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La Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires emitió una carta abierta a toda la comunidad educativa ante los reiterados hechos de violencia que tuvieron a las instituciones como escenario y a jóvenes como protagonistas. “La escuela bonaerense es y será siempre un territorio de paz, diálogo y convivencia democrática”, afirmaron.

En las últimas semanas se conocieron distintos casos de violencia desatados en escuelas del territorio provincial, entre ellos, en Mar del Plata hubo dos estudiantes del Colegio Jesús María que amenazaron con un arma de fuego a uno de sus compañeros y un adolescente de 16 años que ingresó armado a la Escuela Secundaria N° 58. Ante esto, la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires emitió una carta abierta a la comunidad con el subtítulo “La escuela bonaerense es y será siempre un territorio de paz, diálogo y convivencia democrática”.

El texto inicia: “La escuela no es una institución neutral con relación a las situaciones de agresión, violencia y desvínculo que hoy afectan a muchos de nuestros niñas, niños, jóvenes, docentes, trabajadores auxiliares y familias. Reafirmamos su compromiso en la tarea de escuchar y poner palabras allí donde hay desconfianza y agresión entre pares o con cualquier miembro de la comunidad educativa”.

A su vez, remarcaron que “tiene un gran valor y potencia la intervención del Estado, cuando lo hace de manera integral”. Al respecto, informaron que la Dirección General de Cultura y Educación, junto a los ministerios de Salud, Seguridad, Justicia y Desarrollo de la Comunidad realizan acciones e incrementarán su presencia en las comunidades en las que se manifiesten conflictos, mientras redoblarán esfuerzos para garantizar las medidas de resguardo y reparación de docentes y auxiliares que sean víctimas de violencia.

“En general, los indicios de situaciones de conflicto se advierten en primer lugar en la escuela que, con frecuencia, observa lo que la sociedad muchas veces no ve o se niega a ver. Consideramos que en toda institución hay autoridades que deben ser respetadas y hay  diferentes responsabilidades, y las personas deben asumir las consecuencias de sus decisiones en cualquier condición y a cualquier edad. No creemos en los caminos del mero punitivismo, ya que castigar no es la única forma de educar”, declararon.

Por otra parte, se dirigieron a las familias: “Solicitamos que el mundo de las y los adultos actúe con la corresponsabilidad que la situación demanda. Observamos que con reiterado simplismo se deposita en la institución escolar y en sus docentes toda la responsabilidad de la educación de las niñas, los niños y adolescentes, quienes pasan en la escuela aproximadamente el 15% de sus vidas, el resto lo viven con su familia, amigas y amigos, en las calles o en distintos entornos sociales”.

Además, señalaron: “Somos testigos de la existencia de un contexto de agresividad y hostilidad que necesariamente impacta en la cotidianeidad de la escuela: insultos, peleas, descalificaciones son moneda corriente en la vida social, de igual modo que es fácil observar como se ha degradado la conversación pública en la sociedad argentina. Con preocupación, observamos que desde las más altas esferas de responsabilidad pública, se modeliza un discurso agresivo, que incluye la violencia verbal, el destrato y la intolerancia hacia los que opinan diferente, que en nada colabora en la formación de las personas y que está absolutamente alejado de las más elementales prácticas de la convivencia democrática”.

En lo que respecta a la virtualidad y las redes sociales, expresaron: “Es un mundo sin normas, habilitado para decir y mostrar todo, para exponer y humillar sin consecuencias. En ese nuevo territorio carente de ley, el conflicto se dirime con la eliminación o el bloqueo de la otra o el otro. En las redes es tan sencillo ser humillado, como humillar, o dejar al resto fuera de juego. No debe ocurrir eso en la realidad social y comunitaria”.

Por otro lado, mencionaron el desarrollo del programa “La salud mental es entre todas y todos”, que interviene sobre el padecimiento subjetivo en las escuelas; la creación de una guía y protocolo para situaciones de conflicto escolar, y la realización del programa “Cuidar y proteger escuelas y comunidades” en distritos del conurbano bonaerense.

Por último, concluyeron: “Tenemos la convicción de que es muy necesario consolidar los lazos solidarios, el encuentro con el otro y prestar una mano al que lo necesite. No vamos a dejar que la escuela abandone la tarea de transmitir estos valores a las nuevas generaciones. Sin dejar de asumir las deudas, queremos reconocer a quienes construyen día a día una mejor educación: a los estudiantes, educadores, auxiliares, cooperadores, representantes gremiales, familias”.

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