Debido a la masiva utilización de este almacenamiento y gracias a la conciencia ambiental, existen empresas y emprendimientos sustentables que ayudan a reducir los desechos contaminantes del campo. A través de los descartes de silo bolsa se crean aislantes para la construcción y objetos de uso diario.
La silo bolsa es un sistema que se usa en el campo mediante el cual, a través de bolsas plásticas, almacenan granos y los aíslan de las condiciones del ambiente, tanto para mantenerlos secos como para mantenerlos húmedos. A su vez permite tener un mejor control de la cosecha y mayor mano de obra al no depender de maquinarias para su colocación.
Argentina es el mayor productor global de silo bolsas. Pero como todo sistema masivo y, sobre todo, de un solo uso, tiene consecuencias para el ambiente. La problemática de estas bolsas conformadas de polietileno, es que cuando dejan de cumplir su función principal son desechadas generando grandes toneladas de desperdicios plásticos que tardan hasta mil años en degradarse.
El máximo de vida útil que tiene con su función principal es de 2 años y una vez que se abre para extraer los granos no sirve más. Se estima que en un año se utilizan 19 mil toneladas de silo bolsas en Argentina. La utilización de este material no está regulado por lo que termina generando desechos, calculados en 10 mil toneladas por mes, creando contaminación por su descomposición. De hecho, en un principio, la mayoría de las bolsas descartadas eran quemadas y el humo generado emite gran cantidad de sustancias tóxicas tanto para el ambiente, como para la salud de los animales y personas.
Sin embargo, muchos recicladores informales las reutilizan o las comercializan. Además, en algunos casos se puede observar que forman parte de los techos de las casas precarias que se pueden observar en la ruta. También existen algunas empresas sociales u organizaciones, como la Cooperativa Obreplas y Siclo Rural, que se dedican a retirar las silo bolsas en desuso para convertirlas nuevamente en plástico que puede ser utilizado para la producción de objetos. Una parte de ese plástico reciclado es utilizado para crear bolsas de residuo y otra se utiliza como aislante de polietileno negro para la construcción.
Por otro lado, hace algunos años, debido a la importancia que se le da al reciclado para el cuidado de la ecología y al consumo sustentable, surgieron algunos emprendimientos que utilizan el material para crear objetos o accesorios de uso diario. Mediante estos materiales, se crean mochilas, riñoneras, carteras, materas, porta notebook, y muchos otros accesorios que pueden ser utilizados y que son muy resistentes.
En nuestro país, la primera en realizar este trabajo fue la empresa Silobags, creada por Cintia Fehling, una diseñadora industrial preocupada por el impacto ambiental de los desechos plásticos. Además, emplea personas en situación de vulnerabilidad o que acaban de recuperar su libertad luego de cumplir su condena.
Gracias a este tipo de empresas sociales o emprendimientos se toma conciencia de la importancia de reciclar y de lo resistentes y duraderos que pueden ser los productos realizados con este material. Por su parte, los productores también colaboran, ya que son capacitados para poder entregar el material en mejores condiciones para su mayor aprovechamiento. Se le brindan instrucciones para cortarlas de una medida que sea más fácil de transportar y entregarla en rollos para conservarla una vez abierta. De esta forma, se crea una cadena de sustentabilidad que continúa generando conciencia en la importancia de darle una segunda oportunidad a los desechos plásticos.