Trama Educativa entrevistó a Belén Caputo, referente de «Rayuela: Club de Arte», sobre la continuidad de las actividades educativas en Rayuela desde el comienzo de la ‘cuarentena’ y el retorno a la presencialidad bajo un protocolo sanitario específico.
- ¿Cómo transcurrieron la primera etapa del Aislamiento Social, atento a la enseñanza virtual?
El lunes 16 de marzo cerré. Estuve todo marzo deliberando, tratando de hacerme amiga de la tecnología, por ZOOM. Y ahí empecé con las clases. Ahora, con la reapertura, nos preparamos con todas las expectativas, hago un reconto de todos estos meses y desde mi lado, fue positivo porque Rayuela no cayó, en un momento no pensé en cerrar, pero hay una crisis mundial, me va a afectar y se redujo a un 30% el cupo de Rayuela. Lo sobreviví con apoyo familiar.
Haciendo una evaluación desde lo efectivo y lo musical, es una buena evaluación. Si bien la tecnología es terrible, comunicarse, verse a través de los teléfonos, fue un aprendizaje. Trabajar la paciencia, el vínculo a través de esto, pero era la razón para que estén esperándome, nos veíamos una vez por semana, es música. Lo que yo me planteaba era que el mundo estaba cayendo y yo le estaba enseñando una canción a un niño, no estaba todo perdido.
Los niños se cortaban. Al ser más pequeños, más nerviosos se ponen, se corta, pierden la atención, pero tuve mucho apoyo de los padres. Allí estuvieron muy guerreros conmigo.
- Desde lo familiar y lo personal, ¿se ha tenido ese momento de compartir música para crearla y empezar a dar otros pasos desde la música?
Si, totalmente. Esto de a puertas cerradas, mucha gente lo vio como ‘estamos más tiempo juntos, hay que compartir’. Los teléfonos se empezaron a ver como un medio para trabajar, tanto los chicos con la escuela y las clases virtuales. La tecnología, en ese caso, fue un pesar también para los chicos. Por ejemplo, veía que en las clases virtuales muchos padres se quedaban para escuchar al hijo; yo ya lo he dicho, la importancia que es para el músico que otro escuche. Dicen que es música si hay un oído que está escuchando, otro oído, no el propio y que está emocionándose, o dice si se equivocó.
Lo virtual lo que viene a hacer es, por lo menos, encontrarnos y hacer música, a través de un dispositivo, pero hay música; yo escucho y vos estás tocando. No es lo mismo que mirarnos a los ojos, de estar ahí, de marcar una técnica en el piano, no es lo mismo, pero es una forma. Tengo una alumna de acordeón que es enfermera del Materno y no la puedo ver, y ella lo que siempre rescata que viernes a viernes nos vemos, y no dejó de tocar. El acordeón le sirve, es su escapa, es el viaducto donde largamos todo, lo bueno y lo malo.
Yo siempre hablo de mí, lo que hizo la música en mi vida, el canal de las emociones, de repetir y repetir. […] Hacer y hacer es un proceso de divertirse y sale bien. Con los años, la música te sirve para no pensar, evadirte, inspirarte, crear una melodía e identificarte con un momento de tu vida. Dijo Nietzsche, ‘sin música, la vida sería un error’. ¿Qué haría yo si no existiera la música?
- Rayuela reabrió sus puertas para las clases presenciales.
Se aprobó el Decreto, así que a partir del lunes 3 de agosto comenzamos las clases presenciales, con todos los recaudos. Habilita a actividades y ensayos de bandas, o sea que también lo interpretamos que pueden ser más de dos personas. Siempre con barbijo, trapo de piso con lavandina en la entrada, alcohol en gel, los instrumentos están desinfectados.
No estamos dando el taller de Iniciación Musical para nenes de 3, 4 y 5 años porque en esas edades es difícil obligarlos a que estén con los barbijos. La banda vuelve dividida; los lunes vienen 2, los miércoles seguimos con virtual porque algunos papás, por cuestiones personales, no quieren volver, los martes 2 o 3 más, y así. Los de la banda si tienen que traer sus propios instrumentos; los de viento están prohibidos. Entonces, estamos Luz y yo, dos o tres alumnos, para que siga ese intercambio tan rico, esto de tocar con otro, que resignifica; el amigo te espera, se ríe, te ayuda. Consideramos que está bueno; la clase individual es para el que está decidido, pero las minibandas es para que no se pierda lo que nos trae la música, compartir.
Yo varío las expectativas con cada uno; me doy cuenta lo que cada uno quiere con la música. Se trata de investigar eso, lo que cada quiere, lo que a cada uno le produce la música. En esta cuarentena, las expectativas eran que estuvieran listos en la hora de canto, de piano, con el ZOOM o la videollamada. Con esto presencial, me viene mucho de pensar y trabajar con la técnica, el vivo tiene más cosas, para transmitir.
Quienes quieran unirse a la familia de «Rayuela: Club de Arte», pueden acercarse a Almirante Brown 3852 o comunicarse por Instagram como Rayuela Club o Facebook como Rayuela Arte.