Se lo buscaron”, dicen algunos. “La familia tiene la culpa por no cuidarlas”, sostienen otros. Pareciera que si las chicas estaban relacionadas con drogas o prostitución, entonces nos deberían doler menos. Sin embargo, a la mayoría nos duelen y nos obligan a poner en discusión temas difíciles de abordar. El principal tiene que ver con las drogas.

¿Qué estamos haciendo para evitar el consumo de drogas ilícitas? ¿Cómo frenamos a los narcos en nuestros barrios? ¿Qué papel tiene la escuela en este tema? Son preguntas que circularon estos días en programas de TV, debates acalorados en redes sociales y en la sobremesa de muchas familias. Preguntas complejas que nos llaman a la reflexión.

Recuerdo una nota que le hicieron a la Dra. Marta Braschi (una referente en materia de consumos problemáticos en la adolescencia, recientemente fallecida), en la que alertaba sobre la importancia de que la escuela aborde los consumos problemáticos a partir de la promoción de la vida sana, pero sin hablar directamente de las drogas ilícitas.

“Los temas finalmente salen… los chicos miran mucho, son muy observadores. Por más que no consuman y no tengan contacto directo, a través de un familiar pueden referenciar las distintas situaciones”, dijo la experta.

No podemos negar que el consumo de sustancias ilegales crece a pasos agigantados, ni el hecho de que el narcotráfico busca grietas por donde entrar a los barrios, que son justamente las grietas que deja al descubierto la ausencia del Estado. Y esta situación nos excede ampliamente. Los y las docentes no podemos ejercer una tarea que le corresponde a las autoridades.

Sin embargo, eso no quiere decir que nos quedemos cruzados de brazos mientras nuestros/as estudiantes son potenciales víctimas de esta situación.

No hay consenso acerca de lo que se debe hacer, y muchas veces la distancia entre lo que está plasmado en normas y planificaciones y lo que realmente pasa en las aulas es enorme.

Podemos hacer prevención primaria a partir de las jornadas de convivencia o los contenidos de materias como Construcción de la Ciudadanía, Psicología o Filosofía, pero, por sobre todas las cosas, debemos convertirnos en un lugar seguro para los y las estudiantes. Cuando chicos y chicas encuentran un espacio de confianza en el que puedan contar sus preocupaciones sin ser juzgados, parte del trabajo está hecho.

No necesitamos ser sus terapeutas ni sus padres o madres, tampoco ministros de seguridad; no hace falta ni siquiera recibir formación extra, basta con habilitar la escucha en el aula.

Desde ya que no podemos solos: necesitamos volver a construir lazos fuertes con las familias para acompañar el crecimiento de niños, niñas y adolescentes. Necesitamos también un Estado presente que llene esas grietas que permitieron que las drogas entren a la vida de los barrios.

Pero, por sobre todas las cosas, es imprescindible que la escuela termine de derribar los muros, porque lo que pasa en las calles repercute en las aulas, y tenemos que estar preparados para ello.

Hoy pedimos justicia para Brenda, Lara y Morena; a partir de mañana sigamos trabajando para convertir nuestras aulas en espacios de contención, confianza y acompañamiento, porque la verdadera prevención empieza cuando la educación y la comunidad se comprometen juntas a cuidar el presente y el futuro de nuestros estudiantes.

Material para trabajar en el aula: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/coleccion_sedronar_-_orientaciones_escolares.pdf.


El presente artículo refleja la opinión personal de su autora y no corresponde necesariamente a la línea editorial de Trama Educativa.

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