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Este viernes se inauguró la sala silenciosa de la Biblioteca Central de la Universidad Nacional de Mar del Plata ubicada en el Complejo Universitario. El acto contó con la presencia de autoridades de la UNMDP, personal no docente, estudiantes y representantes de agrupaciones estudiantiles.

La inauguración de este nuevo espacio académico es la concreción de una demanda histórica de la comunidad universitaria, cuyas raíces se extienden a los primeros años de la década del 2000. Durante el acto, el rector Alfredo Lazzeretti recordó el largo y complejo camino de la obra, que formaba parte de un paquete de proyectos de hace casi veinte años. Mencionó las múltiples dificultades que debió afrontar, incluyendo la quiebra de la empresa adjudicataria y la pérdida del financiamiento original.

Lazzeretti señaló que la primera etapa del proyecto había sido impulsada gracias a créditos de la CAF, que permitieron avanzar con la torre anexa y parte de la infraestructura del complejo. Sin embargo, explicó que la ruptura contractual con la empresa encargada de la obra paralizó gran parte del edificio de la biblioteca y obligó a la institución a reiniciar procesos administrativos y licitatorios. Ese camino, marcado por contratiempos, impidió completar el proyecto dentro de los plazos del financiamiento externo.

El rector remarcó que la decisión de retomar la construcción con fondos propios se dio “por convicción y por compromiso” con las y los estudiantes, entendiendo que la obra trascendería a cualquier gestión universitaria. En su mensaje, además, agradeció a su equipo y a quienes acompañaron durante sus años de trabajo, dado que la inauguración coincidió con su último día al frente de la institución.

El secretario de Planeamiento, Obras y Servicios, Eduardo Oxarango, destacó que la sala silenciosa corresponde a la planta alta del edificio y forma parte del proyecto original del año 2004, surgido de un concurso en el que él mismo había participado. Señaló que la obra habilitada incluye la nueva sala, un núcleo sanitario, ascensores y un sistema de rampas que mejora la accesibilidad desde todos los niveles del complejo.

Oxarango subrayó que la obra se realizó íntegramente con fondos propios de la UNMdP, provenientes del presupuesto anual aprobado por Nación, y que la empresa Indarco resultó adjudicataria de la licitación pública. Esta modalidad permitió mantener la continuidad del proyecto a pesar de que no contaron con financiamiento externo.

Por su parte, Daniel Reynoso, secretario académico de la UNMdP, resaltó que la inauguración de la sala silenciosa implica recuperar un espacio fundamental para el clima académico de la universidad. Destacó, además, la relevancia de la biblioteca para la investigación, al ser el punto de acceso institucional a colecciones y bases documentales que, por su costo, no podrían ser afrontadas individualmente por los equipos de investigación. En ese sentido, señaló que disponer de un espacio silencioso, accesible y centralizado era un paso clave para fortalecer el trabajo de múltiples carreras y disciplinas.

La nueva sala silenciosa responde a una necesidad real de la ciudad, ya que no existen otros ámbitos de características similares para el estudio individual. Esto brinda mejores condiciones a estudiantes que se desplazan desde lejos o que requieren un lugar de permanencia entre cursadas y actividades académicas.

El director de la Biblioteca Central, Oscar Fernández, aportó una mirada histórica al recordar que los orígenes del proyecto se remontan a los años posteriores al recorte presupuestario de 2001. Explicó que cuando Nación reintegró esos fondos, la universidad decidió destinarlos a una obra que representara el espíritu institucional y que proyectara una visión de futuro: el edificio de la biblioteca central.

Por último, el director enfatizó que en la tradición universitaria, las bibliotecas son consideradas “la cara de la institución” y un indicador clave de su calidad académica, documental y social. En esa línea, celebró que la UNMdP pueda ofrecer un espacio moderno y adecuado que beneficie no solo a estudiantes y docentes, sino también a toda la comunidad marplatense.

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