En pleno centro de Mar del Plata, el Instituto Loris Malaguzzi sostiene una pedagogía inspirada en la experiencia del pedagogo y periodista italiano que le da nombre, donde la autonomía, la alegría y los múltiples lenguajes de la infancia se convierten en ejes centrales. Su directora de nivel primario, Gisela Vallespir, dialogó con Trama Educativa sobre este proyecto que busca formar niños y niñas independientes, críticos y creativos.
“La propuesta de Malaguzzi nace en la posguerra, cuando junto a las familias empieza a cocrear espacios de trabajo. Nosotros siempre decimos que estamos inspirados en esa pedagogía, aunque tenemos otro contexto histórico y normativo. Lo central es el trabajo con la autonomía: formar niños autogestivos”, explicó Gisela Vallespir, directora del nivel primario.
En el Instituto la tarea escolar se concibe como un proceso compartido. Los docentes no se limitan a transmitir contenidos, sino que habilitan proyectos donde los estudiantes pueden aportar lo que investigan fuera de las aulas: desde la visita a un museo hasta una entrevista con un vecino especialista. “Buscamos que la motivación personal sea el motor del verdadero aprendizaje”, subrayó la directora.
El corazón de la propuesta se centra en los cien lenguajes del niño, una metáfora creada por Loris Malaguzzi que reivindica la diversidad de modos de expresión de la infancia. Así, los contenidos curriculares se atraviesan con experiencias artísticas, corporales, tecnológicas e idiomáticas. El proyecto incluye talleres de música, teatro, danza folclórica, informática, inglés e italiano, además de actividades extracurriculares que amplían la jornada escolar.
El aprendizaje también se construye en comunidad: padres y madres aportan sus saberes en charlas y talleres, mientras que los estudiantes participan de salidas educativas y de la propuesta “El aula derriba sus muros”, que busca llevar el conocimiento más allá de los límites escolares. “Si no hay emoción, no hay aprendizaje”, recordó Vallespir, retomando uno de los principios centrales de la neurociencia que sostiene esta mirada pedagógica.
El acompañamiento cercano de cada trayectoria escolar se facilita con grupos reducidos, de alrededor de 25 alumnos por aula. Esto permite atender a la diversidad, trabajar con agrupamientos flexibles y poner en marcha proyectos de patio lúdico y recreos activos que cuidan tanto la dimensión pedagógica como la emocional.
Actualmente, la inscripción se encuentra abierta durante todo el año, en tanto haya vacantes disponibles. Las familias interesadas pueden acercarse a la sede de la institución, en 20 de Septiembre y Rivadavia, para conocer la propuesta educativa y solicitar una entrevista.